La Jornada miércoles 2 de junio de 1999

René Drucker Colín
ƑQué hay en el fondo del conflicto de la UNAM?

Es evidente que un conflicto que se ha alargado demasiado, y que por desgracia no parece tener un fin próximo, ha tenido, tiene y tendrá un amplio abanico de posiciones, opiniones y propuestas sobre lo que se tiene que hacer durante estos difíciles tiempos universitarios. Así es la Universidad y así debe ser, pues todas las opiniones deben ser escuchadas, aún y cuando no vayan de acuerdo con las que uno mismo piensa o sostiene.

Sin embargo, me parece que existen algunos elementos que son de interés común, que tienen mucho que ver con el fondo del problema y que si se analizan con mayor profundidad, podrían ayudar a reducir nuestras divergencias.

El Banco Mundial en su "Agenda para la Reforma" sobre la Educación Superior (léase Universidades Públicas), tiene unas claras metas que han sido presentadas en foros de la UNESCO (ver La Jornada, 30 de Mayo). Por lo pronto, el gran enemigo del Banco Mundial es el personal académico, conformado por el profesorado de las universidades públicas, quienes según ellos tienen demasiado poder, pues insisten en mantener la universidad tradicional, la cual se le nota desvinculada de los intereses de la economía global. De hecho, cobrar colegiaturas, instrumentar préstamos a los estudiantes o cobrar las becas, adiestrar profesores como empresarios, vender la investigación, etcétera, son parte de las estrategias del Banco Mundial para modificar las estructuras de las universidades públicas, que se ven actualmente como escollos para las políticas de la economía global. El Banco Mundial considera que el financiamiento total de las universidades por parte del Estado, combinado con el control interno de sus funciones, es causal directa de sus incapacidades para ser instituciones destinadas al mercado consumidor, que es al final de cuentas el que deberá determinar al mercado consumidor, que es al final de cuentas el que deberá determinar su eficiencia y calidad.

La universidad que basa su estructura en la investigación y el fortalecimiento de la docencia para fines académicos y de mejoramiento cultural no es costeable, y significa que habrá que restructurar al profesorado y modificar su misión hasta moldearlo para que entienda que sus metas deben medirse exclusivamente en términos de costo-beneficio.

Esto convertirá a las universidades públicas en receptoras de presupuesto en la medida que sus resultados se definieran con base en indicadores determinados por el consumidor. Esto, desde luego, se apareja con un requerimiento de que la administración tenga mayor fuerza y presencia con el objeto de controlar mejor las actividades académicas y sus funciones hacia esto que se llama rendimiento económico.

Muchas de las acciones tomadas en los últimos años muestran claramente que estas son las estrategias que se quieren apuntalar, i.e. SNI, PRIDE, presupuestos universitarios basados en eficiencias terminales, endeudamiento por medio de las becas Conacyt, etcétera.

En pocas palabras, las universidades deben transformarse para convertirse en un mercado de valores cuyo único, o por lo menos primordial propósito, sea poder insertarse en la globalización de la economía.

Quisiera señalar que de facto, bien pudiera ser que esta estrategia funcione muy adecuadamente en un país como EUA. De hecho, su sistema universitario tiene mucho de este esquema. Los estudiantes pagan cuotas muy altas, pero pueden pedir préstamos bancarios a tasas bajísimas, pagadero todo el final de sus estudios. La gran mayoría de estudiantes con licenciatura o posgrado se inserta en el sector productivo de la nación. De hecho, 90% de los graduados como doctores pasan a engrosar las filas de dicho sector. Sólo una pequeña fracción se queda en el sector académico, de ahí que más de 50% de los investigadores provengan de países asiáticos y/o del Tercer Mundo. A los investigadores en EU, si bien no tienen sistemas de incentivos como los de México, pues se les paga bien, ciertamente en los últimos años se les ha permitido cada vez más generar empresas que los incentivan económicamente. Además, padecen de un sistema competitivo muy desleal, pues muchos, una gran mayoría, viven por medio de los donativos que da el gobierno federal. Esta, frecuentemente, es la única aportación del Estado a las universidades, pues mediante los donativos se tienen que aportar una determinada cantidad adicional a las universidades. Debido a esto, buscan contratar a los investigadores más famosos y "productivos" para poder así obtener fondos federales. Pero México no es Estados Unidos, pues no tiene la estructura de fondo para beneficiarse de un cambio del Sistema Universitario al estilo Banco Mundial. Querer impulsar esto en México y en el resto de los países latinoamericanos es totalmente inaceptable, pues es la fórmula perfecta para impedir su desarrollo para insertarse con efectividad en la economía global. Con las recetas del Banco Mundial, sólo nos converti- ríamos en el "aire que sostiene al globo" con el objeto de allanar aún más el camino para que los Estados Unidos fortalezcan su propio desarrollo a expensas del nuestro.

La universidad pública y la ciencia que se deriva de éstas forman parte del patrimonio nacional y contribuyen a elevar el nivel cultural del país. Su primera y primordial función es reducir el atraso cultural, no satisfacer consumidores. ƑCómo es que se pretende transformar a las universidades y a la UNAM en particular, para que cumpla su función en términos económicos, cuando el desarrollo tecnológico mexicano es prácticamente nulo?. Lo que en el fondo seguramente se busca es que se adapten a las necesidades de las transnacionales o de las maquiladoras, tal como se hace en la frontera norte. Se quieren universidades al servicio de la economía, pero determinado esto por el Banco Mundial y al servicio de Washington, quien es al final de cuentas quien rige sus políticas.

Regreso al conflicto UNAM. Pienso que la gran mayoría de los estudiantes no están en contra de apoyar en alguna forma y con lo que puedan a su universidad, pero también creo que se percataron que su movimiento representa el reconocimiento de que están defendiendo a la institución de una de las tantas estrategias que poco a poco se quieren implantar para convertir a la UNAM al servicio de los intereses de la globalización económica, lo cual no necesariamente implica que esto está al servicio de la nación. Creo que la lucha estudiantil ya triunfó en ese aspecto. Quizás ya es hora de resolver el conflicto, pues si se mantiene más tiempo, a final de cuentas la más dañada va a ser la UNAM misma.