n Comentaron su texto Y Dios entró a La Habana
El socialismo necesita renovar su lenguaje: Vázquez Montalbán
n No abona ni el castrismo ni el anticastrismo, dijo Sánchez Vázquez
Mónica Mateos n Para seguir con las metáforas, en Coyoacán se reunieron la noche del martes ''lectores agradecidos" y "pugnistas" para encender hogueras en honor al autor del relato periodístico Y Dios entró a La Habana, el español Manuel Vázquez Montalbán.
En una de las primeras filas de la Casa de la Cultura Reyes Heroles, se encontraban Augusto Monterroso y Bárbara Jacobs, presencias que el escritor gallego agradeció para después hablar de su libro que ''es para personas empeñadas en buscar soluciones a los problemas derivados de la Revolución cubana".
Acompañado, a la derecha, por un Paco Ignacio Taibo II que bromeó diciendo que su colega ''es muy Papa", además de que sus historias ''producen una continua sensación de cercanía. Vázquez Montalbán escribe cosas como uno las quiere leer, con tal potencia que contrastan con otras obras literarias españolas de vocación experimental".
Por ello, agregó Taibo II, ''el mundo literario europeo se divide en dos: entre los que les gusta Milan Kundera y piensan que la tristeza es a toda madre; y entre los vazquesmontalbanistas, que piensan que la paella es a toda madre. Prefiero a los segundos".
Perder la virginidad ideológica
A la izquierda del autor de Quinteto de Buenos Aires estaba Adolfo Sánchez Vázquez, quien señaló que la narración Y Dios entró a La Habana no se reduce a un texto periodístico, ''es una ambiciosa ventana abierta al pasado, al presente y al futuro de la Revolución cubana. No hace historia sino enfrenta a los problemas derivados de ella para empezar a incubar soluciones a los problemas en ciernes. Es un libro polifónico porque incluye las voces de los enemigos históricos de la revolución y de los que reclaman la vuelta a un verdadero paradigma socialista".
En dicha obra de Vázquez Montalbán, añadió, ''no hay preguntas inocentes. El autor hace tiempo que perdió la virginidad ideológica. En sus entrevistas, no desdibuja el pensamiento de sus entrevistados, pero tampoco oculta el propio. No abona ni el castrismo ni el anticastrismo".
El meollo de la mesa redonda en torno de Y Dios entró a la Habana fue dar pie a reflexiones y debates que no se agotan en sólo dos horas, terció el escritor español, convertido en un testigo de aquellos momentos cuando Juan Pablo II ofició una misa en la Plaza de la Revolución de la capital cubana, teniendo como testigos de honor a un Fidel Castro que, acompañado por su amigo el Nobel colombiano Gabriel García Márquez, ''tenían hasta un misal en la mano".
Próximo a dar a conocer su libro Marcos: el señor de los espejos, Vázquez Montalbán puntualizó que lo que el socialismo necesita es ''la renovación del saber, y no encerrarse porque en estos momentos eso es un acto suicida; renovar su lenguaje y calificar a su sujeto de cambio, es decir hay que saber quién necesita cambiar la historia y para qué''.
Recuperar la confianza en las vanguardias
''Una nueva lectura de la izquierda es que ese ser social -sujeto de cambio- tiene que tomar conciencia como tal. También hay que tomar acciones contra el fanatismo, pues ha surgido un personaje casi fantasmal: la sociedad civil, Ƒy qué es?, Ƒqué se hace con ella? Además, no podemos caer en el juego de la derecha de la inutilidad de las vanguardias. La izquierda necesita recuperar la confianza en las vanguardias para movilizar a la sociedad civil y hacerla consciente de que la están engañando con productos ideológicos que además vienen mal enlatados.
''Cuba ha exportado idealismo y se ha perdido una respuesta: Ƒqué hacer con la Revolución? Por eso estamos ante un momento excepcional de reflexión acerca de ese pasado. Lewis Carroll en su libro Alicia en el país de las Maravillas señaló que las palabras tienen dueño. Pero si tienen un mal uso fracasan. Hay que tratar de reconstruir el sentido del comunismo, socialismo y democracia, que han sido mal usadas por sus dueños."
Para iniciar ese rescate de significados, el libro de Vázquez Montalbán Y Dios entró a la Habana es el hilo conductor del ejercicio reflexivo pues describe el encuentro de dos hombres que tenían certezas únicas:
''Sólo el Papa sabe si Dios existe, y sólo Fidel sabe si la Revolución existe."