La Jornada jueves 20 de mayo de 1999

Astillero Ť Julio Hernández López

Poca atención se ha puesto a un punto central de la estrategia priísta pensada para el 2000 y que ya ha comenzado a funcionar: la temprana operación electoral que, con toda la tecnología gubernamental a su disposición, apoyará primero la campaña interna de Francisco Labastida Ochoa y después se aplicará a conseguir que los resultados oficiales de la elección presidencial se adecuen a las necesidades del PRI.

Entretenidos en presenciar las contorsiones, las piruetas y los desfiguros de quienes participan hoy en el gran circo tricolor, los ciudadanos poco han reparado en que, sin gran alharaca, y con el pretexto de los comicios priístas internos, la mapachiza ha comenzado a actuar ya.

Y no sólo eso, sino que, además, entidades institucionales que presuntamente habían sido puestas al servicio del desarrollo político y democrático del país ahora han sido evidenciadas como simples escuelas de paso, pensadas para que sus exclusivísimos becarios sirviesen posteriormente a la causa del PRI.

El IFE, escuela de paso rumbo al PRI

Dos son las pinzas de la operación electoral que se ha desplegado en favor de Labastida Ochoa.

Por un lado, Carlos Almada, quien de la presunta asepsia del IFE pasó a otros cargos gubernamentales y ahora ha revelado el destino real que su experiencia y capacitación electoral habrían de tener: la Secretaría de Acción Electoral del comité nacional priísta (Almada estuvo antes como vocero de la Presidencia de la República, y luego ocupó la embajada mexicana en Portugal, país que, por lo demás, se ha convertido en refugio temporal de futuros directivos priístas, como sucedió con Mariano Palacios).

Por otro, Felipe Solís Acero, aquel hombre que controlaba en el IFE a los órganos electorales de las entidades federativas y que ahora controlará el proceso electoral interno del PRI que favorecerá a Labastida Ochoa.

En términos estrictamente jurídicos, ambos personajes tienen pleno derecho a asumir los encargos partidistas que les sean encomendados, pero a nadie puede escapar la incongruencia y la inmoralidad que entraña el que en momentos como el actual, cuando se vive un intento de transición democrática que bien puede acabar en un retroceso, los depositarios de la delicada información electoral del Estado mexicano se conviertan en operadores directos de las estrategias electorales de un partido históricamente asociado a las prácticas de fraude y adulteración de las voluntades ciudadanas, cuyo combate supuestamente hacían esos funcionarios en el pasado reciente.

La sombra de tales historias de fraude y adulteración electoral está ya presente, no sólo por la peculiar participación de los dos personajes clave antes citados, sino porque la farándula en la que se ha convertido en estos días la política priísta trata de diluir un hecho contundente: bajo la coartada de la elección interna por distritos, el PRI ha comenzado a desplegar un plan maestro para el 2000, cuya base será la llamada ``acción electoral'', con una red de operadores que cubrirán al detalle cada uno de los distritos electorales del país y que desde ahora, responsabilizando del apoyo económico y de los resultados finales a los gobernadores priístas, prepara ya los resultados oficiales de los comicios del 2000.

¡Sorpresa, declinaron Moctezuma y Alemán!

Francisco Labastida Ochoa tuvo que formalizar su destape el martes recién pasado (con todo y la falta de respeto a las formas republicanas que significa el que el responsable de la política interior del país se convirtiese en precandidato partidista cuando el Presidente de la República estaba fuera del país) para que nadie se fuese a creer la tesis dominguera de que habría elecciones abiertas y democráticas de candidato presidencial priísta.

La cargada inducida, y el manejo oficialista de una buena parte de los medios de comunicación tuvieron ayer una segunda parte diseñada también para acabar de consolidar a Labastida Ochoa: el autodescarte de dos de los presuntos contrincantes.

Esteban, parte del equipo de Labastida

Esteban Moctezuma nunca lo fue en realidad, aunque en el fondo de su corazón estaba la posibilidad de que una serie de eventuales circunstancias pudiesen hacer que el bloque político formado en derredor de Labastida fuese desviado de última hora hacia su persona.

Pero de ninguna manera se puede decir que el joven Moctezuma haya perdido en este lance reciente. Por el contrario, su ex jefe político y aliado actual queda como virtual candidato y, en ese camino, el titular de la Sedeso tiene por delante la realización del trabajo social que finalmente beneficiará al partido en el poder, y la aspiración latente a otro cargo, acaso la gubernatura del Distrito Federal.

Alemán, hombre de palabra

Otro que no queda como perdedor es Miguel Alemán Velasco, quien cumplió con éxito la tarea de sacrificio que le fue impuesta desde Los Pinos de desviar la atención y el golpeteo contra Labastida Ochoa.

Alemán Velasco no tiene como especialidad el manejo del lenguaje, de tal manera que su retiro de la pasarela presidencialista se dio con el singular argumento de que él es hombre de palabra y por tanto no dejará de ser gobernador de Veracruz. Tan de palabra que dudó por momentos, que puso una consultoría telefónica para disfrazar sus decisiones y que coqueteó con la posibilidad de pasar del palacio de gobierno de Jalapa al de la Plaza de la Constitución.

Astillas: Jesús Silva Herzog podría ser candidato priísta a gobernar el Distrito Federal, de acuerdo con la peculiar decisión anunciada de que los candados estatutarios no tengan vigencia en la capital del paísÉ Algunos signos más de la descomposición: el salinista Manuel Cavazos Lerma, quien como gobernador volcó el erario en favor de quien luego le sucedió, Tomás Yarrington, acaba de decir en Tepic, Nayarit, donde el priísta Lucas Vallarta trata de ganar la gubernatura, que la Secretaría de Desarrollo Social (de la que Cavazos es nada más y nada menos que coordinador de delegaciones) no suspenderá los apoyos institucionales a la población antes de las elecciones, como demandan quienes creen que esos recursos se usan para presionar a los votantes en favor del PRIÉ Y otro punto que no debe perderse de vista: la mayoría priísta del Congreso tabasqueño, como si se mandase sola, como si fuese una voluntad soberana, como si no fuese simple instrumento de Roberto Madrazo, acordó ayer que se sigan pasando por televisión los promocionales del gobernador de Tabasco pues, a decir de esos diputados priístas, el fin de tal campaña de medios no es otro que promover el desarrollo económico de la entidad.

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