n Raúl Pontón, ganador del premio Tenerife
Los colorantes naturales están olvidados en el trabajo artesanal
Merry Mac Masters n El trabajo Tintorería mexicana, del investigador Raúl Pontón, ganó la novena versión del premio Tenerife al Fomento y la Investigación de la Artesanía de España y América, como informamos en este espacio a principios de año. El galardón consiste en un premio único de un millón de pesetas (52 mil pesos, aproximadamente). El premiado deberá recogerlo en Tenerife, Islas Canarias, el próximo mes de noviembre.
El trabajo de Pontón fue enviado al concurso bianual por medio del Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías (Fonart). En el marco de la entrega del galardón se organiza una feria artesanal que coincidirá con un homenaje a México.
Pontón, quien se autonombra "maestro tintorero", explica que el manuscrito de 15 capítulos es una recopilación de las experiencias de diferentes grupos étnicos mexicanos sobre el aprovechamiento de los recursos naturales, específicamente los colorantes, y su aplicación en fibras textiles y otros materiales. A lo largo de tres lustros, el maestro de la Escuela de Artesanías del INBA ha realizado ese trabajo, a fin de devolverlo "de alguna manera" a esos mismos grupos étnicos, ya "decantado" en su taller de San José de Guedó, cerca de Xilotepec, estado de México.
Entrevistado al respecto, observa que la poca información que hay de tintes naturales en México es lo que algunas culturas conservan de forma ya muy "diluida", como son los casos de los tzotiles en los Altos de Chiapas y algunos ejemplos de Oaxaca.
El resto que de la información es de influencia básicamente europea y se aplicaba a las áreas textiles por personas que hacen tapiz, por ejemplo. Sin embargo, el presente trabajo no nada más recoge la experiencia mexicana, sino que es un aporte hacia la preservación de los tintes naturales en América Latina, porque su autor ha trabajado también en Centro y Sudamérica.
La convocatoria del certamen reclama los derechos de los trabajos durante dos años. En caso de que el manuscrito se editara, Pontón buscará la forma, por medio de Fonart, de adquirir ejemplares del manual, para entregarlos a los artesanos, a quienes podrían resultar útiles.
A decir del responsable del taller de textiles y estampados del EDA, único en su tipo en el país, el aprovechamiento en América de los recursos naturales que tienen tintes era un conocimiento "disperso", al que no se le había dado mucha importancia fuera de la grana cochinilla y el arbusto de nombre añil.
No obstante, en América hay muchos recursos naturales todavía que están "sin explotar" o incluso "olvidados". Aunque el trabajo con tintes naturales es algo que siempre se ha realizado en las comunidades indígenas "como consecuencia de su herencia", hay casos ųcomo las mazahuas, las otomíes o las mayas de Yucatánų que habían perdido los conocimientos en "la modernización de México", afirma el galardonado.
Pero, desde hace 15 años, "cuando nadie le daba importancia a esto", Pontón se dio cuenta que había un mercado ascendente, sobre todo en Europa y en países como Canadá, Estados Unidos y Japón, entre otros, de productos alternativos o ecológicos, como ahora los llaman. Fue así como la gente empezó a competir por los nuevos mercados, buscando productos alternativos en los cuales los tintes naturales ocupan un lugar destacado.
El entrevistado se refiere al caso de Guatemala, cuyos textiles son de un colorido "extraordinario". La dicotomía, dice, está en que los guatemaltecos compraban colorantes europeos, específicamente alemanes, ahora considerados "altamente contaminantes y cancerígenos", que ya no tienen demanda ni en Europa. A pesar de tener unos textiles "maravillosos", se les han cerrado los mercados.
A los peruanos les sucedió ''lo mismo" respecto a la cooperativa Qamaq maki que trabaja con fibras de alpaca. Se les han "caído" sus mercados porque en Europa ya no se acepta el colorido de anilinas.
Según Pontón, "entonces (los artesanos) vienen a México a buscar un maestro para que les enseñe otra vez cómo aprovechar los tintes naturales y se encuentran que me he especializado en esto durante muchos años". Desde el 98 trabaja en Nicaragua a favor de la recuperación de la aplicación de tintes naturales en el algodón con la idea de crear una "tintorería nicaragüense".
El investigador ha realizado trabajos para los museos Franz Mayer, Serfin, Culturas Populares y Nacional de las Culturas.