Trabajó 69 de sus 89 años para lo que hoy es Televisa


Falleció Amalia Gómez Zepeda; gozó del trato preferencial de El Tigre

Arturo García Hernández n Amalia Gómez Zepeda, testigo y participante --al lado de Emilio Azcárraga Vidaurreta-- de la fundación de la XEW, falleció ayer a las 15:00 horas en un centro hospitalario de esta ciudad a los 89 años de edad. Quinta hija de un matrimonio de comerciantes, Gómez Zepeda empezó a trabajar con Azcárraga en marzo de 1929, cuando éste aún era distribuidor en México de los productos RCA Víctor (discos y victrolas), un año antes de la aparición de la W. Fue, por lo mismo, testigo privilegiado del nacimiento y evolución de lo que hoy es uno de los mayores consorcios televisivos del mundo. Dada su calidad de fundadora, así como su carácter bronco y claridoso, al interior de la televisora se le consideraba una auténtica matriarca, símbolo de la historia de Televisa.

Según la entrevista recogida por Laura Castellot en el libro Historia de la televisión en México (Alpe, 1993), "Amalita", como se le llamaba al interior de Televisa, participó activamente en la planeación y nacimiento de la radiodifusora con que Azcárraga Vidaurreta inició su trayectoria empresarial en los medios de comunicación. En la misma entrevista le dijo a Castellot: "Don Emilio (Azcárraga Vidaurreta), que fue una persona tan generosa, me dio la oportunidad de estar a su lado en todo momento y por lo mismo tuve la extraordinaria ventaja de conocer los negocios desde lo que se puede llamar la cimentación. Puedo saber exactamente qué está aquí abajo, qué piedra hay, cómo se fueron levantando. Además, conocí a cada una de las personas que empezaron a colaborar en cada empresa, de qué era capaz cada una de ellas; eso fue básico para poder dominar una nueva industria como era la televisión o como fue en su tiempo la radio, o como sucedió en otras ramas que también me tocó conocer con la gente de cine".

Por "muchísimos años" --según el libro de Laura Castellot-- la "señorita Amalia" (como también se hacía llamar, en virtud de no haberse casado nunca) peleó "por no tener cargo" en la empresa: "Yo siempre pedí sólo ser la secretaria particular de don Emilio Azcárraga; él periódicamente me preguntaba si me gustaría ser gerente general de Televicentro, y yo le repetía que no, que sólo quería ser su secretaria particular; nunca me dejé tentar. Porque siendo secretaria particular de don Emilio, yo tenía acceso, como lo sigo teniendo en la actualidad, como vicepresidenta de Coordinación, a todas las áreas, que es la forma de conocer verdaderamente un negocio, no limitándome a una sola".

Fue tal el aprecio que Emilio Azcárraga Vidaurreta tuvo por Amalia Gómez Zepeda, que antes de morir se aseguró de que su hijo y heredero, Emilio Azcárraga Milmo, mantuviera hacia ella el trato y las consideraciones que él le otorgó. Tras la muerte de El Tigre y la llegada de Emilio Azcárraga Jean a la presidencia de Televisa, Gómez Zepeda conservó sus privilegios y una incuestionable autoridad moral en la televisora. Hay quienes aseguran haberla visto en tiempos recientes regañar y levantar su bastón --como abuela enérgica-- contra Emilio Azcárraga Jean, cuando consideraba que éste había actuado mal o había cometido un error.

Hasta fechas recientes Amalia Gómez Zepeda se mantuvo activa. Tenía sus oficinas en las instalaciones de Radiópolis, sede original de la XEW, en la calle de Ayuntamiento, a donde llegaba puntualmente a las ocho de la mañana. Después de 69 años trabajando para lo que ahora es Televisa, con su muerte se pierde una historia que sólo ella presenció de manera completa y cercana. No obstante, siempre se mostró reservada a la hora de hablar sobre lo atestiguado. Mujer de una lealtad a toda prueba, para los Azcárraga sólo tenía elogios, sobre todo para Azcárraga Vidaurreta, de quien para hablar --aseguraba-- "se necesitarían muchos libros, muchas horas de grabación, nunca acabaría. Creo que don Emilio fue un personaje único. Don Emilio Azcárraga Vidaurreta físicamente era impresionante por su estatura, eso sólo daba una leve idea de lo que era en otros aspectos mucho más importantes, como el humano o el intelectual; porque aunque él decía que era inculto, tenía la orientación de un caballero y siempre sabía muy bien a dónde ir, qué quería hacer, tuvo una gran visión".

Amalia Gómez Zepeda fue velada en la agencia Gayosso Félix Cuevas, de donde partirá el cortejo fúnebre hacia su última morada. Y con ella se van muchos secretos sobre las pasiones, entusiasmos y miserias que dieron lugar al surgimiento y desarrollo del mayor emporio de medios en México.