La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), supuestamente para impedir la limpieza étnica, lanza bombas sobre los puentes de Novi Sad, a 600 kilómetros de Kosovo, o sobre la casa presidencial, los centros televisivos, las fábricas, las refinerías, los centros de producción de electricidad y ya ha dejado sin recursos al sexto de la población yugoslava. Ese terrorismo de Estado va a la par del apoyo al terrorismo del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), reconocido en Rambouillet como interlocutor por la diplomacia alemana, según confesó el ministro de Relaciones Exteriores de ese país, y que está en negociaciones con el Departamento de Estado (según declaraciones de Madeleine Albright) y es financiado por el Pentágono y por la droga (como hizo antes Estados Unidos en China, Vietnam, Camboya, Laos, Nicaragua).
Clinton no oculta, además, que piensa en la anexión de Kosovo a Albania y en la posibilidad de la gran Albania. Además de tratar de matar a Slobodan Milosevic, bombardeando su residencia, la OTAN dice que no tratará con él sino que lo juzgará como criminal de guerra. Es lógico, por consiguiente, que los agresores no quieran ni oír hablar de negociaciones para poner fin a la guerra y rechacen sin siquiera discutirlo el plan ruso, que Milosevic ha aceptado.
Ahora bien, se negocia y se hace la paz con el enemigo, no con el aliado. Independientemente de sus crímenes, Milosevic es menos criminal de guerra que Javier Solana, el secretario general de la OTAN, que ha matado más gente y provocado más éxodo y más limpieza étnica que lo que se puede imputar en Kosovo a los serbios Hay que recordar por otra parte que Milosevic decretó una tregua unilateral durante la Pascua ortodoxa que no fue respetada por los bombardeos, llamó a los kosovenses a permanecer en su región, aceptó taxativamente la plena autonomía y hasta la independencia para Kosovo (a condición de que la nueva república estuviese federada con Yugoslavia). Al rechazar el plan ruso e imponer el embargo petrolero, Washington y la OTAN indican así claramente una vez más: a) que el ataque no tiene como objetivo proteger a los kosovenses, a los que expulsan o matan con sus bombardeos; b) que tampoco va dirigido contra el gobierno de Milosevic, al cual refuerzan con la agresión e impulsan hacia el nacionalismo granserbio más extremista; c) que se basan en la idea racista de la culpabilidad colectiva del pueblo serbio y quieren que la reconstrucción le cueste a Yugoslavia 40 años de protectorado extranjero y de miseria; d) que su ``solución'' consiste en negociar la concesión a Serbia de la parte norte de Kosovo, la de los monasterios del siglo XII, y echar hacia Albania a la mayoría de los kosovenses, o bien unir la parte sur y la Metohija a una gran Albania, o mantener una soberanía de Tirana sobre esa región.
Washington y la OTAN trabajan en los hechos por la aceptación de la limpieza étnica que dicen querer evitar, actúan en pro de la creación de un protectorado con ocupación militar y en favor de la preparación, a corto plazo, del despedazamiento de la unión serbio-montenegrina, así como de una guerra ampliada en los Balcanes cuando la gran Albania dé fuego a Macedonia, Grecia, Montenegro, Bulgaria. Estados Unidos y la OTAN, en realidad, conquistan espacio y gentes en los Balcanes y Europa central para aislar, humillar y someter a Rusia y para robarle a ésta y a Europa sus recursos y despedazarla.
La única forma de detener las matanzas es imponiendo, con la presión en cada país y a escala mundial, el cese de la agresión de la OTAN y una discusión en la ONU. A eso se debe agregar el pago por la OTAN de la reconstrucción ex ante de Yugoslavia y de Kosovo y un esfuerzo internacional para sacar del marasmo económico a esta región. Para vigilar la aplicación de esos fondos y las condiciones de retorno de los kosovenses, Yugoslavia debería reconocer la plena autonomía y el derecho a la independencia de Kosovo en una república federada y retirar de ahí sus tropas y su policía, mientras una fuerza de paz de la ONU, formada quizás por rusos, bielorrusos, griegos (que pertenecen a la OTAN) y latinoamericanos, debería evitar las represalias hasta que se haga un referéndum sobre la independencia kosovense. En lo esencial, este plan ya fue aceptado por Milosevic. Los gobiernos de la OTAN tienen ahora la palabra.