Fragmento

n Daniel Sada n

ųšNo lo vamos a curar!, štampoco nos interesa! šAsí que le recomiendo que se largue por el monte antes que nosotros mismos lo larguemos a pedradas!

ųPero Ƒcómo me hacen eso?... Ahorita me recupero y nos seguimos de frente... Mi malestar no es tan grave.

ųšTodo lo que hemos planeado está saliendo muy mal!, špor su culpa nada más!

ųDeveras que me sorprenden... Me vine desde Trevita con muy buenas intenciones. Y como usted mismo anoche me dio tan buen hospedaje, pues yo creía que...

ųššPues lárguese!!, ššo lo apedreamos!!

De hinojos sobre la tierra Néstor Bores vio que algunos se agacharon y cogieron por lo menos una piedra con el único propósito de ser píchers contra él. La contensión: sin embargo, mas los pasos: uno... šuf!, el segundo con más fe, ya el tercero šcon retardo!: figureo de horror a punto: a más palpitante: a menos: el silencio y sus segundos. Vil nerviosismo en vaivén y de pronto un lanzamiento cual amago ųyerro adrede: la piedra hacia otro blancoų: empero, de todos modos asaz intimidatorio. Y otra pedrada que sí: el blanco fue el antebrazo del fuereño que gritó:

-šAaay!... šƑQué pasa?!... šNo disparen!... ųla incorporación del Ƒcómo?: adjetivos a escoger: fraudero, vago, fuereño, frescales, ido, faltoso: cualquiera, excepto el del líder (el que le correspondía), quien de pie seguía dicaz, poco también: menos, menos, más del lado personero, o un vencido, mejor dicho, que aún resiste y acechaų. šHaré lo que ustedes digan!, šaunque si me dieran chanza de...! ųY šsopas!, pero en la cara, justo en uno de los pómulos... Y otros šsopas!: que dolían de modo algo diferente: cuatro contra el aparato.

La incredulidad aún. La retirada: grotesca, casi-casi por instinto. Y hay que agregar a propósito la horizontal terquedad de:

ųšMiren lo que están haciendo!... ƑQue les cuesta platicar para ponernos de acuerdo?

Desvío del ardor: grosero. La culpa pudiera ser, en principio, material. Al aparato ųšni modo!ų a patadas y pedradas lo fueron desconchinflado.

ųEstá bien, ya me jodieron. Pero sepan de una vez que estoy dispuesto a ponerme a sus órdenes si quieren.

ųšPiérdase!... šLárguese!... šCállese!

ųEs que no puedo callarme... Yo creo que es bastante injusto lo que hacen conmigo ustedes... Yo que no les he faltado al respeto, šmiren!, švéanme!... ƑMerezco que me lastimen?

Trasunto de hijez o efecto: inflexible por lo mismo... ƑLa gente qué pensaría?, šsí!, Ƒesa de la comitiva?... Ya habíanse atado los cabos cuando el acuerdo se dio a unos veinte o ventiún metros del ahora sufridor. Los empujes del solazo: otrosí: la quema en serio acorde con la demora, amén del cruento fastidio que inducía de muchos modos a una fascinación idiota por instintiva y: obvio: ni un paso hacia atrás, sino el rodeo y la amenaza:

ųššSi no se calla la boca a pedradas lo matamos!! ųsentencia que a Ciro Abel ya le urgía soltar con énfasis.

ųššNo me maten, por favor!!... ššDéjenme ir, si les estorbo!!... ššYo soy padre de familia y quiero seguir viviendo!!...

ųššCállese!!, ššcáalleeeseee!!... ššSsshhhttt!!

ųššƑƑCómo quieren que me calle si no puedo defenderme más que hablando, suplicándoles...??!!... este... bueno... van a ver... ššNomás les digo una cosa... yo no le he hecho mal a nadie!!... ššAsí es que déjenme ir!!...ššNo olviden que los respe...!!

Piedras: torrente sañudo. Téngase que estando cerca de aquel fulano aún joven (todavía con ilusiones de progreso y esas cosas) los de aquella comitiva encontraban el gran blanco en la monís cabecilla: šy a darle!, ša abrirla a pedradas!: heroismo entelerido: si todos los tiradores podían decir que atinaban cual si fuesen de repente píchers de ligas mayores... Del crimen testigo el sol, por abarcarlo y llevárselo.

(ƑY ahora qué hacer con el muerto?)

(Nada, pues. Mejor: šal diablo!)

(Que cristiana sepultura...)

(šNo!, šqué horror!, šqué complicado! Además ųlo advirtió alguienų, en primer lugar faltaba ųya no un féretro corrienteų: un miserable costal. Luego lo cargante en serio: tenían que echarse un rosario y nadie sabía ni pío. Y en tercer lugar lo peor: estaban perdiendo el tiempo...)

Total: šni una lagrimita!, ni una persignada rápida, porque ellos establecieron, mediante cortos susurros, que el fuereño a lo mejor era un santo: šy milagroso!: por hacerles con su muerte el grandísimo milagro de no ser jamás estorbo de sus afanes de lucha. De ahí entonces la eficacia de su protesta, ahora sí, trascendente, o más aún, mucho más organizada.

Y así, en ascenso acucioso, el alma de Néstor Bores debía irse derecho al cielo. En cambio: su cuerpo santo... šAh!, de seguro que los buitres, devotos a su manera, se encargarían de zampárselo y ojalá fuera en un tris.