n Requiere inversión muy elevada, dice Reverte
El cine de animación en México, una larga y precaria existencia
n Investigación monotemática en la revista del CUEC
Arturo Jiménez n Ubicado en un contexto aún más desventajoso que el de la industria cinematográfica nacional, el cine de animación existe en México desde hace décadas pero de manera precaria, pues como señala Gloria Reverte, se trata de una actividad carísima, riesgosa y que absorbe mucho tiempo y trabajo.
Acerca de la situación actual de este tipo de cine en México, la investigadora afirma que ''si tomamos en cuenta que el cine nacional pasa por una profunda crisis, se puede desprender, como una especie de metástasis, que el de animación también lo está, incluso desde antes, en cuanto a proyectos y propuestas creativas".
Reverte forma parte del equipo de investigación ųcoordinado por Luis Manuel Rodríguezų que realizó el número 15 de Estudios Cinematográficos, del CUEC, revista bimensual y que cada número es monotemático. Esta vez se abordó la animación en el cine mexicano y mundial.
''El cine animado se ha tenido que refugiar en la publicidad para sobrevivir. Los productores y creadores supeditan la cuestión creativa a la comercial y a nivel institucional no existe una infraestructura estable para apoyarlo, producirlo y difundirlo".
No obstante, Reverte considera que hay algunas ''buenas luces" para el futuro del cine de animación en este país, como el Taller de Imágenes en Movimiento del CNCA, ''que trabaja, recibe propuestas creativas y cuenta con cierta infraestructura y difusión".
Y menciona además a César Cantón, Guillermo Comin y Mario Noviello, quienes viven de la publicidad, pero se apoyan entre sí y ayudan a los realizadores jóvenes. Recuerda que una ex empresa de Cantón hizo, por ejemplo, Los picapiedra, ya que trabajaba para Hanna-Barbera, la Fox y otras.
Por otro lado, menciona el caso de Enrique Navarrete ųanimador que participó en cintas como Antz y El príncipe de Egipto, formado académica y laboralmente en Estados Unidosų, quien creará una empresa de animación en México.
''Esta generación de realizadores creció con los medios audiovisuales y absorbió la cultura de las caricaturas. Es como una respuesta generacional a toda esa información audiovisual recibida desde los años sesenta con el cine y la televisión.
''En todos está el deseo y la necesidad de hacer más formal la enseñanza y la creación del cine de animación en México dentro de las universidades y las escuelas de cine. En el CCC y el CUEC no existe la materia de animación, sólo talleres, y en las universidades menos."
Agrega que en el país predomina la animación ''tradicional" porque el equipo para hacerla por computadora es muy costoso, aunque a nivel internacional las productoras que lo poseen reducen su inversión.
Historias paralelas
El cine de animación, dice Reverte, empieza en el mundo casi al mismo tiempo que el cine tradicional, aunque como industria surge años después. El más representativo es el de Estados Unidos, que comienza en los años veinte. Los primeros cortos eran rudimentarios, con dibujos muy elementales, la mayoría basados en comics.
En México, señala, el cine de animación también inició en los años veinte, pero surge ''de la nada'', de personas interesadas que tuvieron contacto con los cortos gringos y experimentaron pero sin saber de técnicas ni tener equipos.
En los años treinta, continúa, se construyó el primer estudio, donde se hacían ''cortos muy cortos", de cinco o diez segundos, que de repente se proyectaban en los cines aunque la mayoría permanecían enlatados. En los años cuarenta y cincuenta los cortos empezaron a ser utilizados en la publicidad para cine y televisión, ''que es de lo que ha vivido la animación en México".
El primer largometraje de animación en México fue el de Los tres reyes magos (de los años setenta), el segundo Los supersabios (de la misma década) y el tercero Tlacuilo (en los años ochentas). Pero son los cortometrajes, destaca, los que más han sobresalido, y menciona El héroe (1994), de Carlos Carrera, Palma de Oro en Cannes.
Adelanta que como la información recabada es amplia, se pensó hacer un libro, pero ahora se creará una serie de programas en video que recojan los testimonios y la investigación, así como cortos y fragmentos de cortos y largometrajes de los realizadores mexicanos, pero aclara que buscan financiamiento.