Simbolismos históricos aparte, el primero de mayo se ha convertido en los últimos cinco años en un indicador fiel de la recomposición sindical en nuestro país.
Por primera vez, el primero de mayo de 1995 el gobierno y el Congreso del Trabajo (CT) decidieron suspender el desfile oficial por el temor declarado de ser rebasados por el descontento. El resultado fue que enormes movilizaciones independientes llenaron las calles y el vacío político. Al calor de esas movilizaciones se formó la Coordinadora Intersindical Primero de Mayo. Arrancaba así un proceso abierto, declarado, de descomposición del aparato corporativo y de emergencia de la posibilidad de una alternativa distinta al CT.
El primero de mayo de 1996 fue aún más significativo. A la nueva movilización convocada por la Intersindical se sumó la marcha de los sindicatos agrupados en el Foro Sindicalismo frente a la Nación, un espacio intermedio que reunía tanto a sindicatos independientes como a importantes organizaciones sindicales del Congreso del Trabajo. Mientras tanto, el CT se conformaba con un pequeño y deslucido acto oficial a las afueras de su abandonado recinto.
El primero de mayo del 97 parecía muy similar al del 96. Pero, poco después, la recomposición seguiría otros derroteros a partir de dos hechos determinantes; la muerte de Fidel Velázquez y el resultado de las elecciones federales de ese año, claramente desfavorables al PRI. Sacando lecturas distintas de lo que habría de seguir, el foro terminaría dividiéndose. Un bloque de sindicatos agrupados en la Federación de Sindicatos de Bienes y Servicios (FSBS), encabezado por el sindicato de telefonistas, y el sindicato del Seguro Social, el segundo más grande del país, romperían formalmente con el CT. Junto con organizaciones de larga trayectoria independiente como el FAT y el STUNAM, además de algunos desprendimientos de centrales oficiales y otros sindicatos, formarían en noviembre la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). Más de un millón de trabajadores se colocaban, así, en un marco organizativo común alternativo al Congreso del Trabajo.
El primero de mayo de 1998, la UNT desfila con un importante contingente. Fracasa la posibilidad de una marcha unitaria. La movilización independiente convocada por la Intersindical todavía fue relevante, e indispensable para dar lugar a diversos sectores sociales y expresiones políticas, pero vio disminuidos sus contingentes sindicales y se polarizó inecesariamente con la UNT. Zedillo y el CT bajo la presidencia de la Confederación Obrera Revolucionaria (COR), que había sido fundadora del Foro, intentan recuperar el espacio perdido y, durante 30 minutos ocupan un Zócalo en el que el silencio más absoluto de los trabajadores representó también una protesta.
En el año transcurrido hasta el primero de mayo que se avecina, muchas cosas sucedieron. Algunas organizaciones que formaron parte del Foro, como la Federación de Organizaciones Sindicales de México, el Consejo Nacional de Trabajadores y la propia COR, crean la Alianza Nacional del Sindicalismo Democrático (Anside). Por su parte, el SME impulsa, junto con la Anside y organizaciones de la Intersindical como el STUNAM, la creación del Frente Sindical Mexicano, básicamente en torno a la oposición a cualquier reforma a la Ley Federal del Trabajo.
Tanto o más importante que todos estos reacomodos es que resulta cada vez más notoria una reactivación de las luchas y la participación directa de los trabajadores. La tónica sigue siendo básicamente defensiva, pero coloca a los trabajadores en el escenario y, además, con más posibilidades de ganar. Ahí están la movilización surgida al calor del debate sobre la reforma laboral, que ha sido mandada otra vez a la congeladora; las movilizaciones que liberaron a los dirigentes magisteriales de la Sección 9, la gran respuesta y movilización social contra la amenaza de desnacionalización de la industria eléctrica, encabezada por el SME, que ha hecho ya recular al gobierno; en este mismo carril se encuentra la creciente oposición obrera en el seno del SUTERM a Rodríguez Alcaine, triplemente importante por cuanto que éste detenta la trinidad de la secretaría general de ese sindicato, la heredada de Fidel Velázquez en la CTM y la presidencia del CT.
Este es el preámbulo del próximo primero de mayo. Más allá de la enredada danza de las siglas, lo importante es que en éste existe una posibilidad mayor --sin que dejen de existir reticencias de distinto signo-- de que todas las fuerzas que en un grado o en otro participan del proceso de ruptura y en la búsqueda de una alternativa al irreformable CT estarán juntas en una gran marcha unitaria. Se habla ya de un posible pacto.
ƑPodría estarse perfilando un congreso democrático del trabajo que, respetando autonomías, marque claramente una ruptura con lo obsoleto?