A discusión, sus repercusiones técnicas, ambientales y económicas


Gasohol: un asunto controversial

Dar de beber alcohol a los autos es sin duda un asunto controversial, mas no en el contexto de las adicciones sino más bien en el terreno técnico, ambiental y desde luego económico. El uso a gran escala de alcohol etílico como combustible alternativo para vehículos de combustión interna se inicia en Brasil con la crisis petrolera de 1973, y plantea una interesante alternativa: resolver las deficiencias en energéticos provenientes del petróleo con la disponibilidad de superficie agrícola. No hay petróleo, pero sí caña de azúcar que vía un proceso fermentativo permite la obtención de alcohol (etanol), un biocarburante atractivo para los autos. Se trata de un energético renovable, pues es posible, a través de la fotosíntesis, reciclar el bióxido de carbono (CO2) que resulta de su combustión en el motor. Para finales de la década pasada todo iba viento en popa para el proyecto gasohol en Brasil: 600 destilerías produciendo 3 mil 300 millones de galones al año (sólo 45 millones en 1976), más de 4 millones de autos funcionando exclusivamente con etanol, y otro porcentaje importante con mezclas de gasolina y etanol. En la década de los noventa el proyecto se vio seriamente afectado por asuntos de política económica: al problema inflacionario, de aumento de reservas petroleras y de requisitos de subsidio al etanol para mantener su competitividad con la gasolina, se sumó el aumento al precio del azúcar en el mercado internacional. Los azucareros brasileños prefirieron entonces exportar el dulce que entregarlo a Petrobras. La compañía petrolera brasileña empezó a operar con perdidas y desde 1990 Brasil inició importaciones de etanol y metanol de los Estados Unidos. El proyecto vive actualmente la crítica situación originada por los fluctuantes precios del petróleo, y la falta de una política de prioridades a una industria que hace al país autosuficiente energéticamente, además con una tecnología renovable y ciertamente sustentable.

Feggo-GasoholDesde el punto de vista del procesamiento ecológico, no se oye entonces mal la propuesta de que en la ciudad de México se utilice una mezcla etanol-octano con el objetivo de disminuir las emisiones de monóxido de carbono (muy tóxico), al tener un combustible más "oxigenado" que permita una combustión más eficiente. Pero es necesario analizar el caso en forma más detallada. También resulta atractivo para la desesperada industria azucarera nacional que se ha visto afectada por la entrada descontrolada de los jarabes de alta fructosa que se emplean en los refrescos. Actualmente México produce 5.3 millones de toneladas de azúcar, de las cuales el mayor porcentaje se va a los refrescos. Sin embargo, si bien se hace muy buen ron en México, se requiere de un alcohol mucho más barato para fines industriales, requiriendo para ello de tecnología e infraestructura de punta con la que el país no cuenta, pues los sistemas de fermentación en la mayor parte de los ingenios son bastante rudimentarios. En Estados Unidos se produjeron en 1997 mas de mil millones de galones de etanol, pero no se emplea azúcar de caña, sino glucosa, proveniente de la transformación del almidón de 455 millones de bushels de maíz. En México, ni pensar en usar maíz, pues apenas alcanza para tortillas. Se estima que se necesitaría dedicar unas 700 mil hectáreas al cultivo de la caña para producir el alcohol requerido. Sin embargo, aún en Estados Unidos el etanol es más caro que la gasolina, dados los costos actuales del maíz. Ahora se busca reducir costos a través de la biotecnología moderna: por ejemplo, un proceso más eficiente empleando Escherichia coli, una bacteria cuyas vías metabólicas han sido optimizadas mediante ingeniería genética, para que pueda emplear no sólo azúcar de caña o glucosa del maíz, sino también productos de la hidrólisis de la celulosa y la hemicelulosa presentes en la paja, el bagazo y otros subproductos agrícolas, transformándolos en alcohol. En tanto, para hacer atractivo el proyecto de oxigenar las gasolinas con aditivos renovables, aprovechando al mismo tiempo los excedentes de maíz, en Estados Unidos se subsidia al etanol con más de 54 centavos de dólar por galón, lo que cuesta, por ejemplo, a los habitantes de California más de 60 millones de dólares en impuestos al año. Pero el subsidio no sólo es a los costos de producción: también es al ambiente, ya que se ha demostrado que al añadir 10 por ciento de alcohol a la gasolina aumenta en 15 por ciento la presión de vapor de la mezcla. Esto es, aumenta la volatilidad del combustible, lo que ocasiona su presencia en la atmósfera. Esto ha forzado a que en Estados Unidos se otorgue una especie de dispensa para que la gasolina con 10 por ciento de etanol pueda cumplir con los requisitos que marca la legislación para las gasolinas (Clean Air Act). Otro elemento que requiere atención es el efecto de los productos de la oxidación incompleta del etanol, aldehidos y cetonas, que también vendrían a añadirse a los compuestos de la atmósfera.

Actualmente, en México se agrega metil terbutil eter (MTBE) producido por Pemex a las gasolinas, como oxigenante. Habría entonces que sustituirlo por un producto que no se produce en México (no se ha publicado nada aun sobre los planes de producción). Pero el problema no para ahí: habría que estudiar también los riesgos de corrosión, en particular en los autos viejos, donde además los componentes de plástico se rigidizan o temperizan. Aún más, la mezcla etanol-gasolina a diferencia de la mezcla MTBE-gasolina, no puede hacerse desde la refinería, sino que debe efectuarse en los puntos más cercanos a la estación de servicio.

Finalmente, no debemos olvidar que nuestro petróleo se acaba, mientras que el alcohol no; tenemos reservas petroleras probadas para otros 40 años, siempre y cuando no exportemos en demasía, cosa que dudamos, dada la limitada soberanía que tenemos sobre nuestros recursos energéticos y las necesidades de divisas. Las opciones son muchas; los pros y contras, también. Deben estudiarse con detenimiento las alternativas y tomar una decisión que considere seriamente el efecto de esta alternativa sobre el ambiente, la economía y el bienestar de la sociedad mexicana en su conjunto.

Comentarios a:

[email protected]