n ƑCómo rechazarla sin parecer intransigentes?, la duda
La propuesta del rector llevó al CGH del enojo a la reflexión
Hermann Bellinghausen n Desde ''es una burla, un insulto'', a un moderado ''no salva el punto'', si en algo tienen consenso los delegados del CGH es en rechazar la propuesta hecha por el rector Barnés, horas antes; además, consideran que no responde al movimiento de huelga.
De todas formas, el movimiento estudiantil queda emplazado por el manejo mediático (''cede el rector'', dictaba un verspertino), a ''ceder'' también, o si no mostrarse ''intransigente''.
La bulliciosa asamblea en el auditorio de la Preparatoria 9, no lejos de la Villa de Guadalupe, intentó escuchar un casete con el mensaje del rector, pero el sonido era tan deficiente que sólo se distinguía un murmullo ininteligible. Después se hizo sonar un pasaje del noticiero radiofónico con la voz del rector, pero en tan pocas palabras que la gente nada más se rió. Tuvieron que llegar dos consejeros universitarios que participaron, como miembros que son, en la sesión de trabajo de la Comisión de Legislación donde el rector lanzó su bola de humo, para que se conociera el contenido de la propuesta.
Otra vez, a pesar de sus diferencias, el CGH reconoció que Barnés no responde al movimiento de huelga, y todos vieron la intención de dividir a los estudiantes con una promesa reducida y ambigua.
Uno de los primeros oradores, Francisco Cruz, de Economía, dejó claras las limitaciones del debate en el CGH en esta sesión. Destacó que si los delgados apenas conocían las propuestas del rector, mucho menos las asambleas de las escuelas. De este consejo no saldría una decisión al respecto.
El desconocimiento a Barnés como autoridad e interlocutor unifica a todos, pero las interpretaciones de su anuncio son diversas. Para unos delegados y oradores, ''hay un nuevo escenario'' o '''el alargamiento del semestre significa evitar las extramuros'', y ''la exigencia es el diálogo público''.
Para otros, rectoría ''está dando atole con el dedo''. Uno de Economía dice que ''hay que desconocer al rector por incapaz''. Una estudiante de Ciencias le pone el cascabel al gato: ''La maniobra del rector es clara, busca dividirnos'', y prevé que ''esa discusión se va a dar''; un sector considera que ''ya triunfamos''. Y otro sector ve que la lucha apenas comienza.
''El rector no responde al pliego petitorio'', dijo Higinio Muñoz, también de Ciencias. Para unos de Ciencias Políticas, la propuesta ''es mediatizadora'' y recuerda que el congreso universitario que derivó hace una década del movimiento ceuísta ''fue un fracaso, ni siquiera consiguió que desapareciera el Tribunal Universitario''.
Ya se cocinaban anoche los calificativos de ''vendehuelgas'' para quienes insistían que puede estarse abriendo ''un panorama distinto'' que favorece al diálogo.
La verdadera encrucijada, largamente anunciada de esta huelga, al fin se aproxima. ''Con rectoría no se puede resolver'', dice uno de Derecho. Entonces Ƒcon quién?
Un sector ya invoca, reiteradamente, la celebración de un congreso universitario constituyente que, sin participación de las autoridades, sólo estudiantes, académicos y administrativos, ''refundaría la universidad a partir de una nueva Ley Orgánica''. Esto aunque la Ley Orgánica de la UNAM fue expedida por el Congreso de la Unión. No obstante que es un punto para el cual las escuelas no traían acuerdo, se intentó poner a votación.
Otros hablaban de revisar el desconocimiento que hizo este CGH del Consejo Universitario y aceptarlo como interlocutor. Otros más proponían una comisión interna de los órganos de gobierno de la UNAM. Hasta el momento, una mayoría de 23 escuelas se ha manifestado por que la negociación sea dentro de la propia universidad.
Para unos, llegó la hora de agudizar el movimiento y ''pasar a la ofensiva'', para otros es momento de darle una oportunidad a la negociación. Si el rector le apuesta al divisionismo, como dicen los estudiantes, es hora de que las asambleas de las escuelas hablen mucho. Se aproxima la hora de la verdad.
Inflexibles, aun contra la ley
Del lado de las autoridades universitarias, en bloque y por separado, no se ve disposición al diálogo. La insistencia en la persecución policiaca y académica de los huelguistas, en el marco de las actividades extramuros, antes que el menor acercamiento es causa directa de las monstruosas dimensiones que ha tomado el hostigamiento contra dos estudiantes del CCH Sur.
Cuerpos de seguridad cuyo cabo suelto inicial parte del propio CCH, han secuestrado, amenazado y torturado reiterada y ejemplarmente a Juan Carlos Zárate, como ''mensaje'' a otro joven, Rodrigo Figueroa. Ambos, participantes de la huelga.
ƑO de qué manos viene esta absurda persecución, que podría ser sobre cualquier otro de los miles de estudiantes huelguistas? ƑQué mensaje, y de parte de quién, abriga este meticuloso trabajo represivo?
