El precio promedio del petróleo crudo mexicano de exportación se ha recuperado a un punto que invalida la previsión oficial. Aun con el recorte en la producción para cumplir con los acuerdos entre exportadores, y a pesar de los bajos precios de las primeras semanas de 1999, el ingreso en lo que va del año ya es mayor que el previsto. Algunos analistas dicen que este ascenso es coyuntural y lo atribuyen a fenómenos de corto plazo, como los accidentes en algunos lugares y los bombardeos en Yugoslavia, etcétera. No pueden ver que esos eventos son posteriores al proceso de ascenso y que, en todo caso, lo refuerzan por algún tiempo. Se les olvidó un hecho anterior, mucho más importante para el mercado petrolero, como es el acuerdo de La Haya para reducir las exportaciones petroleras; y que incluso esto se pudo dar, y se pudo cumplir en un grado razonable, sobre la base de una nueva realidad económica puesta de manifiesto en el hecho de que el ascenso continuado de los precios petroleros se inició un mes antes de la celebración de este acuerdo.
Estos analistas viven en un mundo diferente del que interesa a los mexicanos. Ellos compran un cargamento de crudo para revenderlo en el momento preciso para obtener una utilidad. Compran hoy para revender mañana o la semana próxima. Ese es su mundo.
El escenario de México es otro. Aquí nadie compra crudo para revenderlo. Aquí, lo que importa es, ante todo, el precio promedio anual del crudo de exportación, porque determina una parte importante del ingreso nacional de divisas y del ingreso público. En todo caso, importaría también el promedio mensual, porque en éste se basa Hacienda para privar a Pemex de 39.2 por ciento de sus "rendimientos excedentes", adicional a los otros montos fiscales que de todos modos le quita. Por esa razón, debemos fijarnos ante todo en las causas de más largo plazo del alza petrolera, como es la declinación de la producción en varios países, el que la demanda ya se empieza a recuperar y el hecho de que el último acuerdo petrolero incluye a más países que los anteriores, y que éstos concentran más de las tres cuartas partes de las exportaciones mundiales de petróleo crudo.
El año pasado, cada vez que se bajaba la previsión oficial del precio del crudo, venía un recorte presupuestal. Pero ahora no se modifica una previsión para fines fiscales ųabsurda desde el principio pero ahora desmentida por los hechos, con promedios diarios hasta de 14.50 dólaresų de 9.25 por barril. Y lo que está de por medio es una política económica. Una política que, aun sin decirlo, considera que el gasto público productivo y social es una tentación del diablo para apartar al país del camino de las cifras bonitas con un declinante ritmo de aumento de la producción, de unas "sanas" finanzas públicas dentro de un país con un mercado interno deprimido y desigualdades crecientes.
De ahí la importancia de la iniciativa aprobada por los diputados, con los votos en contra del PRI, en el sentido de que sea su cámara la que defina el destino de esos recursos adicionales "inesperados". El Senado, con mayoría priísta, la congela, pero el punto queda para un proceso en el que todavía podría haber acuerdos.
Es público que vivimos ya un prematuro clima electoral. Esto dificulta los acuerdos entre fuerzas políticas. Pero habrá un periodo extraordinario para algunos temas y no se deberían dejar de lado cuestiones tan importantes como las que mencionamos aquí.