n Prístina y última piedra, trabajo al alimón con Milán
El matiz belicista, consustancial a las antologías: Lumbreras
n Las preferencias de Mendiola son un riesgo para la poesía, señala
César Güemes n Sin desearlo, aunque consciente de ello, Ernesto Lumbreras se embarcó en un proyecto de suyo polémico: una antología poética. Nacido en 1966, tiene en su haber los poemarios Clamor de agua, Espuela para demorar el viaje, El cielo, y el muy cercano Encaminador de almas. En 1992 obtuvo el Premio de Poesía Aguascalientes. En fin, un poeta de la nueva generación. Hace unas semanas comenzó a circular, realizado por él y Eduardo Milán, el volumen Prístina y última piedra, antología de poesía hispanoamericana presente, bajo el sello de Aldus. Como le sucede a casi cualquier libro de ese tinte, los comentarios públicos o privados no se hicieron esperar.
La versión de los hechos de Ernesto Lumbreras se da, pues, en la plática sobre la antología que hizo al alimón.
ųCon los antecedentes que tenemos en México respecto de las antologías poéticas, supongo que será cuesta arriba hacer una de ellas. Las discrepancias aparecen al día siguiente de que se colocan en el mercado.
ųLa naturaleza de las antologías es múltiple. Tiene desde luego una expresión arbitraria ineludible y al mismo tiempo proyecta eso que señalas: es una declaración de guerra. Es decir, una antología intrínsecamente posee un matiz belicista. Luego, un trabajo crítico como el que Milán y yo nos propusimos, desde luego no puede ser un directorio telefónico. Consideramos que la labor antológica es una obra de autor, como un poema o un cuento. En consecuencia, las elecciones que tomamos fueron escrupulosas, críticas, que puntualmente expresan nuestra visión de la poesía. El libro ha entrado en circulación, y los reclamos y las reacciones en contra, con argumentos o sin ellos, ya están ahí.
Expresar la diversidad de corrientes
ųUno de los reclamos posibles es que el porcentaje de mujeres poetas antologadas es menor al de varones. ƑBuscaron alguna suerte de equilibrio en ese sentido?
ųPrístina y última piedra no fue antología de consenso, y cuando digo consenso el radio de la palabra es amplio. No lo fue porque no tenía en primera instancia un espíritu bolivariano, es decir, no forzosamente debían estar representados todos los países hispanoamericanos. Eso mismo se transfiere a la presencia masculina o femenina. Realmente no tomamos en cuenta el sexo de los autores seleccionados. Lo que analizamos fue la autonomía de las obras, si eran eficaces o no. El asunto de la proporción de hombres y mujeres responde a un plano sociológico más que poético. Ahora bien, no creo que la presencia de poetas mujeres sea baja.
''Es halagador, y no como una respuesta sociológica sino como una revelación poética, la multiplicidad de voces que hay en la antología. No haría falta una cifra, pero por citar sólo algunos nombres, encontramos a poetas muy destacadas, como María Auxiliadora Alvarez, Coral Bracho, Marosa di Giorgio o Rocío Silva Santiesteban.''
ųDe manera contraria a la pregunta de por qué algunos poetas no aparecen, hable de los criterios para aparecer más allá de la preferencia de los antologadores.
ųHace cinco años Milán publicó un libro de crítica poética. Hice un comentario al respecto en el cual señalé que el trabajo del crítico demandaba la presencia de una antología, de tal suerte que la cartografía expresada en sus notas tuviera una ilustración a mano. Ese reto tuvo una respuesta de Milán y nos propusimos hacer el libro que implicó cinco años. No solicitamos textos inéditos, sino que el universo se centró en libros publicados. Prístina... es una antología que no resalta una sola tendencia o protagonismo, sino que expresa la diversidad de corrientes que podemos observar. Además, es una antología, no es un libro de texto, no es la historia de la poesía hispanoamericana. En todo caso es una historia posible que Milán y yo nos arriesgamos a proponer. La apuesta es que en los 52 autores que recoge Prístina..., con toda seguridad están por lo menos los 20 o 25 que el próximo siglo se seguirán leyendo. El pronóstico no es nada malo.
ųY en todo caso la polémica es sana.
ųAunque conviene hacer algunas precisiones al comentario de Víctor Manuel Mendiola publicado hace unas semanas en La Jornada Semanal. La primera es un mérito de su modestia. Como él no puede decirlo, tengo que precisar que Mendiola no figura en nuestra antología. Ese dato, objetivo, ayuda a comprender su encendido comentario. La segunda precisión tiene que ver con el juicio que él emite al afirmar que la antología Norte y sur de la poesía iberoamericana funciona mejor al presentar un panorama más abierto y diverso. Desde luego, al respecto Mendiola oculta información al lector. Para él este trabajo funciona mejor porque él está incluido. No tiene caso demorarse más sobre el funcionamiento ''extraordinario" de este volumen, libro de circunstancia y de una ceguera inconmensurable.
''Sin embargo conviene, como muestra basta un botón, anotar lo siguiente: la sección de poesía mexicana inicia con Bonifaz Nuño (1923) y termina con Myriam Moscona (1955). Pues bien, dicha muestra conformada por 18 autores excluye olímpicamente a Tomás Segovia, Gabriel Zaid, Gerardo Deniz y José Carlos Becerra. ƑQué entenderíamos por esto? ƑAcaso supone Víctor Manuel Mendiola que sus libros son notablemente superiores a los ya clásicos Anagnórisis, Cuestionario, Picos pardos y Relación de hechos? ƑEs este el modelo de diversidad que tanto le entusiasma a ese comentarista?
''Ojalá que Mendiola no tenga en mente una nueva antología: en sus gustos y preferencias la poesía mexicana y de otros ámbitos corren peligro."
ųPor su parte, Encaminador de almas tiene más apego a la forma y de algún modo lo lleva a El cielo.
ųSobre todo hay poema en prosa, que es un género bífido, permite contar y al mismo tiempo cantar. Por otra parte es una manera de escribir con la cual la poesía moderna adquiere un rostro emblemático. Luego, así como la materia temática de El cielo es casi consanguínea de Espuela..., Encaminador de almas es una continuación en más de un sentido de ese libro. El paisaje de mi tierra natal, Jalisco, es lo que aparece de manera significativa en sus páginas. El poema central del libro es de ánimas, de muertos. La presencia de Rulfo en esa tesitura es fundamental, desde luego. Pienso que en Encaminador... aunque con otra tensión y otra atmósfera, sí se recrea este mundo fantasmagórico de vivos y muertos donde los lindes entre uno y otro se confunden.