n Protestas en Sacramento por el conflicto en Chiapas
México y California, más amigos y mejores socios, expresa Zedillo
Rosa Elvira Vargas, enviada, Sacramento, 18 de mayo n Signo de los nuevos tiempos, pero también de que la presencia latina traspuso ya los más inaccesibles recintos del poder político californiano, los legisladores debieron usar audífonos de traducción simultánea para entender que hay un ''nuevo comienzo'' en las relaciones entre California y México, y escuchar al presidente Ernesto Zedillo decir que estos dos territorios deberán ser, en el próximo siglo, ''más amigos, mejores vecinos y más grandes socios comerciales''.
Al mismo tiempo, el propio presidente de la Asamblea, Antonio Villarraigosa, y el vicegobernador, Cruz Bustamante ųambos latinosų, al igual que el gobernador Gray Davis aseguraban que deben quedar en el pasado ''los momentos amargos'' que ha vivido esta relación, y que en lugar de ''vecindad distante'' hay que dar paso a un nuevo futuro de cooperación.
Pero también, y desde la cúspide de su realización personal asumir, admitir, que ''el sueño californiano'' se ha construido ''en parte'' por el sacrificio de trabajadores mexicanos.
De paso, y mientras en las calles que rodean al Capitolio un grupo de mexicano-estadunidenses protestaba por la política gubernamental en Chiapas y reclamaban su derecho al voto en los comicios del 2000 en México, Zedillo dio desde aquí sus primeras impresiones públicas sobre las reglas de su partido para designar candidato a la Presidencia. ''Celebro ųdijo con calculado entusiasmoų que el PRI haya dado este paso, como celebraré cualquier otro acto de democratización interna en cualquier otro partido''.
Es muy satisfactorio, expuso en el mismo Capitolio, que la decisión de los mexicanos de vivir cabalmente la democracia ''se esté extendiendo al interior de los partidos políticos y las organizaciones sociales''. Es algo bueno para México ųargumentóų y fundamenta la convicción de que ''más pronto que tarde'' por exigencia ciudadana se implantará en el país una nueva ética política.
The big enchilada
En California, 37 por ciento de la población es de origen latino. Se trata, ahora se sabe, de un valioso voto que lo mismo resultó determinante para el triunfo de Bill Clinton desde su primer periodo que inició en 1994, que para poner fin a la larga estancia de más de dos décadas del Partido Republicano en el poder estatal, y que vivió sus más funestas y racistas consecuencias con Pete Wilson. Algunos le llaman big enchilada al sufragio de este amplio sector que, sin embargo, apenas empieza a ser considerado en los cargos políticos.
Los demócratas entendieron muy bien lo que pueden lograr siete millones de latinos y Gray Davis, a la hora de postularse, trajo desde la Corte Suprema de Justicia del estado a Cruz Bustamante como su compañero de fórmula. Hoy, este hombre de 46 años es el latino de más alto rango en la política de California, y el primero en ocupar una oficina estatal desde 1871.
''Bus, Bus'', coreaban triunfales sus correligionarios en la sede del Capitolio mientras él se aprestaba, en español, a dar la bienvenida a Zedillo y definir a éste como ''un día histórico'' y de enorme orgullo para quienes tienen en México sus raíces. Aseguró entonces que ''aquellos que nos han dividido serán olvidados por la historia; aquellos que nos unen heredarán los beneficios de paz y prosperidad''.
Ejemplo similar es el del propio Villarraigosa. Hace apenas tres años era un líder de maestros que hacía activismo a favor de las escuelas públicas en el área de Los Angeles, y hoy ųsiempre en españolų y en su condición de líder de la Asamblea Estatal recibió al presidente Zedillo y le dijo: ''Hoy y en adelante California reafirma las contribuciones de inmigrantes mexicanos a este estado, y el parentesco que continúa con la gente mexicana''.
Zedillo por su parte advertía que si México tiene en el presidente Clinton un amigo que ha demostrado interés personal y cuidado particular en sus relaciones con el país, ''afortunadamente hemos descubierto a otro gran amigo'', en referencia a Davis, quien lo visitó en el Distrito Federal en febrero, apenas semanas después de tomar posesión.
Enseguida, dijo que en ''mi país, nos sentimos muy orgullosos de la enorme contribución que han hecho las generaciones de origen mexicano al progreso y bienestar de California'', estado que ha conocido de su talento, energía y capacidad de trabajo.
Son hombres y mujeres, añadió, que han cumplido su parte para que el estado sea apreciado por su sitio vanguardista en el respeto a los derechos humanos, lo mismo que en la ''innovación en la convivencia social, en el avance tecnológico y en los medios de comunicación y entretenimiento''.
Corresponsales de diarios californianos en México esperaban que en la sede del Poder Legislativo el presidente Zedillo hiciera consideraciones puntuales sobre los derechos de los migrantes ųesos que son 90 por ciento en las labores agrícolas del estado y que alcanzan en promedio apenas diez años de escolaridad y siguen ocupando los empleos de más bajo salario y reconocimientoų, pero él centró su mensaje en destacar las ventajas que ha traído, para las dos economías, el Tratado de Libre Comercio.
Ha sido, indicó, ''un gran éxito'' y ha cumplido sobradamente sus expectativas. Ha significado, y así seguirá, miles y miles de nuevos y mejores empleos y oportunidades de negocios para ambos lados de la frontera. Bajo este instrumento, California es ahora el segundo estado con mayores exportaciones a México, y en el primer trimestre de 1998, el país se convirtió en el mercado más grande para productos californianos.
