n Aún lejana, la posibilidad de un acuerdo comercial


Insisten Zedillo y Cardoso en crear un fondo de contingencia

Rosa Elvira Vargas, enviada, Brasilia, 27 de abril n Brasil empieza a dar por hecho que ya superó la recurrente crisis financiera que hizo explosión en enero, y hoy se enfrenta a las evidencias de que ésta no se debió exclusivamente a movimientos espontáneos del capital especulativo; asimismo, se acusa a Francisco Lopes, el efímero director del banco central, de traficar con información privilegiada y confidencial. Pero ante la necesidad de analizar el fenómeno en su conjunto, los presidentes Ernesto Zedillo y Fernando Henrique Cardoso insistieron en la creación un fondo de contingencias que atienda estos problemas cuanto antes y evite costos ''de mayor impacto social''.

Los dos países, dijo el Presidente mexicano, ''sabemos que las soluciones a medias no son soluciones; hemos aprendido que las decisiones pertinentes deben adoptarse por duras que sean y que debemos perseverar en ellas''.

Y es que mientras la posibilidad de un acuerdo bilateral de libre comercio se ubica todavía en un horizonte muy lejano en las relaciones mexicano-brasileñas, el efecto de las crisis financieras que ambas economías han enfrentado en el último lustro de este siglo llevó a los mandatarios a presentar posiciones comunes sobre la necesidad de dar seguimiento a la revisión de propuestas y mecanismos que permitan anticipar tales quebrantos y, en su caso, ''enfrentarlos con prontitud y decisión''.

Tanto el diagnóstico como la revisión de los efectos que han tenido en los dos países las políticas aplicadas para hacer frente a tales crisis absorbió buena parte de las conversaciones privadas que tuvieron hoy en el palacio de Planalto los presidentes Zedillo y Cardoso.

Más tarde se difundió que el mandatario mexicano había expuesto la necesidad de establecer estándares bancarios internacionales que sean un compromiso para las naciones firmantes y garanticen mayor viabilidad y fortaleza a los sistemas de depósito. Resaltó además que la firmeza con que el gobierno brasileño ha manejado la crisis financiera ''ha dado por resultado una extraordinaria recuperación y ha permitido que ésta no se haya profundizado, o bien significado una prolongación de la misma''.

Según la tesis de Zedillo, la fragilidad de los sistemas financieros internos ha sido, en última instancia, la causa de las crisis financieras recientes, y dijo estar a favor del planteamiento de Fernando Henrique Cardoso de que las instituciones financieras internacionales apoyen a las naciones en problemas a fin de evitar que se ahonden estos descalabros.

 

No se mencionó a Itamar Franco

 

Al parecer de parte de Zedillo, y siempre de acuerdo con la información difundida, no hubo alusión alguna a la responsabilidad que él mismo atribuyó en el estallido de esta nueva crisis al gobernador de Minas Gerais, Itamar Franco, quien en enero declaró una suspensión unilateral del pago de la deuda de su estado, actitud en la que se mantiene hasta ahora.

En aquella ocasión, y momentos antes de concluir una visita de Estado a Costa Rica, el mandatario mexicano tachó de populista e irresponsable al ex presidente brasileño, al tiempo que expresó su solidaridad con las medidas aplicadas por el presidente Cardoso, entre ellas retener las participaciones federales para Minas Gerais.

Desde ahora se considera que Itamar Franco tiene grandes posibilidades de ser candidato de la oposición a la presidencia de Brasil en los comicios del 2002.

Mientras tanto, el encarcelamiento de Francisco Lopes, quien duró menos de cuatro días en el cargo, ocupa titulares y debates en los medios. La prensa brasileña pide una acción ejemplar para este banquero acusado de proporcionar información privilegiada y confidencial a los bancos Marco (hoy desaparecido) y Fonte Sindam, pues ''el sistema financiero de Brasil está comprometido y llegó la hora de limpiar todo y no ocultarlo debajo del tapete''.

