Los paradigmas están rotos. El pan de las familias y las batallas parlamentarias ha sido rebasado por la nueva militancia, que demanda espacios directivos y ``abrir'' el partido.
Al margen de sus diferencias, todos quieren un nuevo rostro para el pan: ``Es como la fábula de la bruja fea que atrás tiene una muchacha bonita'', bromea Jesús Galván, uno de los seis aspirantes, quien se presenta como el ``candidato de militancia''.
``Se trata de ver a un pan distinto. Yo no pregunto si lo pudimos hacer mejor, más bien si así debemos seguir haciéndolo'', abunda.
Coinciden sus adversarios:
``El pan se ha negado a cambiar. Ahora necesitamos un partido moderno, audaz, acorde con el siglo xxi'', dice Carlos Gelista, el contendiente más joven (30 años), quien busca abanderar las causas de los panistas de nuevo ingreso.
José Luis Luege, candidato del grupo identificado con Vicente Fox -hasta hace unas semanas coordinaba su red de Amigos en cinco estados del centro del país-, no duda: ``somos un partido de y para la sociedad que tiene que convocar a liderazgos y gente muy preparada de todos los sectores. Ya se acabaron esas épocas de las familias custodias... y debe estar diseñado para ganar''.
Víctor Orduña, del equipo que actualmente dirige el pan local, acepta que el partido necesita ``dinamizarse'', pero rechaza las críticas a la vieja militancia.
``La experiencia es fundamental en cualquier actividad, pero aún más en la política'', dice. ``Sí. El pan necesita insertarse en la realidad social, pero también debe reivindicar su mística y defender sus principios''.
Secretario de fortalecimiento interno del Comité Regional hasta hace unos días, Orduña reconoce su identificación con Gonzalo Altamirano, presidente actual, pero marca distancia: ``A Gonzalo le tocaron condiciones distintas en la ciudad. Ahora hay diferencias fundamentales que exigen una conducción diferente''.
Los jugadores
Pese a que el año anterior el pan cayó del primero al tercer lugar en las preferencias electorales, nunca hubo tantos interesados en la dirección del DF. El único antecedente sucedió hace 15 años, cuando Miguel Hernández Labastida, actual coordinador de la bancada panista en la Asamblea Legislativa, derrotó a Jesús Galván, Humberto Díaz Barrigo y José Antonio Batiz.
Todas las demás disputas han sido entre dos.
En la última, hace tres años, Gonzalo Altamirano logró relegirse y derrotó a Galván, con una ventaja de tres a uno.
La batalla fue entonces entre el grupo en el poder y el encabezado por Carlos Castillo Peraza, quien ya se perfilaba como candidato al Gobierno del df y el principal impulsor de Galván, su compadre y socio en la consultoría Humanismo, Democracia y Desarrollo.
Fue la primera derrota de los carlistas. Esta vez Galván va -en su tercera intentona- por la presidencia del Comité Regional, animado por el desgaste del equipo de Altamirano.
Pero las condiciones internas han variado:
El pan se derrumbó en la campaña de 1997 (estuvo arriba en las encuestas durante 18 meses y se fue al tercer sitio con apenas 15.68% de la votación).
Castillo Peraza renunció al partido, Vicente Fox adelantó los tiempos del pan con su precampaña y los doctrinarios perdieron el cen.
En ese marco, la candidatura de José Luis Luege surge con enormes posibilidades, a pesar de su polémico pasado.
Presidente de la Comisión de Transporte en la pasada la Asamblea Legislativa, a Luege se le atribuye contribuir a la quiebra de Ruta 100, por medio de la asesoría que brindó al gobierno de Oscar Espinosa Villarreal.
Pero además, el panismo más tradicional lo rechaza por haber sido presidente, en 1989, de Desarrollo Humano Integral y Acción Civil (dhiac), grupo identificado con la ultraderecha.
