LETRA S
Mayo 6 de 1999 

 
Sida perinatal
una epidemia controlable
 
"Démosle una esperanza de vida"
 
 
PATRICIA VOLKOW

 

El problema del sida perinatal ha pasado inadvertido para el público general, en parte como consecuencia de ignorar que la mujer embarazada infectada con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) puede transmitírselo a su hijo durante la gestación, el nacimiento y la lactancia materna, pero también debido a que esta epidemia afectó, en un inicio, predominantemente a los varones. Sin embargo, la epidemia se movió rápidamente al grupo de mujeres jóvenes en edad reproductiva, principalmente en los países en desarrollo. En México, por ejemplo, en 1986, por cada 31 hombres diagnosticados con sida, encontrábamos una mujer; cuatro años después, la relación ya era cinco a una. En la mayor parte de los países africanos, la relación hombre mujer es 1:1; como consecuencia de ello, hoy en día la transmisión perinatal (vertical) es la primera causa de sida en niños en el mundo.

 

ls-panza Detección oportuna y tratamiento temprano

Hoy existen razones por las que este problema merece una atención especial. Se ha avanzado en el conocimiento, tratamiento y prevención de la transmisión perinatal del VIH, y esto marca una diferencia muy clara entre el momento actual y lo sucedido en los primeros catorce años de la epidemia. Aproximadamente de 25 a 35 por ciento de las mujeres infectadas transmitirán el virus que causa el sida a su bebé. Sin embargo, los avances mencionados muestran grandes beneficios para evitar que el bebé nazca infectado. Esto sólo puede lograrse con una detección temprana, durante el embarazo, de la infección del virus, con la administración de un tratamiento antirretroviral, y con una atención especializada durante el parto, idealmente por vía de la cesárea. El recién nacido debe continuar con el medicamento preventivo y no ser amamantado para disminuir al máximo la posibilidad de que se infecte. En las mejores condiciones, es posible descender el riesgo de transmisión perinatal a sólo 3 o 5 por ciento.

 

Donadores de sangre: esquema preventivo exitoso

El momento histórico es similar al de 1985 cuando se contó con una prueba para investigar a los donadores de sangre. En aquel momento parecía muy costoso probar, para detectar el VIH, cada unidad de sangre transfundida. Sin embargo, el tiempo mostró los grandes beneficios de haberlo hecho a pesar de los costos que representaba. Los primeros resultados exitosos en la prevención de la transmisión vertical no son nuevos, datan de 1994, lo que en sí muestra una demora en establecer medidas útiles para prevenir los casos de sida perinatal, causa principal de sida infantil en México.

La curva del crecimiento de la epidemia en niños también es un llamado de alerta. De los 798 casos de sida diagnosticados en niños hasta 1998, 65 por ciento fueron debidos a transmisión perinatal. Hace diez años, el sida perinatal fue el responsable del 34 por ciento de los casos en edad pediátrica, mientras en 1998 lo fue del 88.4 por ciento. En el último año se informaron 107 casos de sida perinatal; en el año anterior, 42. Dicho de otra manera, en 1998 se diagnosticaron 20 por ciento de todos los casos de sida perinatal documentados en México, y en 1997 casi 8 por ciento, lo que significa que en los dos últimos años se han notificado más de la cuarta parte de todos los casos registrados desde el inicio de la epidemia.

En países desarrollados existen ya programas preventivos de transmisión vertical del VIH. Francia y Estados Unidos cuentan con resultados alentadores, y en países como Tailandia también se ha logrado disminuir la transmisión perinatal con esquemas más económicos y de acuerdo con la realidad social de un país donde muchas mujeres acuden a atención prenatal ya avanzado el embarazo.

 

Impulsar un programa preventivo en México

Hasta el momento no se ha establecido ningún programa nacional que busque disminuir el riesgo de transmisión perinatal del VIH en México. Es necesario difundir por medios masivos que el sida puede ser transmitido de la madre al hijo durante el embarazo y de que existe la posibilidad de disminuir dicho riesgo mediante un diagnóstico temprano durante la gestación, siempre y cuando la futura madre reciba un tratamiento antirretroviral y una atención obstétrica adecuada. Para que dicha estrategia sea eficaz, todas las mujeres embarazadas deberán tener acceso gratuito a la prueba para detectar la infección por el VIH, y habrá que alejar la idea de los grupos de riesgo, pues en la mayor parte de los casos, la mujer no se percibe en riesgo. Casi en la mitad de los casos, la madre se entera de que está infectada cuando se le hace el diagnóstico de anticuerpos al VIH a su hijo.

Cuando a una mujer embarazada se le detecte con una prueba la presencia del VIH, deberá realizarse un segundo examen, y en caso de resultar positivo, se le hará una prueba confirmatoria. Si ésta última también fuera positiva, deberá referirse a la madre a un centro especializado de atención obstétrica para recibir tratamiento antirretroviral y asistencia durante el nacimiento. El recién nacido debe continuar con el medicamento preventivo y no debe ser amamantado, esto con el fin de disminuir al máximo la posibilidad de que se infecte; por ello el programa debe contemplar el aprovisionamiento de leche industrializada.

Para una mujer hay algo peor que saberse infectada con el VIH, y es que su hijo también lo esté, y peor aún, saber que pudo haberse evitado. Un niño que nace con sida está condenado a una vida de sufrimiento, infecciones frecuentes, hospitalizaciones, y una sobrevida media de cuatro años. Hay quienes difícilmente llegan al año de edad, y en las mejores circunstancias algunos alcanzan los 7 u 8 años. Los tratamientos actuales pueden aumentar la sobrevida, pero difícilmente un niño infectado por vía perinatal sobrevivirá diez años.

Por último, existe también un vacío jurídico en relación a la interrupción del embarazo en mujeres con sida y enfermedad avanzada, donde el riesgo de transmisión al producto se vuelve mayor por el riesgo adicional que representan los medicamentos --sus posibles efectos dañinos--, que a menudo se prescriben para el manejo de complicaciones. Este tema también debería recibir una atención prioritaria por parte de nuestros legisladores.

Estar al día en los conocimientos de la ciencia es una obligación que los médicos deben asumir en su práctica diaria. A nivel de la Salud Pública esto debe reflejarse en las medidas que se dictan para prevenir problemas y para ello se requiere, además del conocimiento científico, la capacidad visionaria para entender el impacto que una medida, o la falta de ella, pueda tener en la salud de la población, aunada a la tenacidad para llevarla a cabo. Abundan al respecto los ejemplos en la medicina mexicana, y cito sólo uno: el tamizaje obligatorio de la sangre en 1986, el cual parecía casi una utopía cuando el país carecía de una red de laboratorios diagnósticos. Hoy esa red es una realidad, y esa misma red puede ser utilizada para el tamizaje de todas las mujeres embarazadas, que es el primer paso que requiere un programa preventivo de sida perinatal; los demás se darán con la decisión política de disminuir el riesgo de transmisión vertical en el país.

 

Doctora. Instituto Nacional de Cancerología.