De igual modo, se refirió a la pobreza como el mayor desafío de México y lo consideró como un fenómeno resultado de rezagos ancestrales y graves carencias, aunque ųy como también lo esperaban algunos observadoresų nunca lo vinculó con la emigración masiva de mexicanos hacia este país.
Sí, en cambio, dedicó amplio apartado a hablar de la democracia mexicana, la cual se consolida ųconsideróų con la realización de elecciones legales, transparentes y justas, y se tiene un sistema político donde cada partido y cada candidato participan sabiendo que pueden ganar y que es el voto ciudadano el único que decide quién resulta vencedor.
Para tener una democracia fuerte ųrespondió más adelante en una breve conferencia de prensaų hay que tener partidos fuertes, y para que éstos existan debe haber democracia.
También, y en el almuerzo que le ofreció el gobernador Davis antes de viajar hacia San Francisco, Zedillo puntualizó que en México ''nosotros necesitamos y sabemos que para poder tener certeza económica a largo plazo y para poder tener justicia social, necesitamos fundar todos nuestros esfuerzos en la práctica y en los principios de la democracia''.
El Presidente recibió seguramente los reportes que hablaban de las decenas de personas que caminaban pacíficamente con la cara cubierta por paliacates y pasamontañas. Cargaban monigotes con su imagen y otra que, dijeron, representaba a la comandate Ramona. Unos se reivindicaban miembros de la Coalición Zapatista y otros más de la Alianza por la Democracia. Más tarde, muchos de ellos portaban, además de las mantas prozapatistas que habían mostrado primero, otras nuevas en las que pedían: ''Zedillo, queremos votar en el 2000''. Ellos mismos viajaron por tierra desde Sacramento, para ir haciendo más grandes los grupos que, donde quiera que se hospede el mandatario mexicano, se harán sentir.
n El Ejecutivo hablaba en San Francisco sobre crecimiento económico
''šVivan los zapatistas!'', gritó una mujer ante el Presidente
Rosa Elvira Vargas, enviada, San Francisco, 17 de mayo n Desde el fondo del salón se escuchó clara la voz de una mujer, ''švivan los zapatistas!'', justo en el instante en que el presidente Ernesto Zedillo enfatizaba que su gobierno busca el crecimiento económico como vía para brindar bienestar a la población. El mandatario mexicano escuchó, terminó su pausa y sin alterar la voz respondió: ''Para todos los mexicanos, sean o no zapatistas''.
La ocasión era el foro que se organizó aquí con los integrantes del Commonwealth Club y el World Affairs Council, en donde el mandatario había hablado de la modestia que debiera caracterizar a los políticos, ''y yo no voy a resaltar ningún logro propio'', cuando se le había pedido que hiciera un balance de aquello que considera lo más relevante de su gestión.
Sesión intensa donde afirmó que ''no vamos a aceptar nada que no provenga de principios democráticos'', y donde a propósito de las inquietudes sobre el fenómeno migratorio aseguró que ese problema ''no se resolverá con recriminaciones sino sólo con actitudes positivas e imaginativas''.
Zedillo ubicó tres elementos para el futuro en México: crecimiento económico, justicia social y estabilidad política. Con ellos, dijo, podemos ver un futuro optimista. Era ese, el último acto en el programa presidencial de un día que inició en Sacramento y concluyó aquí, y en el que la constante ha sido la celebrada reiteración pública de que se reanudan los vínculos amistosos y la cooperación entre México y California, pero en el que también, y como se preveía, las protestas y manifestaciones públicas a favor de Chiapas surgieron aquí y en la capital del estado, y se esperan más y de mayor número y organización en Los Angeles.
Segundo lugar en la agenda de su primer día en California, San Francisco recibió al presidente Zedillo con un viento helado y la protesta de un nutrido grupo de simpatizantes zapatistas. Con moños blancos prendidos en su ropa y mantas pidiendo el cese de la presencia militar en Chiapas y el respeto a los acuerdos de San Andrés, se apostaron en las cercanías del hotel Fairmont, que hospeda al mandatario y donde tuvo reuniones con líderes de la comunidad mexicano-estadunidense, con alcaldes del estado y con los miembros del Commonwealth Club y el World Affairs Council.
Ese encuentro con líderes era esperado con amplias expectativas, dada la compleja agenda que afecta a los siete millones de personas de origen mexicano que aquí habitan, y donde las respuestas y apoyo que obtengan de su país de procedencia resulta crucial. Sin embargo, el encuentro resultó privado y sólo se tuvo referencias por un boletín de prensa.
Fue una reunión a la que asistieron 25 líderes de agrupaciones latinas, que se prolongó 90 minutos y en donde básicamente, según se supo, Zedillo dio el respaldo del gobierno mexicano para que termine de una vez por todas, y a su favor, la disputa pendiente por la llamada iniciativa 187, que actualmente se ventila en la Corte Federal del Noveno Distrito, a petición del gobernador Gray Davis.
Zedillo hizo un reconocimiento a las contribuciones del mandatario californiano a favor de los derechos humanos de la población latina. Con una economía que por si sola constituye la séptima en importancia del mundo, California descansa en la mano de obra latina, una buena parte de ella indocumentada y víctima de violaciones constantes a sus derechos humanos.