``Hay una satanización del dhiac. Es la leyenda negra -replica Luege-. Quien me diga que soy de ultraderecha me lo tiene que argumentar. El dhiac fue una organización incorporada a la vigilancia de procesos electorales, que quizá se adelantó a su tiempo. Ahora hay muchas así, y no tienen nada de satánico ni de secreto''.
Tampoco acepta ser catalogado como neopanista.
``El de neopanistas versus doctrinarios es un falso debate. Quienes defendían a muerte la tesis del doctrinarismo están ahora en el prd. Tengo 11 años de militancia y de trabajo en el partido. Y no es verdad de que por ser pragmático no tengas una doctrina. ¿Por buscar ganar? Hay que ganar con doctrina, pero hay que ganar''.
Sus oponentes, en cambio, identifican a Luege en un grupo encabezado por la ex secretaria general, Cecilia Romero, quien dirigió la Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem), organización a la que también se ubica en la extrema derecha.
Y no es un debate nuevo.
Hace nueve años Romero fue apoyada por el Luis H. Alvarez, entonces presidente nacional, para disputar la plaza del df a José Angel Conchello, cuya gestión se había caracterizado por los constantes enfrentamientos con el cen.
El proceso, en el que finalmente ganó Conchello, se desarrolló entre acusaciones mutuas de prácticas fraudulentas y del apoyo de grupos de extrema derecha.
Más que por su propia fuerza, Luege tiene buenas posibilidades gracias a la debilidad de sus adversarios.
El ejemplo más claro es la división en el grupo el Comité Regional, que tiene como principal carta a Víctor Orduña.
Para los panistas de nuevo ingreso, la candidatura de Orduña -quien fue diputado federal y dos veces asambleísta- representa ``al viejo pan'', cupular, dirigido por los ``magos del trapecio'' (les dicen así por pasar de un cargo de dirección a otro y de regreso, eternamente).
``No es un asunto personal. La candidatura de Víctor representa el mismo esquema de siempre'', dice Carlos Gelista, quien a pesar de sus cercanías con Altamirano, de quien fue secretario particular, y con Hernández Labastida (es su suplente) se negó a integrarse a la campaña de Orduña y lanzó su propia candidatura.
También se inscribieron la ex delegada política en la Benito Juárez, Esperanza Gómez Mont -apoyada por consejeros que trabajaron con ella en la delegación y por el diputado local Manuel Minjares-, y Sigfrido Pérez, quien a pesar de sus nueve meses de precampaña apenas pudo reunir las cinco firmas necesarias para su registro.
Con excepción de Galván, todos los aspirantes han sido miembros de la directiva saliente.
El error de diciembre
El 7 de diciembre de 1997 la Asamblea del PAN se deshizo de aquellos que encarnaban la historia de ese partido en la capital.
La votación del nuevo consejo dejó fuera, entre otros, a Juan Manuel Gómez Morín -hijo del fundador, quien había sido consejero regional los últimos 50 años-, la senadora María Elena Alvarez viuda de Vicencio, Miguel Hernández Labastida, el senador Conchello, Esperanza Gómez Mont -entonces delegada en Benito Juárez-, Cecilia Romero y Adrián Fernández, en ese tiempo secretario de fortalecimiento interno del cen.
¿El motivo? El Comité Ejecutivo Regional -al que corresponden 15 de los 60 integrantes del Consejo-, no presentó a tiempo sus propuestas.
Nadie creyó entonces en el supuesto error de la secretaria general, Cecilia Romero, quien había ocupado la misma posición en el cen en la época de Luis H. Alvarez.
La falla tenía su historia:
Después de la derrota del 6 de julio, voces en la directiva nacional comenzaron a pedir cabezas en el df. En los pasillos del regional se atribuyó la campaña a los bárbaros del norte.
En el momento más delicado, el cen discutió la posibilidad de convertir al Comité Regional en delegación. Se formó entonces una comisión de seis integrantes para evaluar las condiciones del panismo capitalino. Uno de ellos, Luis Felipe Bravo Mena, actual presidente nacional del pan, promovió activamente la disolución del Comité Regional.
