Vive el país una situación de "altísimo riesgo": Pablo Salazar

Julio Hernández López, enviado /I, Tuxtla Gutiérrez, Chis. Ť La víspera de que el PRI dé a conocer sus reglas para elegir candidato presidencial, la más reciente de las escisiones de ese partido, el senador chiapaneco Pablo Salazar Mendiguchía, advierte que el país vive en una situación ``de altísimo riesgo'', sin conducción política, con el narcotráfico queriendo tomar un papel decisorio, y con peligros de violencia política frente a los cuales "nada se está haciendo" para evitar que se repitan episodios criminales como los de 1994.

Unas oficinas prestadas

Hace una semana que Pablo Salazar dejó de ser priísta, y todavía se emociona al recordar los momentos en los que puso punto final a una larga militancia en el partido tricolor. La casa de campaña en la que despacha en busca de ser candidato a gobernador por una alianza opositora es muy amplia, decorada con buen gusto y sin ninguna austeridad. Un empresario amigo la prestó porque él no la estaba utilizando, explica Salazar.

Por el camino que lleva a ese edificio del fraccionamiento Las Palmas se pueden ver algunas bardas pintadas de muchos colores (cuando menos aquellos de los principales partidos políticos nacionales, desde luego el verde, el blanco y el rojo) con la leyenda de que Salazar es la esperanza para el 2000.

-En el 94 la violencia llegó, pero no sólo a las montañas de Chiapas, sino también al PRI, para quedarse -explica Salazar, con una pintura de Benito Juárez a la espalda-. Y nada nos garantiza que ese problema no vuelva a presentarse. Pero no veo que se esté haciendo nada para impedir que se repita.

Explica, mientras afuera le esperan comisiones con asuntos que le desean plantear y a las que les ha explicado que dará una entrevista de prensa para la cual necesitará un poco de tiempo: Ahora tenemos elementos nuevos que complican mucho la toma de decisiones y la conducción de la política.

El narcopoder

Uno de esos elementos es el narcotráfico, metido desde el delamadridismo en el poder. Primero en el económico y ahora en el político, siempre con mayores ambiciones de poder.

Y por si fuera poco, continúa en su argumentación Salazar, el gobierno ha comprometido innecesariamente a una institución que tenía una imagen muy respetable, como era el Ejército, al que se ha enviado no sólo a cumplir funciones policiacas, sino también "a sustituir a actores políticos".

No sabemos, puntualiza, "hasta dónde ese desdén superior y esta sustitución de unos actores por otros esté formando parte de la descomposición del país que vemos venir".

Salazar tiene muy claro un fenómeno que le parece central para entender lo que sucede en México: la descomposición política, la falta de oficio, el desdén, la irresponsabilidad de los cuadros que institucionalmente tienen la obligación de conducir la vida política nacional. Tiene múltiples ejemplos a la mano, como priísta, como miembro de la Cocopa, como senador.

En su oficina principal, el ex miembro de la Cocopa tiene como imagen mayor, como presencia dominante, una fotografía de Javier López Moreno, con quien colaboró en diversas etapas de su vida política, en particular cuando aquel fue gobernador interino y Salazar secretario de Gobierno. Relata que la guerra abierta en su contra inició en septiembre del año pasado, cuando el presidente Zedillo omitió en su informe hacer cualquier referencia a Chiapas y su conflicto, lo que llevó al senador Salazar a decir que esa omisión presidencial reflejaba el desprecio que la Federación ha tenido por Chiapas a lo largo de 150 años.

Con ese pretexto, el gobernador Albores se envolvió en la bandera de la defensa del Presidente y ordenó iniciar un proceso de expulsión de Salazar de las filas del PRI chiapaneco.

Hijos bastardos o hermanos pobres

Pero es que, explica Salazar, hay en el ánimo de mis paisanos la idea de que la Federación nos trata como hijos bastardos, como los hermanos pobres.

