n Miles de hectáreas de cultivos perdidas y mortandad de reses, el panorama
Exodo de campesinos ante la más grave sequía en las últimas décadas
n Presas de varios estados, a su mínimo nivel; se demanda la ayuda urgente de la Federación
Andrea Becerril /I n Cultivos perdidos, miles de reses muertas, éxodo de campesinos, desempleo en el campo, son algunas de las consecuencias de la sequía, una de las más graves de las últimas décadas, que padece la mayoría de los estados del norte del país y algunos del centro y del sur, y que amenaza con convertirse en una catástrofe nacional con repercusiones no sólo económicas, sino también políticas y sociales.
El panorama, de acuerdo con reportes de las autoridades agrarias y gubernamentales en aquellas entidades con más daños ųcomo las cinco declaradas recientemente zonas de desastreų, es dramático: ganado muerto, campos secos y desesperación entre agricultores y ganaderos ante la falta de lluvias y la consecuente baja en el nivel de las presas.
Debido a esa sequía, provocada por la falta de lluvias, la escasez de agua en las presas y el abatimiento de los mantos freáticos, la superficie para cultivos se reducirá este año entre 15 y 20 por ciento, y el más afectado es el maíz, de acuerdo con reportes de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Sagar).
En los valles del Mayo y del Yaqui, en el sur de Sonora, se dejarán de sembrar 75 mil hectáreas, lo que acarreará serias consecuencias para esta zona donde la agricultura es la actividad más importante.
Igualmente, en Sinaloa, más de 2 mil 600 hectáreas cultivadas de maíz y sorgo están en riesgo de sufrir daños por la escasez del líquido y las restricciones que aplica la Comisión Nacional del Agua (CNA) a los módulos de riego durante este ciclo primavera- verano, ya que los bajos niveles de las presas han impedido irrigar los campos.
Consecuencias catastróficas
El gobernador Juan S. Millán reconoció a principios de este mes las consecuencias catastróficas para Sinaloa, ya que el agua contenida en las presas de la entidad sólo permitiría irrigar 25 o 30 por ciento de los cultivos ya sembrados. Para este ciclo agrícola primavera-verano, explicó, se dejaron de sembrar 120 mil hectáreas, lo que significa dejar de producir 700 mil toneladas.
De acuerdo con el presidente de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa, Basilio Gatzionis Torres, la producción de tomate puede caer hasta en 20 por ciento. En el norte de la entidad poco más de 130 mil hectáreas no se sembraron por la falta de agua para riego
También en Coahuila disminuyó en 25 por ciento la superficie cultivable, tanto de granos básicos como de forrajes. En ese estado se ha enfrentado la sequía en los últimos cinco años.
La delegación de la Sagar en Coahuila reporta la pérdida de 4 mil 88 hectáreas de siembra de temporal, fundamentalmente de trigo, aunque también de cebada y avena.
Y no sólo en el norte hay falta de agua. En Quintana Roo y Yucatán está en riesgo la producción citrícola, dado que sólo se han presentado algunas lluvias, con fuertes vientos y se perdió ya buena parte de los sembradíos de naranja, mandarina y limón. Hasta la producción de miel disminuyó en la entidad yucateca.
Si la situación de los agricultores es difícil, no lo es menos para los ganaderos, sobre todo de Chihuahua, Sonora, Sinaloa y Coahuila, donde se menciona que son miles ya las reses que han muerto de sed y se teme la muerte masiva de animales.
José Manuel Macías, presidente de la Asociación Ganadera de Caborca, resaltó que ese sector está en crisis por el quinto año consecutivo de sequía en Sonora y los apoyos son insuficientes. En El Quiriego van ya 350 reses muertas y los rancheros de Guaymas temen por la suerte de sus 13 mil cabezas de ganado. Se reporta la muerte de 80 reses y en Alamo, otra zona ganadera, hay pocas esperanzas de supervivencia para 100 mil animales.
Los productores de ganado de Sinaloa son también de los más afectados; ahí se han perdido ya 400 reses y en breve la escasez de agua será mayor, ya que la poca que hay en las presas tendrá que destinarse al consumo humano. La sequía es una de las más críticas de los últimos 40 años, reconocieron autoridades estatales y municipales, ya que ni siquiera los programas de apoyo a los ganaderos han podido controlar o evitar la mortalidad de reses, principalmente en las localidades de la zona serrana del estado, como Badiraguato.
La Asociación Ganadera de Culiacán dio a conocer la semana pasada que, por la falta de agua, los animales padecen diversas enfermedades que les impiden sobrevivir. Lo mismo ocurre en Mocorito, donde el agua se extrae de pozos y es insuficiente para la ganadería y las necesidades de la población, ya que el agua potable se ha racionado.
La ausencia de lluvias en la zona serrana ha provocado que se sequen pozos, veneros y arroyos que surten el vital líquido a comunidades como El Reparito, Tataroba, entre otras, cuyos efectos primeros son la muerte de ganado.
También están en riesgo más de 60 mil cabezas de ganado de Baja California Sur, en su mayoría vacas, que son ''vientres de reproducción''. La zona serrana del golfo es la más afectada y tanto el gobernador perredista Leonel Cota, como los productores, recalcaron la urgencia de recibir apoyos de la Federación.
Los mil 800 productores de cabras del sureste de Coahuila también claman por apoyos, ya que la mortandad de animales va en aumento a consecuencia de la sequía, cuyos estragos vienen de años atrás.
El temor de todos es que de seguir el tiempo seco y aumentar la intensidad del calor, comenzarán los incendios forestales y el desastre en la cría de ganado de engorda.
El presidente de la Unión Ganadera Regional de Chihuahua, Manuel Balderrama, resumió por su parte la situación en esa entidad: si el clima no cambia y sigue sin llover, la actividad se verá paralizada, a punto de colapsarse. En los últimos ocho años, dijo, el inventario de bovinos disminuyó 62 por ciento, al pasar de 2 millones 258 mil cabezas a cerca de 850 mil.
Falta la canícula
Los próximos 40 días serán los más difíciles, advierten autoridades de la Sagar, dado que se incrementarán las temperaturas y no se esperan lluvias, a la par que van en aumento los problemas por la falta de agua destinada al consumo humano, y paralelamente van a la baja los niveles de las presas. Ello amerita que lleguen lo más pronto posible los apoyos federales a las entidades afectadas.
Han comenzado a surgir, incluso, enfrentamientos entre comunidades por el abastecimiento de agua, como ocurrió recientemente en Sinaloa.