El Regional convocó a la asamblea para renovar el consejo, que llevaba un año de retraso.
Cuando se dieron cuenta del error (justo al día siguiente de que se cerró el plazo para presentar la lista) Hernández Labastida y José Angel Conchello propusieron aplazar la asamblea una semana para poder ajustar los tiempos de la convocatoria.
Pero Altamirano sabía que si aplazaba la asamblea el grupo opositor en el cen tendría motivo para decir que no había condiciones para mantener la directiva en el df.
La Asamblea se realizó conforme a la convocatoria, sin lista del Regional.
Y por primera vez se renovó al 65% del Consejo.
El factor Fox
Gonzalo Altamirano apenas digería la derrota del 6 de julio cuando Vicente Fox ya estaba anunciando sus intenciones de buscar la Presidencia.
La candidatura del guanajuatense no causó gracia en la directiva capitalina del pan. Menos aún que el guanajuatense comenzara a realizar giras por la ciudad sin tomarse la molestia de avisarles.
Disciplinados como siempre, los dirigentes del pan dejaron sus opiniones en los pasillos.
``La plaza del df está abierta a todos los gobernadores que quieran venir a hablar de los logros de su gobierno, mientras se mantengan en ese ámbito... sobre todo hemos pedido que no se violenten tiempos electorales internos'', dijo Altamirano en junio de 1998.
Justo por esos meses, Fox intensificó sus recorridos en las delegaciones del df, se reunió con periodistas y empresarios... y por primera vez, tuvo un encuentro con la estructura del Regional en un restaurante del sur de la ciudad.
Mientras, la red de Amigos de Fox se extendía, primero a cargo de Mauricio Candiani, dirigente delegacional en Miguel Hidalgo, y después con Luege.
Los Amigos de Fox lograron lo que el pan del df no ha podido en casi 60 años: hace unas semanas anunciaron que cuentan con 50 mil afiliados (el partido en la capital tiene 3 mil 600 miembros activos y casi 20 mil simpatizantes).
Entre los promotores de la red de amigos están el ex diputado Manuel Arciniega -quien hizo enojar a sus compañeras de partido cuando quiso hacer un concurso de minifaldas-, el diputado federal y ex dhiaco José Espina, y el diputado local Arne Aus den Ruthen, quien aprovecha su página de Internet en la aldf para promover la campaña de Fox.
También la ex diputada Patricia Garduño, cuñada de Gerardo de los Cobos, actual presidenta del pan en Guanajuato y operadora político de los Amigos de Fox en esa entidad.
Todos ellos apoyan la campaña de Luege.
La relación entre Luege y Fox inició hace varios años, cuando fueron compañeros en la 54 legislatura de la Cámara de Diputados. En el mismo equipo coincidieron dos dhiacos del df: Jaime Aviña (fundador de ProVida) y Jaime Fernández. Y dos de Jalisco: el ex alcalde de Guadalajara, César Coll, y Raúl Espinosa, ex secretario general de gobierno de Alberto Cárdenas.
Con todo, Luege rechaza la mano de Fox en su campaña: ``Mi candidatura es una decisión personal. Por eso renuncié al cargo en los Amigos de Fox, a pesar de que no estaba obligado, para que no se diga que hay nada detrás. Hay cosas que tienen que cambiar en el partido y yo puedo hacerlas''.
¿Cómo cruzarán sus apuestas los panistas en la recta final?
Nadie sabe. Aunque se esperan tres finalistas: Orduña, Luege y Galván. Uno de los tres podría convertirse en fiel de la balanza.
Pero algunos aseguran que podrían haber sorpresas, sobre todo por el método de selección.
Un ejemplo reciente: en la convención del distrito 19 local para elegir candidato a diputado, Pablo de Anda obtuvo el cuarto lugar entre los cinco aspirantes a la candidatura en la primera ronda de votaciones. En las votaciones sucesivas fue logrando el apoyo de otros aspirantes, hasta que ganó la candidatura. Hoy es uno de los dos únicos diputados locales que el pan ganó por la vía uninominal.