Recuerda las palabras de Luis Espinosa, un discípulo muy apreciado de Belisario Domínguez, quien dijo 90 años atrás, en un discurso pronunciado en la conmemoración de la anexión de Chiapas a México, que los chiapanecos habían pasado de Centroamérica a México, en un acto voluntario, esperando un mejor trato, pero que el resultado es que ahora estaban peor que antes. Ese discurso, de 90 años atrás, se podría pronunciar hoy con toda naturalidad, porque es totalmente vigente, dice Salazar.

Los gobernadores importados

Uno de los mayores agravios que la Federación ha hecho a Chiapas es el envío de gobernadores importados. Esa tradición, asegura Salazar, inició en el porfiriato, con el envío de Emilio Rabasa, el gran constitucionalista que, sin embargo, no tenía un real arraigo allá.

"Pero esos agravios han ido de menos a más", precisa el senador. Todavía hace unas décadas les enviaron de mandatario al doctor Manuel Velasco Suárez, a quien no conocían físicamente todos los chiapanecos, pero sí respetaban porque sabían que era una eminencia médica que, "bueno, operaba en Houston, en Estados Unidos".

"Los Ruiz Ferro"

-Pero luego ya no llegaron los Velasco, sino los Ruiz Ferro, por ejemplo. Un Ruiz Ferro al que nadie conocía, que yo como senador no lo conocía, que nunca lo había tratado. Y que no tenía ningún timbre de orgullo, pues su paso era por la Conasupo, por el ámbito de Raúl Salinas, con una nula experiencia política...

Ruiz Ferro fue la gota que derramó el vaso -continúa Salazar- porque nos dimos cuenta, como en Checoslovaquia cuando empezó la revolución de aquel país, de que cualquiera podía llegar al poder. Esa era la descomposición política: cualquiera podía llegar al poder. Y por eso llegaba Ruiz Ferro, que no podía pronunciar los nombres de los municipios, que confundía lugares de Tabasco con los de Chiapas, que desplegó una política guerrera cuyo crespón máximo fue Acteal...

Once gobernadores en 22 años

Salazar hace cuentas en ese conjunto de oficinas cuyo color dominante es el azul. En los últimos 22 años han habido once gobernadores, de dos años de promedio cada cual. Por ello, los que llegaban deseaban cortar listones, hacer inauguraciones, y no pensar en proyectos de largo plazo.

Pero el desarraigo no es sólo por cuanto al pasado previo a su llegada a gobernar, sino también en lo que sigue. Los gobernadores no se quedan a vivir aquí, pero tampoco son enterrados aquí cuando mueren, ni ellos ni sus familiares. La gente se pregunta, dónde está la familia de quienes nos gobernaron y dónde están los que gobernaron. La mayoría, fuera de Chiapas, que es de donde vinieron a ser gobernadores.

La ingobernabilidad

Se declara optimista, deseoso de ver hacia el frente y luchar para corregir, para solucionar, pero no puede dejar de reconocer que hoy en Chiapas están dados todos los elementos para la ingobernabilidad, con conflictos sociales, étnicos, religiosos, políticos, agrarios y armados, con la persistente discriminación racial contra el indígena...

Da su lectura de lo que la Federación hace: No veo intención ni disposición de solucionar los problemas de fondo de Chiapas. Por el contrario, veo una creciente polarización y la intención de tensar.

Narra cómo el gobierno federal decidió desconocer los acuerdos de San Andrés, porque con la propuesta de reformar la Constitución federal se reconocía en favor de los zapatistas la discusión inicial, en la que éstos pretendían tener una dimensión nacional y el oficialismo los quería constreñir a un ámbito local.

Deslealtades, Chuayffet, desconocer San Andrés...

Entonces comienza Salazar a recordar aquel invierno de 1996, cuando el presidente Zedillo le mandó decir, por conducto de Fernando Ortiz Arana, que era un desleal, un traidor, que si se le había olvidado quién lo había hecho senador, porque ahora se ponía de lado de los zapatistas y no del gobierno zedillista.

Salazar fue a Los Pinos y durante más de una hora habló con el presidente Zedillo. De lo hablado, de los tonos y las decisiones, del entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, que decía no conocer documentos que había expedido su oficina, de la decisión presidencial de desconocer lo que fuese necesario para no dar curso a los acuerdos de San Andrés, se escribirá mañana, en la segunda y última parte de esta entrevista.