Miguel Barbachano Ponce
Imágenes de momias

Aún no sé por qué circulan sin cesar en mi memoria los fotogramas de las momias que creó la cinematografía en las diversas etapas de su historia. ƑSerá acaso ųme preguntoų por haber contemplado en los periódicos de circulación nacional el cartel publicitario que anuncia a los cuatro vientos la masiva proyección de Talos the Mummy en decenas de cines de nuestra pesadillesca metrópoli? ƑO tal vez por haberme estremecido por aquella frase ''La maldición ha sido un mito... Ahora el terror es real" que engalana el recién citado anuncio, en cuyo oscuro y rectangular espacio aparece el cuerpo (cabeza, torso, brazos) de una hollywoodense mummy envuelta por inmaculados lienzos?

El caso es que rememoro a partir de aquella frase mil veces repetible ''...ahora el terror es real", los planos que realizó en 1909, Gerard Bourgeois, para La momie du roi cuya problemática gira en torno de la profanación de la tumba del faraón Ramsés, que vuelve a la existencia para vengarse de quienes cometieron el sacrilegio. Sin embargo, son los fotogramas expresionistas articulados en célebres escenas de The Mummy (1932) por el camarógrafo y cinedirector alemán Karl Freund (1890-1969) los que ocupan un lugar destacado en mi pantalla particular. Porque, Ƒquién que los vio podrá jamás olvidar aquella aterradora obra con la macabra actuación de Boris Karloff (1887-1969) como Im-Ho-Teb, la momia enamorada, que al retornar a la vida mediante el desciframiento de intrincados jeroglíficos intenta revivir un antiguo amor ahora encarnado en una joven de nuestro tiempo, Hellen Grosbenrod (Zita Johann) que visita en el museo del Cairo el sarcófago y la momia de una princesa, precisamente aquella que alguna vez amó el susodicho Im?

ƑQuién olvidará las tenebrosas escenas que acontecen ante la estatua de Isis, cuando Im-Ho-Teb intenta asesinar a Hellen para después gozar junto a ella la vida eterna? ƑQuién el rayo que corta su desesperada acción, transformándose en un montón de huesos calcinados? Sin duda ųcuando menos así la ubico en la memoriaų The Mummy no sólo es un poema de amor, sino también un melodrama expresionista tamizado por el horror de una mítica maldición que se renueva periódicamente.

Para continuar esta recopilación, trasladémonos al año 59, cuando el inglés Terence Fisher (1904-1980) abordó nuevamente el tema en un filme de idéntico título, con Peter Cushing en el papel del investigador y Christopher Lee en el de la momia. La cinta no superaba a la Freund, pero ofrecía los elementos positivos característicos de las producciones terroríficas de Hamer. Y ahora recuerdo que uno de los más importantes directores de esa británica productora, Michael Carreras, abordó desde la dirección una variante del tema en The Curse of the Mummy's Tomb (1964).

Pasemos a las producciones mexicanas de terror para referir momentos alucinantes de La momia azteca (1957), de Rafael Portillo. Alucinaciones que me retrotraen a una anécdota sobre la transmigración de las almas a través de los siglos; en este caso será Flor (Rosita Arenas) la mujer que en una vida anterior fue Xóchitl, hermosa doncella náhuatl que fue ejecutada por sus amores ilícitos con el guerrero Popoca, la que viene a perturbarme. Me inquietan las secuencias durante las cuales el guerrero retorna a nuestro tiempo, encuentra a Xóchitl-Flor y trata de llevarla consigo al más allá.

Hasta aquí la memorística recreación de imágenes de momias. Adiós para siempre adiós, Ramsés, Im-Ho-Teb, Xóchitl-Flor, Popoca, Bourgeois, Freund, Karloff y Fischer. Adiós Georges Méliés, quien en 1899 muestra por primera vez en el cine a una momia; y no sé todavía cuantos otros más.