Mientras usted está leyendo tranquilamente el periódico en esta mañana dominical del 16 de mayo, se están instalando unas 3 mil mesas que van a recibir la respuesta a la Consulta Ciudadana por la Reforma Política Integral del DF, promovida por un grupo de 75 ciudadanos sin partido político. La convocatoria ha sido firmada además por los dirigentes del Partido del Centro Democrático y por más de 300 agrupaciones y organizaciones cívicas y políticas, entre las que destacan (las cito a título ejemplificativo) Alianza Cívica, Causa Democrática, Equipo Pueblo, Convergencia Democrática, Movimiento Ciudadano por la Democracia, etcétera.
Desde antes de que se emita el primer voto, la consulta ha producido ya impactos políticos interesantes:
Primero: ha puesto de nuevo en la conciencia pública el tema de la reforma política integral para el Distrito Federal, que había quedado en la penumbra. Se hace evidente para cientos de miles, nuevamente, que la ciudad necesita un sistema democrático de gobierno bien articulado y eficaz, que funcione bien, gane quien gane las elecciones del año 2000.
Segundo: la reforma del Distrito Federal ha vuelto a estar en la agenda de discusión de los partidos políticos. La promoción de la consulta ha tenido efecto directo en este nuevo posicionamiento de los partidos. Pero no debemos exagerar. En realidad, los partidos "se han dado cuenta" de que, cuando menos, el tema de las delegaciones y algunos otros colindantes tienen que ser revisados a fondo antes de octubre de este año.
En el apresuramiento de la reforma de 1996 no se previó cómo quedarían estructuradas las delegaciones que serán electas en el año 2000. Para que pueda hacerse la elección, deben estar definidas sus facultades, sus límites de acción, sus recursos y, sobre todo, las reglas en que operarán junto con las demás delegaciones, de modo de no producir un efecto caótico que llevará al borde de la ingobernabilidad al Distrito Federal.
La consulta todavía no produce todos sus efectos políticos. Tenemos muchos retos que cumplir este domingo: además de instalar las casillas, desde recibir la votación abundante y de reportar a tiempo los resultados, es necesaria, además, una estrategia de comunicación cuya acción y contenidos informativos estén determinados por nuestro objetivo estratégico: crear conciencia sobre la necesidad y la urgencia de la reforma. Durante todo el domingo un minúsculo equipo tendrá que dar respuesta, no sólo a la demanda de información creciente de los medios y del público, sino a las potenciales descalificaciones por parte de los adversarios de la consulta. Más adelante buscaremos lograr impactos políticos decisivos:
1. Crear una percepción de responsabilidad ciudadana por el futuro de la ciudad.
2. Ofrecer a los partidos políticos una respuesta coherente sobre la ciudadanía frente al gran tema del Distrito Federal.
3. Poner las bases para la realización de otros ejercicios semejantes en los años futuros, en las que, es de esperarse, la democracia representativa y su complemento, la democracia, participativa se establezcan definitivamente en el país y en la capital.
4. Mover a los partidos para que asuman su responsabilidad histórica. Impedir que la reforma pendiente del Distrito Federal se limite exclusivamente al tema de las delegaciones. Es decir, impedir que sea simplemente un parche, una "reformilla" o una "reformeta" en la cadena interminable de remedios de última hora con que se ha ido creando tan penosa y contradictoriamente el marco jurídico políticos de nuestra capital.