Este agravio, extralegal, por decir lo menos, participa de un clima donde el rechazo total a las demandas estudiantiles parece la divisa del rector Barnés, de la Comisión de Encuentro y de los directores.
El cierre de institutos de Humanidades por parte de las autoridades anuncia que éstas se preparan a que la huelga se prolongue. Las clases extramuros, que según los cálculos más optimistas han atendido a la mitad de los estudiantes, no convencieron a nadie. Fueron un golpe publicitario sin ningún valor pedagógico o de ejercicio intelectual.
A la vez, los porros papalotean por CCH Vallejo, las prepas y las ENEP, enseñando el pomo y los dientes.
Medidas unilaterales, trato de ''peladitos'' y delincuentes a los huelguistas, fingimiento académico, procedimientos vergonzantes para con los estudiantes que no están con el paro. Todo confluye en una descomposición, al parecer deliberada, de la convivencia universitaria. Como si le apostaran al endurecimiento de los huelguistas en una estrategia de las autoridades que sólo parece tener un nombre: provocación.
El caso de Medicina
La denuncia presentada por un grupo de estudiantes de la Facultad de Medicina contra su director, Alejandro Cravioto Quintana, pone en evidencia uno de los casos más extremos -ciertamente no el único- de violación a la legislación universitaria por parte de las autoridades.
Aprovechando las peculiaridades de la carrera de Medicina, e invocando compromisos con las autoridades del sector salud, el doctor Cravioto desarrolló una versión particular de clases, trámites y sobre todo exámenes extramuros que han provocado ''daño moral'' a los estudiantes, quienes lo demandaron en consecuencia.
Bajo presiones, y sin condiciones adecuadas para su desarrollo, la Facultad de Medicina ha sometido a los alumnos de ciclos básicos a exámenes departamentales semiclandestinos, vergonzantes y según los estudiantes, ilegales. A partir de la semana pasada, y hasta la próxima, y con la intención de dividir al estudiantado, los exámenes se han efectuado (o intentado) en restaurantes Vips, casas particulares, iglesias, bodegas y hasta baños, y no sólo en aulas de la Secretaría de Salud.
También los académicos han manifestado su desacuerdo. Pero el ambiente de incertidumbre y presión en la facultad es tan pronunciado, que los académicos se muestran sumamente parcos y desconfiados. No obstante, una manta en la fachada de la facultad, firmada por los docentes de Medicina, dice: ''Dr. Cravioto: alto a las evaluaciones extramuros, ilegales, indignantes e incompletas''.
Como en todo durante el presente conflicto, los estudiantes han sido más firmes. Con el respaldo de numerosos compañeros suyos, tanto huelguistas como al margen del paro, Arturo Meza, Carolina Consejo y Tomás Loza emprendieron una acción legal.
Con base en declaraciones del propio Cravioto, y sobre todo en sus acciones, los alumnos inconformes aseguran que el director ''ha violado los principios éticos y académicos que sirven de simiente a nuestra universidad, pasando por alto las normas jurídicas y poniendo en peligro el frágil y tortuoso proceso de diálogo que se está gestando'', y llaman a las instancias de gobierno y a la comunidad a ''impedir que se siga violentando nuestra legislación''.
El pasado 13 de mayo, reunido en secreto con los jefes de grupo de segundo año, el doctor Cravioto anunció que aplicaría exámenes departamentales, finales y extraordinarios extramuros, los cuales no incluirían la totalidad del temario y ''obviarían'' la práctica. A partir de la discutible apreciación de que ''la resolución del problema de la universidad no pertenece a los estudiantes'', Cravioto ''obvió'' al Consejo Técnico, al Reglamento General de Exámenes (artículos 1, 2, 5, 6, 9 y 10), el Estatuto General de la UNAM y el Estatuto del Personal Académico. Los estudiantes argumentan que, en el ámbito universitario, el funcionario se hace acreedor ''a que se le finquen responsabilidades'' en los términos de la legislación universitaria.
Además, en el ámbito de la justicia civil, los inconformes demandaron al funcionario por daño moral, en un sentido académico y psicológico. Los procedimientos han sido ilícitos, y amenazan el futuro académico de quienes no acataron las medidas del director.
Invocando al Estatuto General de la Universidad Nacional (que a la letra prohíbe ''la hostilidad por razones de ideología o persona''), los estudiantes aseguran que las decisiones del director constituyen medidas ''de presión política con graves repercusiones académicas para un grupo muy grande de universitarios''.
Independientemente de sus características (los temas obviados, las prácticas canceladas, exámenes aplicados en recintos no universitarios por personal académicamente incapacitado y en lugares impropios), la iniciativa del director de Medicina ''en si misma representa un acto de hostilidad contra los alumnos, que lo hace acreedor a una sanción tal y como lo marca el Estatuto''.
Crece la preocupación en la Facultad de Medicina, donde la tradición vertical y autoritaria, a diferencia del resto de la Universidad Nacional Autónoma de México, constituye todo un sistema de lealtades políticas y competencia feroz por los peldaños académicos y las fuentes de trabajo.