Arturo Montiel, que tiene preocupadísimos a los ingenieros electorales del PRI en el Estado de México, disparó las cervezas a los aguerridos miembros de la Perra Brava. De nada le valió. En la foto se coló un diablo que, dicen testigos presenciales, no era rojo, sino azul, y ocultaba bajo la máscara algunas encuestas donde José Luis Durán, aspirante panista, va a la alza, mientras el priísta Montiel se cae. Otro detalle: nadie en el estadio preguntó dónde está la campaña del perredista Higinio Martínez. Y mientras los políticos intentan levantar el interés ciudadano por sus campañas, en el territorio mexiquense el único hecho que se da por seguro es que el Toluca -``La Fuerza 1999'', que adoptó el PRI hasta como lema de campaña- obtendrá nuevamente el campeonato del fútbol mexicano. Al calendario electoral de la entidad más poblada del país le quedan menos de 90 días. La posibilidad de una alianza entre el PAN y el PRD parece haberse cancelado, luego de la escaramuza verbal que confrontó a Durán y a Higinio. ¿El Edomex sigue siendo el laboratorio donde los partidos ensayan sus estrategias antes de la elección presidencial? A saber, pero de que el Diablo anda suelto.

Esta tarde, en el Club de Industriales, se festejará a los nueve mexicanos que merecieron ser incluidos en la lista de los 500 líderes del siglo venidero, según la selección hecha por un comité establecido por la cadena de televisión CNN y la revista Time.

A la cabeza de los mexicanos están un empresario y un político.

El empresario, claro, es el joven Emilio Azcárraga Jean (30 años).

¿Y el político? Una pista: hace poco, Roberto Madrazo le llamó por teléfono para asegurarle que será no sólo candidato sino presidente de la República y lo invitó a colaborar con él. El personaje se negó cortésmente. Otra: pese a que diseñó el nuevo modelo para el México rural sus torpes críticos acusaban que ``los únicos campos que conoce son los de golf''. Y una más: como líder en el siglo XXI podría cumplir la promesa de José Angel Gurría, hoy secretario de Hacienda, a empresarios japoneses. Es decir, forma parte del equipo que mandará en el país 25 años seguidos. ¿Todavía no da? Sus conceptos sobre la soberanía nacional son insuperables.

Acertó. El político mexicano del siglo XXI es Luis Téllez Kuenzler (40 años), secretario de Energía.

¿Cuántos aspirantes quedarán una vez que este lunes, el Consejo Político Nacional del PRI defina las reglas de la competencia por la candidatura presidencial?

Corren los pronósticos entre priístas. La mayoría de los apostadores van por una tercia: Miguel Alemán, Francisco Labastida y Roberto Madrazo.

¿Y Manuel Bartlett -quien a media semana propició un regaño para su tocayo Aguilera, cuando las huestes de la lideresa Silvia Sánchez Rico le dieron cálida bienvenida en La Merced? Buscaría una alianza con alguno de los aspirantes fuertes.

Humberto Roque podría mantenerse, pero sólo para que la llamada ``clase política'' no se fuera en bloque con Madrazo o Alemán.

Distanciado de su antiguo jefe Francisco Labastida, Esteban Moctezuma perdió la oportunidad incluso de alzar el brazo del sinaloense para legitimar su candidatura. En Bucareli le reprochan su falta de definición y su apuesta por la bendición presidencial, que nunca obtuvo plenamente, pese al programa de los 100 días (no otra cosa sino la suma de acciones contra la pobreza que ya diversas dependencias realizaban). Incluso creen que se esfumarán sus posibilidades de ser el candidato al gobierno del DF, pues cuando el PRI tenga aspirante presidencial ya no todo dependerá de Ernesto Zedillo.

Las reglas, se cree, armarán algún ruido, pero no mucho. Lo que conoceremos es un listado de normas básicas para regular lo que se ha denominado ``la fase previa'', que antecede a la publicación de la convocatoria. Quizá un sistema que entrame una ``pasarela'' -un recorrido nacional donde todos hagan proselitismo- para los ``aspirantes''. La programación de uno o varios debates. Y el énfasis puesto en los recursos -y la difusión de spots en medios electrónicos- que podrán utilizar en los meses previos a la decisión final.

Los operadores de Mariano Palacios Alcocer recuerdan las escenas de cuando visitaron a los gobernadores priístas para presentarles el método de selección del candidato. Los mandatarios apenas y le echaban una ojeada a los documentos: querían saber, les urgía, cuál era la línea presidencial. Nada más.

Las pregunta básica de los priístas, pese a las declaraciones de guerra y los dedos cercanados, sigue siendo una: ¿quién es el candidato del presidente?

En Insurgentes esquina con Luis Donaldo Colosio encadenan otras dos:

- ¿Quién representa la continuidad del proyecto económico de Zedillo?

- ¿Quién le garantiza que sus enemigos -Dublín dixit- no actuarán en cuanto concluya su sexenio?