GALERIA Ť Cinna Lomnitz
Comportamiento del suelo blando que sostiene al valle de México
El terremoto de l985 ocurrido en la ciudad de México fue un parteaguas en la investigación sísmica de nuestro país y en otras partes del mundo, debido a su devastadora intensidad fuera de todo pronóstico. A partir de ese momento, el doctor Cinna Lomnitz, (Colonia, Alemania, 1925), investigador naturalizado mexicano, quien labora en el Instituto de Geofísica de la UNAM, enfocó sus estudios a entender cómo se comporta el suelo blando que sostiene al valle de México, cómo se producen los movimientos en este tipo de terreno y por qué son de tan alta intensidad.
"Los sismos pueden ocurrir en cualquier parte, pero éste en particular se presentó en una zona de la costa de Michoacán que no era considerada especialmente activa. Este sismo dio al traste con muchas ideas preconcebidas, porque contrariamente a la opinión de diversos expertos internacionales, tales catástrofes pueden suceder en países industrializados, como posteriormente ocurrió en Estados Unidos, en San Francisco, y Japón, en Kobe; todos ellos asociados al suelo blando."
En el valle de México, se cayeron 371 edificios, todos en este tipo de suelo, mientras que fuera del área el daño estructural no fue de consideración. Muchos sismólogos enfocaron su trabajo a estudiar la amplificación de los movimientos en suelo blando, es decir, el grado de los temblores y no el tipo de onda que los producía. Así, encontraron que la amplificación existía no sólo en el lodo, sino en todo el valle, lo que no explicaba por qué las repercusiones eran tan importantes en el suelo blando.
Cinna Lomnitz, quien realizó sus estudios en la Universidad de Chile, en Harvard y un doctorado en sismología en el California Institute of Technology en Estados Unidos, propuso la existencia de un tipo de onda que no se propagaba en terreno duro, sino exclusivamente en suelo blando, y para afianzar esta hipótesis se incorporó al trabajo de un grupo de físicos como Octavio Novaro, Jorge Flores, Raúl Esquivel y Tomás Seligman, que habían abordado el problema del valle de México como un fenómeno de resonancia, es decir, considerar que esta zona se comportaba como un tambor que, al ser golpeado, resuena con patrones característicos de interferencia.
"Este trabajo lógicamente despertó criticas y oposición y por eso nos apoyamos en estudios hechos en los años cincuenta por sismólogos americanos, quienes descubrieron un fenómeno llamado acoplamiento entre diferentes tipos de onda. Después éste se utilizó para detectar explosiones nucleares atmosféricas a grandes distancias, realizadas en países como Rusia y China, por lo que los resultados del estudio se mantuvieron en secreto y después se olvidaron.
"El acoplamiento de ondas era ampliamente conocido en la física. Se encontró experimentalmente en el contacto entre hielo y agua en los océanos del norte, cerca del polo y luego se estudió el acoplamiento entre el aire y el suelo. Los geofísicos encontraron que este fenómeno tenía una sola frecuencia, un solo tono, era muy fuerte y se propagaba muy bien en los contactos entre dos medios diferentes."
Hoy, el doctor Lomnitz y los investigadores asociados a este proyecto redescubrieron este fenómeno y plantearon utilizarlo en el caso de Valle de México, donde se presenta un fenómeno de acoplamiento entre la capa de lodo y el tepetate que está bajo dicha capa. Una onda sonora en el lodo se acopla con una onda elástica en la base de la capa. Esta guía de ondas permite una propagación muy eficiente, casi sin absorción o sin atenuarse. Al rebotar en la orilla del lago produce una vibración de larga duración que resuena únicamente en el suelo blando.
"En 1985 no entendíamos bien por qué un sismo tan lejano, 400 kilómetros de distancia, produjo un efecto tan desastroso, cuando fuera del valle o en las lomas no hubo tanta destrucción. Hoy pensamos que la capa de lodo, cuyo espesor es de 25 a 30 metros debajo de la ciudad, recibe el movimiento del sismo, ésta se excita y la onda resultante rebota una y otra vez en la orilla del valle, ya que el acoplamiento existe solamente entre el lodo y el tepetate. La investigación se encuentra apenas en sus inicios pero ya empieza a despertar interés entre los especialistas del país y el extranjero." (Mirna Servín) (Fotos: Carlos Cisneros)
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