n Su cobro se sustenta en una ley emitida por el Congreso de la Unión, precisa
No compete a la universidad ni a sus autoridades abrogar el RGP: Malo
n Los argumentos de los paristas, insustanciales y perniciosos, señala el secretario de Planeación
Alma E. Muñoz n Abrogar el reglamento de pagos no es competencia de la UNAM, su rector o el Consejo Universitario, pues el cobro de cuotas ''se sustenta en una ley emitida por el Congreso de la Unión'', aseguró ayer Salvador Malo, secretario de Planeación de este centro educativo.
Pero a pesar del discurso pronunciado en el Palacio de Minería, en donde se especificó que a la universidad ''no le compete hacer lo de otros: expedir leyes de la nación'', el rector Francisco Barnés defendió la autonomía y dejó entrever que la intención de la actitud oficial es evitar la injerencia de agentes externos a la UNAM.
Ayer, las autoridades dejaron en claro que esta institución ''no admite discriminación alguna, incluida la económica'', pero tampoco aceptarán lo inaceptable ''ni nos engañaremos suponiendo iguales a los desiguales o dando el mismo peso a la vehemencia que a la lógica'', en referencia a la actitud de los paristas que, para la rectoría, crea una ''situación grave y peligrosa''.
El conflicto demanda, de manera muy especial, ''defender nuestra autonomía y mostrar en los hechos que la merecemos y honramos. Ello nos exige prudencia, respetar los fines de la institución y evitar que nadie la convierta en medio de propósitos ajenos'', citó Barnés ante profesores e investigadores que cumplieron 25, 35 y 50 años de labor académica.
Afuera de Minería, una veintena de personas, entre profesores y padres de familia, protestaban por la falta de reconocimiento para el trabajo académico de la UNAM y exigían la renuncia de Barnés.
El rector se mostró dispuesto a dialogar con toda la comunidad universitaria para preservar el carácter de la institución y en donde no haya vencedores ni vencidos. Y para ello, ''como un punto de acercamiento'', dijo que la comisión de encuentro recogerá los puntos de vista de toda la comunidad, en particular de los paristas. ''La UNAM está obligada a superarse y ofrecer una docencia de gran calidad, porque nuestros alumnos tendrán que enfrentar cambios acelerados''. La tarea es ''preservar el carácter esencial de la academia para que nuestros estudiantes encuentren aquí la preparación que los haga profesionales útiles a la sociedad''. Compartimos ''la determinación de muchos para que la universidad nunca llegue a cerrar sus puertas a los estudiantes por motivos económicos. La universidad está al servicio de todos los mexicanos y apoya el desarrollo del país, no de un grupo o sector, y en su búsqueda por la verdad se opone a los dogmatismos de cualquier tipo, a las visiones unilaterales. En esta universidad nadie quedará fuera a causa de su condición social o económica'', sostuvo.
En su discurso, el funcionario insistió en la convocatoria por un diálogo constructivo, franco, incluyente y honesto. La búsqueda es resolver los problemas de la UNAM con procedimientos universitarios, gobernarse mediante sus diversos cuerpos colegiados y de acuerdo con sus reglamentos, ''sin intervención de ninguna naturaleza''.
Pero fue Salvador Malo quien se encargó de calificar los argumentos de los paristas como ''insustanciales y perniciosos'', que van más allá del RGP para ''justificar las acciones de fuerza que hoy impiden las tareas y el libre tránsito de los universitarios''. Para el secretario de Planeación, los planteamientos del CGH se resumen en tres puntos: ''Mediante el primero, se insiste en que las cuotas son inconstitucionales, desestimando que su cobro se sustenta en una ley emitida por el Congreso y que, en consecuencia, no compete a la universidad, su rector o su Consejo abrogar esa disposición. Resulta una sinrazón cerrar la universidad por no hacer lo que corresponde a otros: expedir las leyes de la nación.
''De igual manera, quienes critican el procedimiento seguido en la sesión donde se actualizó el RGP, deciden ignorar la violencia que forzó al Consejo a sesionar en condiciones desfavorables y olvidan, convenientemente, que el reglamento fue discutido y ratificado en su sede habitual el 8 de abril, contando con la asistencia y participación activa de los jóvenes y académicos opositores a la reforma''. En este argumento ''nos demandan que aceptemos al asambleísmo como representativo, y aún más, que le concedamos autoridad para violentar los derechos universitarios y humanos elementales''.
Finalmente, ''tampoco es posible desconocer que las cuotas, tras casi un siglo de existir, no han llevado a la privatización de la universidad, y suponer que por su actualización todos perderemos nuestra conciencia social y capacidad de juicio'' no cabe dentro de la reforma.
''Sería trágico que en una institución que se precia de fomentar y tener en su seno concepciones diversas sobre México y sobre sí misma, un grupo se considere poseedor único de la verdad y tome a la institución como rehén para imponerla''. La UNAM, para sus autoridades, vive tiempos difíciles como parte de ''una crisis pasajera'' pero no obstante no deja de ser ''una situación grave y peligrosa porque no aceptaremos lo inaceptable ni nos engañaremos suponiendo iguales a los desiguales o dando el mismo peso a la vehemencia que a la lógica''.
Para Malo, ''la falta de respeto hacia todo y todos; la desconfianza y el menosprecio del orden y la autoridad; la ausencia de lógica en los argumentos, y el descuido en las formas son parte del mensaje mismo. Pareciera que lo importante es hablar, gritar, creyendo que más tarde habrá tiempo para razonar y sustentar lo que ahora se reclama y para corregir los errores en que hoy se incurra. Entonces, las estructuras institucionales, las formas de organización y representación, las normas de convivencia social, las reglas mínimas de civilidad son motivo de desdén, de desprecio, de sospecha, de cuestionamiento y de rechazo por parte de numerosos mexicanos, particularmente jóvenes impacientes ante lo mucho que todavía falta para alcanzar una vida nacional plena, justa y equitativa. Para éstos, el momento actual sólo representa un punto de partida en el cual es notorio el atraso y la magnitud del rezago, la marginación y el abandono nacionales; de ningún modo es evidente para ellos el progreso alcanzado ni la transición hacia condiciones mejores'', concluyó.