n Les fabrican delitos para detenerlos, advierte ONG


Persecución policiaco-militar contra simpatizantes del EZLN

Jesús Ramírez Cuevas, especial para La Jornada, Taniperla, Chis., 8 de junio n Con las operaciones policiaco-militares realizadas en las cañadas de Ocosingo se ha desatado una campaña de persecución en contra de los indígenas que simpatizan con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En los últimos cinco días han sido detenidos tres campesinos zapatistas de las comunidades El Censo y Pavorreal. En dos semanas ocho zapatistas de Ocosingo, Altamirano y Chilón cayeron a la cárcel.

En El Censo (municipio autónomo Ricardo Flores Magón) fue detenido Miguel Hernández Sántiz con lujo de violencia. El miércoles 2 de junio ''los policías de Seguridad Pública y judiciales entraron a mi casa a las tres de la mañana, destruyeron mis cosas, me golpearon y me insultaron. A puras groserías me dijeron que era zapatista y por eso me iban a llevar. Mi mamá estaba llorando y la agarraron a cachetadas para que se callara'', contó Miguel en la cárcel municipal de Ocosingo, donde permanece sin saber de qué se le acusa.

Su primo, Joaquín Hernández Sánchez, fue detenido al día siguiente en Ocosingo, acusado de lesiones y robo con violencia, delitos que cometió otra persona del mismo nombre en contra de habitantes de Ampliación Taniperla, donde operan grupos paramilitares.

El lunes 7 de junio, en otra incursión policiaco-militar en Pavorreal (municipio autónomo Francisco Gómez), fue detenido José Sántiz Gómez, simpatizante de los rebeldes. Está preso en Ocosingo acusado de lesiones, pero asegura que es inocente. Aunque alcanza fianza, el juez no le ha comunicado que tiene ese derecho, informó el Centro de Derechos Humanos Fray Lorenzo de la Nada. Otro zapatista de Pavorreal está preso desde abril: se trata de Jerónimo Gómez Sántiz, acusado de privación ilegal de la libertad, hechos en los que no tuvo responsabilidad, según señaló la citada organización no gubernamental.

En la misma cárcel se confirmó la consignación de otros dos zapatistas de La Laguna, municipio autónomo 17 de Noviembre, detenidos en Altamirano el 25 de mayo como supuestos responsables de robar unas vacas a un campesino priísta de la misma comunidad, el cual ''nunca ha tenido ganado y ahora recibe un sueldo del gobierno para dividir a la comunidad'', denunciaron los familiares del acusado. A ellos se suman el dirigente de la organización indígena Xi Nich, Manuel Pérez Constantino, y el campesino Jesús Hernández Gutiérrez, detenidos el primero de junio en El Limonal, municipio de Chilón, acusados de encabezar un retén zapatista en ese lugar.

''Hay una campaña en contra de los simpatizantes del EZLN de las Cañadas''. Estos seis casos ''demuestran que a los indígenas se les está encarcelando por el simple hecho de ser zapatistas, les fabrican los delitos y les niegan sus derechos humanos durante la detención y el encarcelamiento'', señaló el Centro Fray Lorenzo, de Ocosingo.

Por los caminos del río Perla

Taniperla es una de las comunidades indígenas que han sido convertidas en cuartel. Antes de llegar aquí hay que atravesar 70 kilómetros de terracería desde Ocosingo y pasar tres retenes militares, uno cerca de Nueva Estrella, otro en Monte Líbano y el tercero en Taniperla, donde todavía está fresco el recuerdo del 10 de abril de 1998, cuando más de mil soldados y policías tomaron el pueblo, sede del municipio autónomo Ricardo Flores Magón. La mayoría de los indígenas zapatistas se refugió en las montañas varios meses, pero poco a poco regresaron a sus casas. Algunos no pudieron hacerlo por estar amenazados por los paramilitares que controlan el pueblo.

Un grupo de soldados recibe a los autos y anota los nombres de los pasajeros, aunque no hay letrero que señale que es un puesto de control del Ejército. Un policía de Seguridad Pública revisa el interior del vehículo. Desde hace un año los soldados y los policías instalaron ilegalmente cuarteles en la escuela primaria de la comunidad.

Los simpatizantes zapatistas que viven en Taniperla aceptaron hablar brevemente con La Jornada, protegidos por la noche para no ser identificados por los paramilitares priístas que operan ahí, ni por los soldados que rondan las casas. Estuvieron refugiados en el monte durante varios meses, pero la mayoría ya regresó al pueblo.

En la oscuridad de una calle, Abelardo, un viejo campesino zapatista, denunció que en El Censo, ''la madrugada del 2 de junio llegaron tres camiones de Seguridad Pública y detuvieron a Miguel Hernández Sántiz. Iba con ellos un grupo de priístas paramilitares de Taniperla. Le quitaron dos radios de banda civil que tenía y lo acusaron de ser zapatista''.

Don Abelardo fuma intermitentemente su cigarrillo para que la luz no delate su presencia. Afirma que los soldados recorren las calles molestando a las mujeres. ''Cada tarde seis camiones de Seguridad Pública patrullan El Censo y en el camino hacia Taniperla interrogan a los campesinos. En los patrullajes van revueltos los policías estatales con los paramilitares, encabezados por Pedro Chulín Jiménez. Revisan las mochilas de los campesinos les preguntan que si son zapatistas...''

La entrevista con los indígenas es interrumpida por la súbita llegada de tres soldados en servicio que, después de iluminar con una lámpara y contar a la gente reunida en una esquina, preguntan para disimular: ''ƑNo saben dónde venden cerveza? Es que nos dijeron que por aquí''.