Allen no comparte nada del proceso creativo, dice el protagonista de Celebrity
Woody, neurótico, hipocondriaco, ansioso: Branagh
Gabriel Lerman, Nueva York, especial para La Jornada n Supo tener a Hollywood embobado, particularmente después de aquel Henry V que demostró, mucho antes de Shakespeare in love, que el gran bardo nunca iba a perder vigencia cinematográfica. Lo llamaron el nuevo Laurence Olivier y le ofrecieron un suculento cheque para venir a filmar Dead again, su primer gran fiasco.
Durante años llevó una relación de amor y odio con la gran industria estadunidense, a la que le demostraba una y otra vez que no le faltaba talento con cada una de sus pequeñas películas inglesas. Hoy, Kenneth Branagh ya ha dejado atrás el gran papelón de Mary Shelley's Frankestein, su Hamlet de cuatro horas con el que se dio el gran gusto de su vida, su divorcio de Emma Thompson y su presencia permanente en la prensa amarillista inglesa.
Trabajólico empedernido, Branagh se sigue dando gustos, como, por ejemplo, saltar de grandes superproducciones como The Gingerbread man, la adaptación de John Grisham que hizo Robert Altman, a producciones independientes como The proposition, donde comparte cartel con una cuasi desaparecida, Madeline Stowe. Buena muestra de que se le vienen dando todas, Branagh se apoderará pronto de la cartelera porteña con uno de sus filmes más recientes, Celebrity, dirigido por Woody Allen, que revisa el tema de la fama en EU. El rey de los independientes lo escogió para que interpretara el papel que hubiera hecho él si hubiera decidido actuar.
El elenco de Celebrity, como suele ocurrir en las películas de Allen, es un deleite para los sentidos: Leonardo Di Caprio, Winona Ryder, Melanie Griffith, Judy Davis, Joe Mantegna, Charlize Theron, Hank Hazaria y Famke Janssen.
--ƑEs más facil trabajar con Woody que con Altman, en cuanto a las direcciones que te dan durante el rodaje?
--No podría decir que fue más facil con uno o con otro. Creo que los dos son directores brillantes. Robert Altman estimula la unión entre todos sus actores como si fueran una gran familia. Todos nos sentábamos a ver lo que habíamos filmado al final del día y aportábamos opiniones. Woody no comparte nada del proceso creativo. El quiere que cada actor aporte su propia experiencia, cuanto más diferente de la de los demás, mejor, y por eso optó por un actor como yo, que vengo del otro lado del Atlántico. Prefiere no hablar mucho, porque no quiere interferir en tu proceso actoral. A mí me hubiera gustado conversar con él sobre mi personaje y su relación con Judi, pero a él no le interesaba en lo más mínimo; prefería que fuéramos nosotros los que desarrolláramos nuestros personajes. Si no le gustaba lo que habíamos hecho él era muy amable y muy específico al señalarnos cuáles eran los problemas de esa escena. Tenía mucha paciencia y si nosotros le pedíamos que nos dejara hacer otra toma, aceptaba sin problemas...
--ƑY cómo te resultaba a ti, como director experimentado que eres?
--A mí me interesa tener una comunicación más profunda con el actor que la que tiene Woody. Tal vez sea inseguridad de mi parte. Por lo general yo me encuentro con los actores de mis películas, me voy a almorzar con ellos y me siento a hablar de muchas cosas y no solamente del papel, para poder saber bien con quién voy a estar trabajando.
--ƑCuales fueron sus indicaciones para tu personaje?
--No me dijo demasiado. Me envió una carta con el guión y en la carta me decía que este hombre era muy atractivo para las mujeres, pero que básicamente era un perdedor. Y cuando leí el guión me di cuenta que éste era el personaje que Woody hubiera interpretado si hubiese trabajado en la película. Es un neurótico, un hipocondriaco, un ansioso, listo para perder toda dignidad con tal de seducir a una bella mujer o de conquistar el éxito. Buena parte del texto era muy naturalista, muy triste, muy melancólico. Había una buena dosis de farsa y de exageración, especialmente en las escenas con Leonardo y con Charlize, que requerían de muchísima energía.
--ƑCuál es tu punto de vista sobre la celebridad?
--Creo que la película lo cuenta mejor que yo. Me parece que la mirada de Woody sobre el tema no es particularmente dura. A veces es un poco satírica, pero básicamente reconoce la curiosidad que la gente tiene sobre la vida de otra gente y el deseo que los artistas suelen tener de que su trabajo sea reconocido. A mí me gusta hablar sobre el trabajo que he hecho y me encanta comunicarme con la gente que lo ha visto. De la misma manera, a veces me molesta que la gente se meta demasiado en mi vida, pero entiendo que todo es parte de un sistema que, como la película lo muestra bien, se ha ido intensificando y magnificando con los años...
--Un buen ejemplo de eso es la fama de Leonardo Di Caprio, uno de tus compañeros de elenco en esta película...
--Sí, pero creo que en el caso de Leonardo él demostró su talento como actor mucho antes que le tocara este momento. Estoy seguro que en el futuro su fama va a decaer y todo el mundo va a comentar que ya no es lo que fue, pero lo que va a quedar es su extraordinario talento como actor. Disfruté mucho de trabajar con él. Es una persona muy amigable y divertida, y creo que eso es lo que le permite mantener los pies en la tierra. Todo el tiempo que estuvo en el rodaje estuvo protegido por guardias de seguridad. Admiro su capacidad para elegir proyectos. Su próxima película, The beach, que está rodando con Danny Boyle, ha sido una magnífica elección, por el tema y la gente que está involucrada. En ese sentido, Leonardo ha sido muy inteligente al dejar de trabajar durante un tiempo, porque eso le permitió elegir sin presiones lo mejor que estaba a su disposición.