n En los primeros tres meses del año se reportaron 30 casos; de ellos, 20 recién nacidos fallecieron


Niños abandonados: el asfalto, su cuna

n Hipótesis llevan a señalar a las madres como las principales responsables n La decisión, para no perder el empleo o enfrentar a la familia

Elia Baltazar n Su primera cuna es el asfalto. En su muy breve historia ya se escribe la palabra abandono. Y de la muerte sólo los libra su buena estrella.

En los tres primeros meses de 1999 suman 10 los niños con vida abandonados, que la Procuraduría General de Justicia capitalina clasifica en el amplio universo jurídico de abandono de persona, en el que se inscriben también aquellos "olvidados" en los hospitales o "encargados" con un vecino o conocido. Pero hubo 20 más que no superaron la prueba de la sobrevivencia y pasaron a formar parte de la estadística del Servicio Médico Forense.

En el mismo periodo de 1998 ya se contaban 46 los menores abandonados: 18 salvaron la vida y 28 la perdieron, ya sea por las condiciones adversas de su nacimiento, como golpes o asfixia, o por causas relacionadas con el abandono y la falta de atención, como frío, hambre y enfermedades respiratorias fulminantes.

Circunscrito a la estadística, se advierte que el problema ha crecido en los últimos tres años, pues sólo de 1995 a 1997 el número de neonatos muertos encontrados en las calles aumentó 77 por ciento, ya que en este periodo los decesos de recién nacidos en la vía pública pasaron de 35 en 1995 a 52 en 1996, hasta llegar a 62 en 1997, con un promedio mensual que fue de tres a cuatro casos, para alcanzar en el último año cinco. Para 1998, fue de casi seis el promedio por mes de cuerpos de niños de apenas unos meses que ingresaron al Semefo.

Aunque los números no parecen alarmantes en una ciudad donde cada año se registran aproximadamente 188 mil nacimientos --según cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI)--, el fenómeno de los niños abandonados en las calles se enmarca en un problema social mucho más profundo, asociado a las condiciones de vida que enfrentan no pocas mujeres y aun las familias en conjunto. Se trata, dicen los especialistas, de una manifestación más de la descomposición social provocada por diversas causas, una de ellas, la situación económica que limita el alcance de programas sociales.

Para muestra... tres casos

Febrero 21. En los baños de la Terminal de Autobuses para el Oriente (TAPO) fue encontrado un bebé de escasos dos meses por empleados de limpieza. Presentaba fiebre y deshidratación; perdió la vida apenas recibidos los primeros auxilios por personal médico del ERUM.

Marzo 14. En una caja de cartón, envuelto entre sábanas, apareció un bebé recién nacido. Fue abandonado en el lote número 12, manzana D, del callejón Morelos, en la colonia Lomas Zaragoza. Un vecino del lugar dio con el cuerpo del menor, ya sin vida, y avisó a las autoridades de Seguridad Pública.

Marzo 26. En una habitación del hotel El Faro, localizado en la calle Robles Domínguez 197, fue encontrado un recién nacido con vida. Los empleados no pudieron identificar a la madre y aseguraron que nadie se había percatado del ingreso de una mujer embarazada.

Son tres casos registrados por la Secretaría de Seguridad Pública y ocurridos en poco más de un mes durante este año.

Para la Procuraduría General de Justicia del DF, sin embargo, investigar el origen o las causas reales de la muerte de un recién nacido abandonado es prácticamente imposible. No hay pistas ni testigos que lleven al esclarecimiento del caso. Sólo hipótesis que en todos los casos llevan a señalar a las madres como las principales responsables. Los posibles pe rfiles que de éstas se manejan en las investigaciones señalan a mujeres jóvenes, principalmente de escasos recursos, que optaron por el abandono del recién nacido para evitar perder su trabajo o enfrentar a la familia.

Así las cosas, la PGJDF tendría que hurgar en la vida de al menos 2 millones 600 mil mujeres que hay en la ciudad de México en edad fértil, consideradas en un rango de edad de entre los 15 y los 49 años. Y de éstas seleccionar a aquellas que, por encontrarse en el desempleo abierto, suponen una situación económica difícil, y que suman, a partir de los 12 años, 100 mil 146. Así, el universo de la investigación parece inacabable.

Otros factores también podrían incidir, por lo que habría que considerar a aquella población femenina analfabeta, que se compone de 171 mil mujeres. O quizá a aquellas que nunca han usado anticonceptivos o que no los conocen, a pesar de las campañas gubernamentales en favor de la planeación, pues 43.5 por ciento de las mujeres entre los 15 y los 49 años nunca ha utilizado métodos anticonceptivos.

