Carolina Martínez y Gustavo Leal*
Fraude y vitaminas

Desde 1990, rodeados de lujo y derroche, se reunían como auténticos mafiosos. Pero su francachela era, sin duda, costo-efectiva. Los elegantes, lozanos y, por supuesto, inmejorablemente pagados ejecutivos de las trasnacionales farmaceúticas Basf (alemana) y Roche (suiza) celebraban una vez al año el rito propiciatorio.

En sus manos estaba el 70 por ciento del mercado de vitaminas y toda la fabricación mundial de la A, B2, B5, C y E. No poco: en las ventas totales de productos para la atención de la salud (1998), les correspondió el 33.5 por ciento, seguidas de lejos por los remedios contra resfríos y alergias 18.8 por ciento; analgésicos 13.1 por ciento y remedios digestivos 12.9 por ciento (The Economist, 22/5/99, p.116).

En hoteles de Gran Turismo o en imponentes residencias, siempre discretos y extremadamente prudentes --destruían, por ejemplo, todos los documentos de trabajo--, unificaban primero la información y luego pactaban los nuevos términos para controlar y distribuirse el mercado del nuevo año. Se dosificaban los productos si aumentaba la demanda; se invadía el mercado con los más rentables y se fijaban los precios para las compañías compradoras que vendrían a repercutir en el consumidor.

Para no despertar sospechas, nunca ''planearon'' en Estados Unidos. Sin embargo, fue ahí donde el destino los alcanzó: dado que las vitaminas son un componente habitual de alimentos como la leche o el pan, y después de conocer quejas de más de 50 compañías consumidoras (básicamente fabricantes de alimentos para animales), el Departamento de Justicia, vía Janet Reno, no tuvo empacho en reconocer que en los últimos diez años los estadunidenses ''han pagado precios inflados artificialmente para productos que han comido y bebido''.

Pero además de fijar precios, en la ''Cumbre'', también se repartían las ofertas. Cuando, por ejemplo, una compañía de cereales subastaba el contrato para la compra de vitaminas, se acordaba cuál fabricante debería ganar. Eso sí: el conocimiento casi digital del mercado, garantizaba un reparto equitativo de los contratos que dependía del tamaño de las empresas. La ''Cumbre'' anual contaba, además, con el indispensable follow up: sucesivos encuentros trimestrales de seguimiento, en los que intercambiaban información sobre el volumen de ventas para asegurar que los precios ''pactados'' se respetaran. šAy del que vendiera más de lo acordado! De probársele, era obligado a comprar existencias sobrantes de los otros y así equilibrar la balanza de acuerdo al compromiso. Toda la información anterior está prolijamente documentada por Javier del Pino y Santiago Hernández de El País (30/5/99).

Al igual que el buen deporte --ciertamente no la modalidad destructiva ''healthy'' que, al violentar y someter al cuerpo a esfuerzos descomunales, culmina atentando contra él--, las vitaminas representan un complemento fundamental en el proceso que construye la salud. Son sustancias orgánicas imprescindibles para el desarrollo de la vida, de amplio consumo popular y también como suplemento nutritivo que enriquece alimentos.

La necesidad de esta componente vitamínica adecuada podría cruzar el entero mapa sanitario mexicano, en especial los Programas de Salud Reproductiva y de Atención a la Salud del Niño, tal como lo organiza y pretende instrumentar la Secretaría de Salud (Ssa) como parte de sus diez programas prioritarios (Prioridades en Prevención y Control de Enfermedades. Secretaría de Salud. Disponible en: URL:http://www.ssa.gob.mx/programas [citado el 30 de marzo de 1999]).

Pero en especial y de cara al Progama Prioritario de Atención a la Salud del Adulto y del Anciano šhacemos votos por que el ''síndrome Corleone'' no se haya extendido a la industria químico farmacéutica! Porque este programa proyecta --siguiendo al INEGI (Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, 1997)--, un universo de casi 51 millones de mexicanos de 20 años y más, en donde se concentra el grueso de la carga nacional de la mortalidad y una morbilidad nada despreciable (Mortalidad 1997, Ssa): diabetes mellitus, hipertensión arterial, neoplasias malignas, isquemias cardiacas (que, por cierto, no aparecen en el Programa). Se trata de un mercado de considerable tamaño. Sería preocupante que el destino de los numerosos portadores de padecimientos crónico-degenerativos cuyo control requiere del consumo cotidiano de ciertos fármacos, corriera la misma suerte que las vitaminas.

La revelación de este fraude mundial pone sobre la mesa uno de los problemas que hay tras el consumo general de medicamentos. ƑSerá la punta de un iceberg?

* Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco