La Jornada lunes 26 de abril de 1999

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

En Guerrero, el gobernador en funciones, René Juárez Cisneros, nombró como director general de Comunicación Social a un contador público.

 

Tan peculiar decisión no es arbitraria ni caprichosa. Se contrató a un contador porque, en efecto, la función de ese burócrata es la de contar... cuentos.

 

Y esta columna (siempre favorecida con las exclusivas, con las primicias, con las novedades) tiene ahora el privilegio de ser amablemente seleccionada por este contador de cuentos para dar a conocer a sus lectores una muestra de su capacidad fabuladora.

 

Ni sí, ni no: simplemente

se desconoce...

 

Para empezar, la oficina de prensa del gobernador de Guerrero hace saber a esta columna que "desconoce" si existe algún nexo entre "el licenciado Rubén Figueroa Alcocer" y las empresas a las que ese gobierno les compra fertilizantes para repartir, como denunciaron en San Lázaro varios diputados federales e informó esta columna el pasado 23.

 

Igualmente, la citada oficina niega que el reparto de insumos agrícolas en los municipios forme parte de una estrategia electoral priísta dirigida a ganar las presidencias municipales que se elegirán en octubre próximo.

 

Respecto a la acusación de que el gobernador René Juárez Cisneros ha nombrado delegados en los municipios para controlar o castigar a los alcaldes opositores y preparar las campañas del tricolor, la citada oficina de prensa también niega de manera tajante (y obvia) tal versión.

 

Y también, en la misma carta firmada por el contador público Daniel Pano Cruz, en su condición de director general de Comunicación Social del gobierno de Guerrero, se rechaza que el arribo al poder de Juárez Cisneros se hubiese dado "en virtud del uso de recursos públicos para la manipulación electoral", como se escribió aquí en días pasados.

 

Por el contrario, asienta el contador Pano, esa "apreciación" es falsa porque la campaña de Juárez Cisneros "se ciñó a lo estipulado por las leyes e instancias electorales", mismas que prohibían precisamente lo arriba mencionado.

 

El asunto de los fertilizantes, dice el cuenteador, es en realidad una ingeniosa forma de abaratar el precio del insumo mediante convenios entre municipios y gobierno estatal.

 

Buena treta literaria: el precio unitario

 

"También hago de su conocimiento --escribe el señor Pano-- que para la adquisición del fertilizante se hizo una licitación por Convocatoria Pública Nacional (mayúsculas en el original), a la que concurrieron diversas empresas, adjudicándose los contratos a Agrofermex Industrial de Guadalajara y a Agrogen, cuyo nexo con el licenciado Rubén Figueroa Alcocer y sus empresas se desconoce, ya que la transportación del fertilizante está incluida en el precio unitario ofertado".

 

En ese párrafo encierra el señor contador uno de sus mejores trabajos de ficción: no saben si los camiones del señor licenciado Figueroa estén siendo beneficiados con el pago del flete del reparto de fertilizantes porque las empresas productoras de los insumos (una de las cuales es propiedad de un compadre del gobernador sin licencia Rubén Figueroa) no explican o informan de ese pequeño detalle, debido a que facturan en un "precio unitario" que no desglosa el rubro del transporte. Y así, Ƒquién puede saber de quién son los camiones?

 

La moraleja parece ser: factura (a precio unitario) que algo (mucho) queda...

 

Otra joya del contador de cuentos es la referida a la maniobra con la que se han impuesto en los municipios a delegados del gobierno estatal, con claros fines electorales. No, no hay tal estrategia priísta en curso, sino que tales delegados fueron nombrados "para acercar la administración pública estatal a la ciudadanía, y que ésta no pierda tiempo ni gaste recursos para trasladarse a la capital del estado cuando tenga que solicitar algún servicio o hacer trámites burocráticos. De ninguna manera realizan tareas partidistas".

 

šAh, qué descanso! šQué felicidad al conocer tan nobles propósitos! Gracias por su carta, señor contador, escrita, como reza al calce, en el sótano 2 del Palacio de Gobierno del estado de Guerrero.

 

Equilibristas en el PAN

 

La historia del partido blanquiazul ha estado regida por la lucha entre las corrientes tradicionalistas, apegadas a la doctrina original, y las modernizadoras, que normalmente prefieren el pragmatismo a la filosofía. Ha sucedido, también, que luego de un tiempo en el poder, los neopanistas, en su momento acusados de desestabilizadores por los tradicionalistas, se convierten, a su vez, en elementos institucionales, defensores de las estructuras a las que entraron arremetiendo y a las que ahora defienden para que no sean infiltradas por nuevas tendencias.

 

Hoy, el PAN vive un delicado conflicto interno. El jefe Diego pretende defender las estructuras institucionales, amenazadas por la embestida de Vicente Fox, quien pretende hacer a un lado al partido blanquiazul para instalar como eje de su futura campaña presidencial a la asociación personal, caudillista, denominada Amigos de Fox.

 

Sin embargo, y pese a que es evidente e innegable el peligro que representa el gobernador guanajuatense con su facciosa asociación de amigos, las decisiones correctivas no se pueden tomar con facilidad. Durante la presidencia de Felipe Calderón se dejó crecer dicha asociación (por falta de visión o por negligencia), y hoy se corren riesgos de enfrentamientos fuertes en la cúpula blanquiazul si los nuevos tradicionalistas (Diego y compañía) se le atraviesan con toda energía a la famosa asociación de amigos.

 

Por eso es que al interior del PAN se vive actualmente una delicada fase de trabajo político que busca, sin romper equilibrios, sin precipitar crisis, sin mostrar rupturas, darle espacios y posiciones a los dieguistas (presuntamente para moderar y controlar los eventuales excesos de Fox y sus amigos), a cambio de dejarle el camino libre al guanajuatense en sus aspiraciones presidenciales. Sólo en caso de que no se hagan las negociaciones adecuadas (ni modo que el jefe Diego no sepa hacer una concertacesión) habría competencia real entre Diego y Vicente.

 

Por lo pronto, la reaparición del nombre de Francisco Barrio Terrazas como pretendiente de la candidatura presidencial panista viene a agregar elementos de confusión al panorama blanquiazul.

 

Barrio Terrazas es un personaje con fuerza dentro del panismo tradicional actual (aunque su origen está en los llamados Bárbaros del Norte, la corriente de neopanistas de la década de los ochenta).

 

En ayuda de su nuevo posicionamiento como político confiable, reposado, institucional, está el hecho de que el ex presidente de Ciudad Juárez supo pasar con rapidez de su condición de líder carismático y enérgico a gobernador cuidadoso de las formas y bien llevado con autoridades, como los presidentes Salinas y Zedillo.

 

Barrio ha llegado, en ese tránsito de los mítines callejeros a las alfombras de palacio, a ser considerado como el hombre que podría garantizarle al PAN respeto a un eventual triunfo electoral, por cuanto las fuerzas políticas del sistema (hoy personalizadas sobre todo por esos mismos personajes, Salinas y Zedillo) podrían coincidir en reconocer una victoria de un hombre, digamos, confiable.

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