En los años de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos transformó a Puerto Rico en una gran guarnición militar destinada al control del Caribe, el flanco sur de Estados Unidos y las comunicaciones interoceánicas, principal centro de entrenamiento de la flota occidental, cuartel general antisubmarino del Caribe y cuartel general alterno para dirigir una eventual guerra atómica en el océano Atlántico.
Las grandes bases estratégicas, que en conjunto representan la mayor del mundo fuera de territorio estadunidense, son siete: Roosevelt Roads (gigantesco emplazamiento naval en Cieba, cerca de San Juan), Ramsey (base área y depósito de armas nucleares y cohetes teledirigidos, en Puerto Borinquen, noroeste de la isla Aguadilla), Fort Buchannan, Fort Brooke, Fort Allen y los emplazamientos de las islas Culebra y Vieques.
En Vieques (43 kilómetros cuadrados) está el campo de entrenamiento Fernando Luis García, llamado así en memoria del primer puertorriqueño enrolado por ley en las filas del ejército estadunidense, quien murió en la guerra de Corea. En 1940, antes de que llegaran los marines, la isla tenía 15 mil habitantes y los campos estaban sembrados de caña, piña, plátano y otros productos agrícolas. Había cinco ingenios azucareros y la oferta superaba la demanda de empleo.
Hoy no queda uno solo, el óxido ha carcomido los equipos de los ingenios y la población se redujo a menos de 10 mil habitantes, y la gran mayoría son niños que ignoran que viven sobre un tonel de materiales nucleares de gran potencia radiactiva. Estos materiales son acumulados en refugios construidos por los españoles en el siglo XVI y están protegidos por gruesas puertas de plomo.
A fines de 1975, la isla fue sacudida por un ligero temblor; el curso errado de un cohete de la marina causó decenas de muertos y centenares de heridos, destruyó una iglesia, una escuela, un depósito de gas, varias decenas de casas humildes y centenares de depósitos de material bélico explosivo. La escuela donde cayó el proyectil se llamaba Ernesto Rosario Soto, en memoria de otro soldado puertorriqueño que murió en Vietnam, un día antes de la fecha en que debía volver a su patria.
Vieques y Culebra han sido utilizadas para operaciones navales de los países de la OTAN y allí, en la región denominada Springboard, se han entrenado las tripulaciones y marinos de Brasil, Venezuela y Colombia. Según denuncia de Niles Lathem (Times, 26/10/83), el ensayo para la invasión de la isla de Granada (octubre de 1983) tuvo lugar en Vieques.
Hace 15 días, dos bombas de 227 kilos cada una fueron disparadas ``por error'' por aviones cazas F-18 Hornet, adscritos al portaviones Kennedy. Las bombas cayeron en un puesto de vigilancia en el campamento García. Murió el puertorriqueño David Sanes y cuatro personas resultaron heridas.
Pedro Roselló, gobernador de Puerto Rico, envió al presidente Bill Clinton una misiva de protesta. Sin embargo, los países miembros del Tratado de Tlatelolco (1967), que aboga por la desnuclearización de América Latina, ni se dieron por enterados. ¿Qué hubiese pasado si las bombas caen sobre un depósito de armas o material radiactivo o sobre el mismo portaviones Kennedy, que en su bodega guarda cien armas nucleares?
Tom Gervassi, autor de Arsenal Democracy, señala que la flota del Atlántico de la marina de guerra de Estados Unidos posee más de mil armas nucleares. La sede de dicha flota se encuentra en Roosevelt Roads. La explosión de un solo megatón provocaría la muerte instantánea de 50 mil personas y, en un mes, la lluvia radiactiva ocasionaría un millón de muertos.
Gervassi dice que un error de manipulación técnica o electrónica podría aniquilar a toda la población de Puerto Rico: 75 por ciento de los hospitales serían destruidos por la explosión y 80 por ciento de los médicos y personal de salud morirían producto del error.
Claro que en Roosevelt Roads hay oficiales estadunidenses expertos en armas nucleares, preparados por un programa especial de seguridad con tareas específicas en el sistema y control de estos armamentos. El sistema incluye los llamados Single Integrated Operational Plan (SIOP), el plan de control de Estados Unidos para sus armas nucleares, y el Sealed Authentication System (SAS), sistema mediante el cual las órdenes especiales sobre armas nucleares son certificadas y confirmadas.
¿Y qué pasaría si un presidente de Estados Unidos pierde el maletín que controla el SIOP y el SAS, y que siempre lleva consigo? Bueno, esto es lo que le ocurrió al presidente Bill Clinton durante los festejos del 50 aniversario de la OTAN. Felizmente, el edecán del gobernante advirtió el ``error'' y el mundo quedó a salvo.