n Más de 9 mil kilómetros de vialidades, copados mañana, tarde y noche
Tres millones de automovilistas se disputan cada día las calles del DF
n Invierten hasta dos horas en desplazarse a sus centros de trabajo, revela un estudio universitario
Elia Baltazar n Para los automovilistas, la ciudad de México se ha convertido en la ruta de un viacrucis diario. Poco menos de tres millones de automóviles se disputan un espacio en los 9 mil 116 kilómetros de cinta asfáltica que cruza el Distrito Federal. Pero no están solos. A su paso habrán de enfrentar marchas, congestionamientos viales, las embestidas del transporte público y el acecho de policías, franeleros ųmejor conocidos como viene-viene-- y comerciantes ambulantes que ahora se pasean campantes en lo que alguna vez fueron vías rápidas.
Todo lo anterior no sólo ha aumentado los tiempos de desplazamiento de automovilistas que transitan por la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, condenados a invertir un promedio de dos horas diarias en el traslado a sus centros de trabajo y de vuelta a casa, según revelan estudios del Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA). También se han elevado los niveles de estrés y violencia, así como el número de accidentes de tránsito, ubicados como la principal causa de muerte entre los capitalinos, como se establece en las estadísticas del Servicio Médico Forense, organismo que reportó que en 1998 mil 632 personas murieron a consecuencia de este tipo de incidentes.
Estudios del gobierno capitalino revelan que en la ciudad de México se realizan poco más de 21 millones de viajes/persona por día, cifra que incluye vehículos particulares, taxis, microbuses y camiones. La magnitud del problema vial metropolitano es de tal magnitud que se calcula que la sola porción del costo social que ocasiona la operación de los automóviles particulares y la pérdida de tiempo de los usuarios se estima en 7 millones de dólares anuales, según cálculos de los especialistas del PUMA.
Sobre el uso de los automóviles en la ciudad, se apunta: "El caso del área metropolitana es un ejemplo dramático de cómo la suma de racionalidades individuales conduce a la irracionalidad colectiva".
En el Distrito Federal los vehículos particulares representan 85 por ciento del total del parque vehicular, pero sólo sirven a la quinta parte de la población, pues en promedio, en cada uno de los autos de la ciudad viajan 1.2 personas. Y no sólo eso. Cada año se suman 250 mil automóviles nuevos a los casi tres millones que ya circulan por la ciudad. De modo que conforme la concentración vehicular crece, se observa una reducción de la velocidad media del tránsito.
Como resultado de lo anterior, actualmente los niveles de concentración de entre 40 y 50 vehículos por kilómetro y por carril, que típicamente se veían a la hora pico de las 6 de la tarde, ahora se extiende hasta las 9 de la noche, cuando en el pasado en ese horario se podía fluir relativamente bien con concentraciones de poco más de 20 vehículos por kilómetro y por carril (excepto en viernes de quincena). Por las mañanas las cosas no son mejores, pues de las 6 a las 9 horas se realiza 40 por ciento de los viajes totales diarios de vehículos particulares y públicos.
La marcha de los automóviles se ha visto frenada, además, por las constantes concentraciones públicas, pues en la ciudad de México ocurren en promedio dos marchas diarias, que se concentran principalmente en el centro, obstruyendo importantes vías de circulación. Las constantes manifestaciones que se suceden en la capital del país obligaron a que la Secretaría de Seguridad Pública aplicara un plan vial que sólo en un radio de 10 kilómetros incluye 29 puntos de conflicto, específicamente en la zona centro de la ciudad.
Así la velocidad promedio de los automóviles en aquellas vías de mayor tráfico vehicular apenas alcanza los 14.2 kilómetros por hora, mientras que en horas pico desciende a 9.8.
Salud en riesgo
El precio que paga un automovilista por el uso de su vehículo no sólo tiene costos económicos para su bolsillo, sino para su salud.
Según cálculos estimados por el investigador Rafael Pedrero Nieto un automóvil consume en una semana la misma cantidad de energía que aquella que requiere una familia media para subsistir durante un año. Además, se calcula que cada automóvil absorbe por lo menos una quinta parte de los ingresos totales anuales de un usuario.
Con base en cifras del censo realizado por INEGI en 1990, se estima que sólo ese año el costo económico adicional de la operación de los autos particulares y las pérdidas de tiempo de sus usuarios fue de 7 mil 100 millones de dólares, lo que "resultó del mismo orden de magnitud que el servicio de la deuda externa y superior al ingreso neto de divisas del país por exportación de un millón 300 mil barriles diarios de petróleo crudo".
Pero al margen de los cifras, se agrega uno de los factores más costosos en términos de salud pública, que es el estrés, la violencia y el aumento de accidentes viales.
Según datos de la Secretaría de Seguridad Pública, en el segundo semestre de 1998 ocurrieron 5 mil 674 accidentes de tránsito, en los cuales se vieron involucradas 5 mil 446 personas y 5 mil 994 vehículos.