n La autonomía ayer violentada, hoy amenazada de muerte
El movimiento universitario del 99, fin del ciclo iniciado en el 29
Hermann Bellinghausen n A lo mejor es normal que un movimiento estudiantil recuerde a los anteriores. Se trata de extraer lecciones, se establecen comparaciones con el 86 y el 68. No obstante, el del 99 cierra más bien un ciclo iniciado en el 29, cuando se conquistó la autonomía universitaria.
Y por insistir en los espejos, en 1968 la autonomía fue violentada; pero sólo ahora aparece amenazada de muerte. Esto va inyectando importancia y urgencia a la huelga estudiantil. Por lo mismo, cada día ejerce mayor magnetismo sobre los profesores e investigadores que conservan esas y otras memorias concretas de la UNAM.
Aunque las propuestas del CGH parecen emparentar con la experiencia ceuista, en el sentir de muchos veteranos se parece más al 68.
Una mujer trazaba anoche su propia historia. En 1968 estudiaba en la prepa, y vivió la experiencia y la represión. Luego fue trabajadora universitaria, y por ende sindicalista. Estudió una carrera, se recibió y desde hace varios años es maestra universitaria. Actualmente es madre de un estudiante huelguista, y lo apoya haciendo guardias y participando en las asambleas de padres.
Y decía: "Si algo me tiene que recordar este movimiento es al inicio del 68. Este también es más amplio que la sola universidad. Es popular. Tiene al gobierno y a todos los periódicos en contra, y esta recibiendo apoyos de la gente del pueblo".
A otros catedráticos llamaba hoy la atención la forma como se han acercado a los estudiantes las agrupaciones de colonos, además de las organizaciones populares independientes.
Este primero de mayo, los estudiantes de la UNAM participarán masivamente, por primera vez en años, en la marcha independiente del Día del Trabajo.
De manera inesperada, el naciente movimiento estudiantil, al parecer más horizontal que sus antecesores, ha encontrado eco y sitio por la parte de abajo, que es la más grande y menos favorecida del país.
Ahora, ni a sus enemigos se les ocurre acusar a los huelguistas de defender un privilegio. Si lo hicieran, se reirían de ellos.
Pero como siempre, nada es igual, todo es inédito.
30 años después
El viejo tío Ho sonríe irónico en el muro principal del auditorio que desde 1968 lleva su nombre, Ho Chi Minh, en la Facultad de Economía de Ciudad Universitaria. Sale del abandono y las tinieblas, como otros espacios y símbolos históricos que la huelga estudiantil ha recuperado.
El retrato del líder vietnamita, icono fundamental de los sesenta, fue realizado hacia 1973 por Mario Falcón, singular personaje de ominosa memoria que pintaba cuadros revolucionarios y organizaba movimientos como el que rebasó por la izquierda al rector Pablo González Casanova en 1973 y lo derrocó. Después encabezó un grupo armado que vivía en la Explanada y las islas, en una de las épocas más difíciles de la universidad, con las heridas frescas del 2 de octubre y el 10 de junio. Siempre fue recordado como una malformación de la izquierda universitaria, pero el pequeño mural, disociado de su autor, permaneció como símbolo positivo.
El auditorio Ho Chi Minh, cerrado arbitrariamente hace tres años por el ex director Pablo Arroyo, fue escenario de importantes asambleas del 68, y durante los setenta y los ochenta sería el foro del sindicalismo y la izquierda universitaria. Desde aquí anunció Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 que Carlos Salinas de Gortari, ex alumno de esta facultad, había hecho fraude para ganar la Pres idencia de la República.
El recinto, bastante pequeño para el tamaño de sus resonancias, y la facultad misma, fueron objeto de la meticulosa venganza de sus ex alumnos, enemigos y responsables de la política económica neoliberal: Jaime Serra Puche, José Angel Gurría y el propio Salinas.
El actual director, Guillermo Ramírez, sencillamente mantuvo esa depredación, como tantas otras su antecesor Pablo Arroyo, de quien se dice que aún mueve los hilos de la facultad apadrinado por el secretario de Hacienda y presidente de la sociedad de ex alumnos, José Angel Gurría. El mismo que, "respaldando" al rector Barnés, dijo que no hay dinero para la UNAM.
Economía es uno de los puntos neurálgicos del actual movimiento estudiantil. Y los paristas han recuperado el Ho Chi Minh. Arroyo lo convirtió en bodega, y su sucesor Ramírez en depósito de mingitorios y excusados. Al mismo tiempo, el vestíbulo se llenó de vitrinas merced a la costosa remodelación de los neoliberales.
En el último año se efectuaron dos referendos sobre la democratización de la escuela, el asunto de las cuotas y la reapertura del auditorio. Ante la sordera de las autoridades, los estudiantes lo ocuparon tres veces, pues otras tantas lo volvieron a cerrar las autoridades, la última con una ignominiosa puerta de hierro soldado que la semana pasada tomó a los huelguistas cuatro días para abrirla.
En pocos días, este recinto ha vuelto a ser espacio para asambleas estudiantiles y magisteriales, conferencias, debates, conciertos y obras de teatro.
El rostro amarillo del tío Ho, con una sonrisita enmarcada en la piocha de candado, viejo desde el principio, mira el recinto sin butacas desde su imperturbable piel de ladrillo y su cara de símbolo. ƑDe qué? De resistencia al imperialismo; muchos ya no se acuerdan.