n Autor de la novela Siete noches junto al mar


Inventar un personaje de ficción conlleva más libertad: Zapata

n El vampiro de la colonia Roma, obra iniciática que cumple 20 años

César Güemes n Este 1999 Luis Zapata cumple 20 años de vampiro. Es decir, hace dos décadas que apareció por vez primera su novela iniciática, El vampiro de la colonia Roma, que en muy poco tiempo alcanzó las más altas predicciones en cuanto a lectores y ventas, más de 30 mil ejemplares. De entonces hacia acá han transcurrido varios libros en su haber: Ese amor que hasta ayer nos quemara, Hasta en las mejores familias, De pétalos perennes, A tontas y a locas, En jirones, De amor es mi negra pena, Melodrama, La hermana secreta de Angélica María, Los postulados del buen golpista y La más fuerte pasión. Novela a cuatro voces, Siete noches junto al mar es su nuevo libro, que circula bajo el sello de Colibrí y que dio a conocer la noche de este miércoles.

-La lectura del texto resulta fluida porque los personajes hablan con todas las reiteraciones, dudas y aciertos que se dan en una charla informal. Sin embargo es artificio, Luis. ƑEchó mano de la grabadora?

-Hice algunas grabaciones de historias que me contaron amigos de Acapulco, pero las relaboré literariamente, aunque no parezca. Hay otras que son inventadas. Lo que me interesaba es que los cuatro personajes tuvieran voz propia. A partir de ciertos tonos o voces de conocidos es como se van conformando seres con una personalidad sonora, con voz narrativa. El resultado del libro es producto del trabajo que se centró en apegarme al habla coloquial incluso en su estructura. Siempre me han interesado los registros del habla, aquí son cuatro personajes y en otros libros son dos o una sola persona la que cuenta todo. Como escritor, en cuanto encuentras una voz, ya tienes al personaje o una historia casi completa.

Fraternidad recíproca

-El narrador de Siete noches..., que es Luis Zapata, desaparece. Consigue casi un acto de ilusionismo.

-Eso me hace sentir cómodo. Muchas veces cuando escribo no encuentro un tono que yo asuma como propio. En cambio inventar un personaje de ficción te permite tener más libertad y de alguna forma más creatividad. Sé que esto puede sonar como que me escudo en un personaje, pero lo cierto es que eso es placentero. Quizá compenso una limitación: soy muy malo para platicar, así que por medio de seres platicones doy cauce a esa frustración cotidiana.

-ƑA qué atribuye que libros suyos como el nuevo o algunos otros del pasado contengan grandes dosis de diálogo y no sean formalmente obras de teatro?

-Hay una tradición novelística de escritores que han optado por la forma de diálogo. Un caso de los recientes es el de Manuel Puig, que tiene varias novelas profusamente dialogadas. La novela francesa cuenta en sus clásicos a grandes novelas casi sin descripción, o en español La Celestina misma. Lo que pasa es que el género novela admite muchas posibilidades, entre ellas el ejercicio dramático.

-ƑQué tan lejano ha quedado de usted el personaje del vampiro de la colonia Roma?

-Muy lejano en el tiempo, por los 20 años desde que apareció por primera vez. Por otro lado es un texto que siento muy cerca, sobre todo porque es mi inicio en este intento de oralizar la literatura o lo que escribo. No está tan lejos, salvo en el tiempo. En lo emotivo es alguien cercano que se continúa en otros personajes. De una u otra forma reaparece, aquí o allá, con otros registros, con otros puntos de vista. No es un personaje al que haya abandonado, ni él me ha dejado. Hay una fraternidad recíproca.

-Cada vez que aparece un libro suyo la referencia inmediata es El vampiro... ƑEso lo incomoda toda vez que su obra es más amplia?

-Pues no, no me molesta. El vampiro... tuvo gran éxito por los comentarios que se hicieron de él, se vendió muy bien y fue hasta medio escandaloso. Supongo que es natural que al lector se le quede la referencia. Pero es tan mi hijo como los otros libros.

El placer de viajar

-Pudo haber continuado colocando cierta dosis de conceptos que resultaran, digamos, escandalosos, en otros de sus escritos, y no lo ha hecho. Ya no buscó el escándalo ni esa manera de llamar la atención sobre un texto en particular.

-Es que nunca busqué el escándalo, ni con El vampiro... Nunca pensé que tuviera tanta difusión, para empezar. Cuando lo entregué a la editorial, hace 20 años, el editor sugería que le pusiera la puntuación usual. Me dijo muy claro: ''Ƒqué prefieres, que el libro se venda poco así como está o que se venda bien con la puntuación natural?" Le respondí que se vendiera poco y que saliera como estaba. No quise dar mi brazo a torcer en ese sentido. Y tampoco me interesaba la venta masiva, no era mi finalidad.

-Y sin embargo se vendió.

-Incluso más allá de los 30 mil ejemplares que preveía el editor si le ponía la puntuación, que por cierto no le puse.

-No le incomoda, pues, que se le identifique con el vampiro aunque Luis Zapata no sea un personaje sino un narrador.

-No, no me incomoda. Claro que no.

-Entiendo que ya no vive en esta ciudad. ƑEl cambio de ámbito funciona en efecto para airear la relación con la escritura?

-Mi viaje no fue con ese criterio. Sucede que en este sentido soy más inestable. No me gusta permanecer largas temporadas en un solo sitio. Ni siquiera aquí he pasado mucho tiempo. He estado en Cuernavaca y antes no he contado con un lugar muy fijo para radicar. Salir, cierto, permanentemente te renueva. Y uno de mis placeres es viajar dentro de la República, siempre y cuando no sea en avión.

"Para mí no hay nada más padre que llegar a otra ciudad. Ya después comienzas a aburrirte, te dices que no hay nada qué hacer y encuentras motivos de queja.

''Tengo, entonces, una fuerte tendencia a la vagancia, y no tanto por buscar inspiración. Igual te llega donde quiera que estés, o no te llega aunque te la pases en la carretera. Finalmente el escribir se reduce más bien a la disciplina cotidiana que es la que da elementos para el trabajo. El viaje es una cosa personal más que una búsqueda artística. La verdad es que siempre tiendo a aburrirme mucho, así que busco el cambio."

-ƑPor qué no realiza viajes en avión?, Ƒpara gustar del paisaje?

-No. Los aviones me dan miedo.

-Cómo, Ƒqué temor le puede inspirar un avión a un vampiro?

-El de estar encerrado, por supuesto.