Enfermedades en arrecifes coralinos
Héctor Reyes Bonilla
En los últimos años se ha dado a conocer un número cada vez mayor de registros de enfermedades a corales o especies arrecifales a nivel mundial, tanto en revistas técnicas y de difusión, en la red y en reuniones profesionales, y se han suscitado muchas discusiones al respecto. En febrero de este año, la Sociedad Internacional para el Estudio de los Arrecifes Coralinos resumió la situación: algunos investigadores opinan que la incidencia de enfermedades se ha elevado notablemente en esta década, mientras que otros aseguran que tal apreciación sólo es producto de un mayor número de trabajos sobre el tema y, además, que existe poca evidencia tangible de que muchas de las "nuevas enfermedades" realmente lo sean, ya que pocas veces se ha caracterizado adecuadamente el patógeno que las causa.
La enfermedad es un proceso natural que ha sido poco estudiado en los océanos por su naturaleza efímera. Se ha tratado de identificar las causas de infección en corales, pero los organismos responsables aún no han sido bien determinados. Se sabe que entre ellos hay bacterias, hongos y cianobacterias (algas azul-verdes) que causan al menos seis distintas enfermedades, siendo tres ųla banda blanca, la banda negra y la plaga tipo IIų las mejor estudiadas, ya que fueron registradas por primera vez en el Caribe hace casi 20 años. Actualmente se sabe que ellas también se presentan en los océanos Indico y Pacífico, donde además han aparecido enfermedades particulares como la banda amarilla.
La preocupación sobre las enfermedades coralinas proviene del hecho de que sus efectos pueden ser catastróficos. En el Caribe, la enfermedad de la banda blanca causó importantes mortalidades a las poblaciones de corales "cuernos de alce" (Acropara cervicornis y Acropara palmata), mientras que una epizootia (nombre aplicado a las epidemias en poblaciones animales) ocurrida al erizo herbívoro Diadema antillarum eliminó a 95 por ciento de los individuos en la región. Como resultado de estos eventos, el desarrollo arrecifal se está viendo sensiblemente afectado.
Muchos científicos sospechan que actividades humanas como la contaminación y los patrones cambiantes de uso de la tierra han promovido la dispersión de las enfermedades, o incluso las han propiciado (se sabe que al menos una de ellas es causada por un hongo de origen terrestre, el cual ataca gorgonias). Por otro lado, los blanqueamientos coralinos (pérdida de algas simbiontes que habitan dentro del tejido del coral y le ayuda a depositar carbonato de calcio) y la acción de ciertos depredadores como peces y caracoles causan daños que pueden hacer más susceptibles a los corales del ataque de las enfermedades. Sin embargo, estas afirmaciones no han sido bien probadas y siguen a nivel de especulación.
Las enfermedades en arrecifes están siendo estudiadas como parte de programas de monitoreo en todo el mundo, ya que las epizootias de hoy pueden tener consecuencias en el futuro. Esfuerzos multidisciplinarios son necesarios para entender el fenómeno en detalle y para plantear estrategias de manejo como respuesta. En México, la situación no es muy clara; hay evidencias de la presencia de las enfermedades de la banda clara y la banda oscura en el Caribe, pero los registros son anecdóticos, ya que su incidencia parece ser baja. En el Pacífico sólo hay datos sobre una epizootia ocurrida a los abanicos marinos, en Cabo San Lucas, a principios de los años noventa, pero la información no fue publicada y el evento no se repitió.
Actualmente, los investigadores nacionales están más pendientes que nunca sobre posibles brotes de enfermedad, además de que ya existen sistemas de seguimiento de las condiciones arrecifales en varios sitios importantes del país, tanto del Pacífico como del Atlántico y el Caribe. Estos esfuerzos están generando la información base necesaria para que sea posible el aconsejar adecuadamente a los encargados de las tomas de decisión, en caso de que sea requerido.
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