n Mueren 13 menores al día en EU por heridas de bala


Poseen armas de fuego casi 66 millones de estadunidenses

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 2 de mayo n La muerte de 12 estudiantes de preparatoria con armas de fuego en manos de dos de sus compañeros la semana pasada en Littleton, Colorado, ha generado diversas teorías sobre las razones de la masacre, desde los peligros de la influencia de música, películas y videos violentos hasta las costumbres "problemáticas" de los adolescentes, mientras las familias enterraban a las víctimas.

El miércoles pasado, la Casa Blanca difundió un estudio que encontró que 98 por ciento de las películas más exitosas del país ofrecen imágenes de gente en situaciones violentas, utilizando drogas, bebiendo alcohol o fumando tabaco.

Pero lo que no revelan gran parte de estas investigaciones sociales, ni se comenta mucho en los debates sobre teorías socioculturales de los hechos, es el punto más obvio: el acceso inusual, en términos del primer mundo, a las armas del que gozan los estadunidenses, lo que resulta en más actos violentos expresados en balas.

El numero de jóvenes entre 14 y 17 años que murieron en Littleton no es nada fuera de lo común, todos los días se repite el equivalente de un "Littleton" en este país. Según la organización Handgun Control Inc, que promueve el control de armas y que está encabezada por el ex asesor de Ronald Reagan, James Brady, 13 menores de edad mueren, en promedio, cada día en Estados Unidos como resultado de heridas de un arma de fuego.

Comparado con otros países, este está sufriendo una epidemia del uso violento de armas de fuego: en promedio, dos personas mueren al año por heridas de arma de fuego en Nueva Zelanda, 30 en Gran Bretaña, 106 en Canadá; pero en Estados Unidos la cifra es de 9 mil 390 muertos al año por esa causa.

Esta semana el presidente Bill Clinton ofreció propuestas limitadas para reformar las leyes de control de armas en este país. Pero su esposa, Hillary Rodham, el zar antinarcóticos Barry McCaffrey y Albert Gore han decidido centrar la atención pública sobre un objetivo mucho más fácil.

Hillary Rodham comentó el miércoles sobre niños que son desensibilizados por una cultura que glorifica la violencia a través de la música, cine, televisión y juegos de video. McCaffrey presentó un sondeo sobre las 200 películas más populares del país, y encontró que 98 por ciento de esas películas muestran imágenes de violencia, además de uso de drogas y alcohol.

"Culpar a Hollywood y la cultura... es una solución fácil", escribió la columnista de The New York Times Maureen Dowd. "Eso es mucho más fácil que hacer el duro trabajo de financiar y montar una campaña a favor de una significante legislación de armas".

Para los políticos en Washington, enfrentarse a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA), la principal organización de cabildeo a favor de mínimo control de armas, no es ni fácil ni deseable. De hecho, sólo tres días después de lo ocurrido en Littleton, 14 representantes en Washington no vieron nada de malo en realizar su viaje anual del Club Deportista en Virginia con dos días de práctica de tiro con armas de fuego y promover las virtudes de ser dueño de éstas. Tal como frecuentemente lo interpreta la NRA, el derecho de adquirir y portar armas en este país está garantizado por la Constitución en una cláusula que señala que la garantía final contra un gobierno injusto es una sociedad a la que nunca le será negado el derecho de "tener y usar armas".

Pero con los ahora ocho o más hechos violentos en los que armas de fuego han dejado muertos y heridos en las escuelas de este país durante los últimos dos años, los estadunidenses, como comenta The Economist, "han sido obligados a observar el lado bárbaro de su cultura". En este país hay aproximadamente 66 millones de dueños de armas de fuego que, en conjunto, tienen casi 200 millones de armas, más que suficiente para armar a cada adulto del país.

El acceso a estas armas es fácil para cualquiera. En este país se celebran más de 4 mil exposiciones de venta de armas de fuego --algo como ferias del libro, pero en este caso de armas-- por todo el país. Tres de las armas usadas en la masacre de Littleton, al parecer, fueron obtenidas en una de estas "exposiciones" por una compañera de escuela de los dos estudiantes que mataron a 12 de sus colegas y a un maestro. Además, aunque hay una ley que prohíbe la venta de armas de fuego de mano (pistolas) a menores de 18 años de edad (Clinton propone que se eleve la edad a 21), eso no es aplicable para la venta de armas de barril "largo".

"En la mayoría de los estados, jóvenes de cualquier edad pueden comprar y estar en posesión de armas de asalto", reporta Sarah Brady, presidenta de Handgun Control Inc, una organización sin fines de lucro que estableció después de que su marido, el secretario de prensa de Ronald Reagan, fue herido en un intento de asesinato del presidente.

"Este hueco legislativo permite que adolescentes puedan cazar con rifles y escopetas, pero también les permite estar en posesión de armas semiautomáticas como las Uzi, AK-47, AR-15s, etcétera." La ley fue recientemente enmendada para prohibir la venta de la mayoría de las versiones modernas de estas armas, pero el punto es que hoy día en Estados Unidos a un joven de cualquier edad en la mayoría de los estados le está legalmente permitido poseer una arma automática.

Las consecuencias son mortales y trágicas. Cada año, 2 mil estadunidenses entre las edades de 14 y 17 años usan un arma de fuego para matar a alguien.

Sin embargo, la NRA y otros defensores de la "libertad" de tener armas argumentan que éstas no son el problema, sino las personas que las usan, por lo que no se puede culpar a las armas en sí y no se les deben imponer controles severos. Además, se señala que incrementar el número de ciudadanos que respetan la ley y que portan armas personales reducen la incidencia de crímenes.

Con estos argumentos, la NRA ha tenido éxito en promover la aprobación de legislaciones en más de la mitad de los estados del país que permiten que sus ciudadanos porten armas encubiertas, y señalan que en esos lugares los índices de criminalidad han bajado.

Pero hay problemas con estos argumentos. Las estadísticas sobre muertes por armas de fuego en el país --los mas de 9 mil 300 muertos en promedio cada año-- demuestran que en su mayoría las víctimas conocen a los que dispararon contra ellos, y que no se trata, en general, de criminales disparando contra buenos ciudadanos ni al contrario. Handgun Control Inc reporta que casi 70 por ciento de la gente que morirá este año por armas de fuego será víctima de conocidos.