Así, más allá de las hipótesis manejadas por las autoridades, muy diversas pueden ser las causas que llevan a una madre a abandonar a un recién nacido en la calle. Y en el origen puede estar el rechazo mismo al embarazo, considera Patricia Crespo, responsable de la casa hogar Iztapalotl, asociación civil dedicada al apoyo de madres solteras.

En cinco años de actividad, la casa hogar Iztapalotl ha recibido a aproximadamente 600 mujeres embarazadas, menores de edad casi todas, entre los 13 y los 17 años la mayoría, y más de la mitad en situación de embarazo por violación. "Por obvias razones, el trabajo de apoyo psicológico es uno de los más importantes, ya que muchas de ellas no creen estar embarazadas y rechazan su estado".

Las 12 jóvenes que actualmente se encuentran en este centro cuentan con la opción de quedarse con su bebé o cederlo en adopción. No obstante, considera Crespo, "debe ser muy alto el número de mujeres embarazadas, no sólo menores de edad, que se encuentran en total indefensión, ya sea por su situación económica o familiar. El problema es la falta de recursos para atender estos casos, pues todas las organizaciones que nos dedicamos a esta labor vivimos de las donaciones y el apoyo oficial".

La legislación actual castiga con hasta cinco años de cárcel a quienes incurren en el delito de abandono de persona, el cual se agrava si la muerte se presenta, pues se persigue como homicidio. Si el menor muere será el área de homicidios de la PGJDF la encargada del caso. Y si vive su expediente pasará al área de Asuntos del Menor e Incapaz, que tiene a su cargo a un grupo de 30 agentes judiciales dedicados, entre otras tareas, a atender las investigaciones que el MP realiza sobre los menores abandonados. El destino de la mayoría es el albergue temporal de la Procuraduría.

La ambigüedad de las cifras

Lidia Anaya, responsable del albergue, advierte que reflejar un problema como el de los niños abandonados a partir de las estadísticas puede resultar ambiguo e inexacto. Al revisar los número oficiales del año pasado se pueden encontrar 197 casos de menores etiquetados en el rubro de abandono de persona, dice, pero las causas son las que nos dan la pauta para analizar el problema, por lo que es necesario revisar cada uno de los expedientes. "Si fueran tantos ya no habría espacio en el albergue", agrega la funcionaria.

Al desmenuzar las estadísticas de este año, Lidia Anaya encontró seis principales causas por las cuales un niño puede ser considerado como persona abandonada. Así, están los expósitos, de quienes no se sabe nada de su origen ni su nombre. Los abandonados en un hospital, de quienes sí se sabe quién es la mamá porque dio luz allí, pero no vuelve por el recién nacido. No obstante, este niño ya tiene apellidos y jurídicamente se maneja de otra manera.

"También están aquellos casos en los que la madre deja encargado al menor con una tercera persona, pero nunca vuelve por él. Están los extraviados por abandono y no faltan las personas que dicen que les regalaron al infante. Y finalmente hay niños a los que dejan encerrados mientras la madre trabaja y la vecina los escucha llorar y da parte a las autoridades que también los etiqueta como abandonados, aunque yo lo llamo maltrato por omisión", dice Anaya. Habrá que recordar, además, que los menores que llegan al albergue lo hacen sólo a partir de que se levanta un acta en el Ministerio Público por abandono.

Actualmente, informa, en el albergue temporal de la PGJDF se encuentran 30 casos de abandono que tiene como causas todas las anteriores. "Pero al desglosar los casos me encuentro con que tengo 21 niños abandonados, en sentido estricto, de los cuales 10 son expósitos, quienes podrán ser adoptados luego de un término de seis meses que marca la ley".

Ocho más se encuentran en la situación de abandono con nombre, por lo que ese niño requerirá del proceso jurídico de pérdida de patria potestad. "Eso requiere meses de trámites, que incluyen la búsqueda de la familia, la emisión de edictos e investigaciones", explica.

Para Lidia Anaya los números no evidencian el caso de los niños abandonados en las calles como un problema grave, y aun observa que "los medios lo han hecho aparecer como tal y no lo es". Y así parece frente a una realidad que la coloca ante una población de 150 menores que viven en el albergue, 70 por ciento de los cuales ingresó por motivos de maltrato en sus diversas manifestaciones.

"No podría hacer comparaciones --dice--, si bien las cifras de los niños abandonados no deben considerarse como alarmantes, el fenómeno como tal sí. A todos debe parecernos grave que existan 18 señoras que por alguna circunstancia abandonaron a sus hijos en algún rincón de esta ciudad".