Antes resultaba un lugar común. Ahora es una novedad que en el discurso priísta se recuerde a la Revolución Mexicana, así sea como ayer lo hizo el presidente de la Fundación Luis Donaldo Colosio, el senador Oscar López Velarde, para redefinirla y ubicarla en la realidad actual del país.
``Para los priístas -dijo el legislador de Aguascalientes- la Revolución es origen y destino. La concebimos como un gran movimiento social, político y cultural por la identidad nacional, la soberanía, la democracia, la libertad y la justicia que constituye, a un tiempo, nuestro punto de partida y nuestro anhelo. La entendemos ajena a dogmatismos y enemiga de la inmovilidad, presta a la renovación creativa y con visión hacia adelante. Por eso, porque no confundimos la conservación del poder con la conservación del orden de las cosas, sabemos que nos mantendremos a la vanguardia en tanto sigamos siendo revolucionarios, en la medida en que nos mantengamos fieles a nuestra vocación transformadora''.
En el actual proceso de elección del candidato presidencial priísta, no es la primera mención del movimiento social de inicios del siglo, pues antes lo hizo, por ejemplo, el ex secretario de Gobernación Fernando Gutiérrez Barrios al tomar posesión como responsable de la comisión encargada de conducir el proceso interno.
La referencia de López Velarde tiene mayor significado, por cuanto lo dijo al inicio de los trabajos para elaborar la plataforma electoral del tricolor con vista a las elecciones presidenciales del año venidero.
La primera conclusión sería que el partido en el gobierno intenta hacer honor a su nombre de Revolucionario y alejarse de las tesis neoliberales que se le impusieron durante los tres últimos sexenios. Si así fuese, resultaría un importante avance, por lo que implica de compromiso con los sectores de menos recursos, los más afectados por la larga crisis y las duras medidas aplicadas para tratar de superarla.
Por lo pronto son palabras. Habrá que esperar a ver si ese compromiso se refleja en la realidad.
De momento, sería conveniente tomarle el parecer a José López Portillo, quien se ha proclamado como el último de los presidentes revolucionarios.
La cosecha
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