Todavía con el recuerdo del escándalo de Fernando Collor de Melo (quien, se asegura, se apresta para volver a la política), se exige que las indagaciones del Legislativo lleguen a fondo y se promueva ''una asepsia completa del país. El pueblo brasileño cada vez más sacrificado, el empresario que carga sobre sus hombros pesadas cargas impositivas, el trabajador desempleado o el contribuyente que debe cargar con una pesada carga impositiva, precisan y deben tener explicaciones para las denuncias que envuelven a figuras de la república. Que los inocentes sean absueltos, pero que los culpables sean castigados en forma ejemplar'', es la demanda aquí.

Una burocrática y cuarentona Brasilia había recibido muy temprano a la representación mexicana que cumple una visita de Estado en correspondencia a la que hizo el reelecto Cardoso a México, en 1996.

Aunque nadie podía esperar samba y carnaval en la recepción, la actitud de los anfitriones, desde la llegada del avión presidencial TP-01, fue de franca descortesía. Inmutables agentes de protocolo y de migración mantuvieron encerrada a la mitad de los recién llegados en una sala, con el argumento de que no se habían sellado los pasaportes. Por ese trance pasaron el jefe de escolta y los fotógrafos personales del matrimonio Zedillo.

Apenas con tiempo suficiente para acicalarse, el mandatario mexicano llegó al palacio presidencial de Planalto, cuya calle frontal cruzó acompañado sólo por personal de la cancillería brasileña, mientras a la entrada del recinto lo esperaba su homólogo. Ambos escucharon los himnos nacionales, posaron para la fotografía oficial y desde un balcón presenciaron un desfile militar, actos que sin más testigos que la prensa --alejada del lugar-- y funcionarios gubernamentales constituyen todo el protocolo de la recepción a los visitantes extranjeros.

Resultado de esta visita, hoy se firmaron un acuerdo de cooperación técnica entre los dos gobiernos; uno más de cooperación entre las academias diplomáticas de ambos países, y otro para establecer y desarrollar programas de cooperación en las áreas de censos e investigación estadística, así como una carta de intención entre el Banco Nacional de Comercio Exterior y su similar de Brasil.

En lo que apenas se logró avanzar fue en la reanudación de acuerdos comerciales. Se determinó que en julio se inicien los acercamientos para restablecer el mecanismo de preferencias arancelarias que los cariocas suspendieron unilateralmente el año pasado, al parecer con el argumento de que la sobrevaluación de su moneda favorecía a sus competidores de México.

La balanza comercial entre los dos países favorece a Brasil y los intentos de negociar un acuerdo de libre comercio con el Mercosur, integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, han sido infructuosos, a tal grado que en alguna ocasión el presidente Zedillo dijo que esta asociación es ''como las muchachas bonitas: dicen que sí, pero no dicen cuándo''.

Según el secretario de Comercio y Fomento Industrial, Herminio Blanco, la renegociación del mecanismo de preferencias es un paso inicial que a largo plazo podría llevar a una asociación de libre comercio.

Por la noche, en el palacio de Itamaratí, sede de la cancillería mexicana, Zedillo y Cardoso ratificaron sus afinidades y admiración mutuas. El primero dijo que la próxima recuperación de Brasil contribuirá al crecimiento de América Latina y que México está llamado a desempeñar un claro liderazgo en el siglo XXI.

México y Brasil se identifican, añadió el mandatario, por su interés en mantener a sus países libres y soberanos y por abrirse al mundo y alentar las reformas estructurales que permitan afianzar las economías para avanzar a la justicia social.

Cardoso afirmó que Zedillo es el gobernante que descubrió y entendió que hay límites para el poder; fue capaz de construir una nueva etapa en México y de permitir el juego democrático, que ''a veces es democrático y a veces es bruto''.

Brasil y México resienten también el mismo malestar social. Mientras los dos mandatarios charlaban a solas sobre el futuro de sus pueblos, una manifestación llegó a Planalto para demandar que se eleve el salario mínimo, que apenas llega a 130 dólares al mes (unos 750 pesos mexicanos).

Brasil es el segundo país con mayor disparidad en la distribución del ingreso en todo el mundo: diez por ciento de la población concentra 48 por ciento de la renta nacional. Es, sin duda, la economía más desigual del continente.

Zedillo concluye este miércoles en Sao Paulo su visita de Estado a Brasil. Tendrá una reunión con empresarios de los dos países, a la que también acudirá el presidente Cardoso.