n Barnés tiene que abrir los ojos ante esta plaza cubierta, dicen en el Zócalo


Se manifiestan miles contra el

reglamento de pagos en la UNAM

n Advierten: no daremos ni un paso atrás; la fuerza de la razón se impuso a la torpeza, señalan

María Esther Ibarra n "šDerogación, derogación, derogación!", fue el grito unánime con el que miles de manifestantes arribaron al Zócalo capitalino, en demanda de que el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Barnés de Castro, abrogue el Reglamento General de Pagos. "šNo daremos un paso atrás. Barnés tiene que abrir los ojos ante esta plaza cubierta de universidad!".

Con esa exigencia y advertencia, estudiantes, académicos, investigadores, trabajadores, padres de familia y organizaciones sociales, iniciaron y concluyeron la marcha, que partió del Casco de Santo Tomás hasta la Plaza de la Constitución, cuya capacidad, estimada para 70 mil personas, casi cubrieron.

Desde el corazón del país, los estudiantes de la UNAM hicieron patente su inconformidad por el alza de las cuotas, y sentenciaron: "Hoy somos miles, hemos ganado cada batalla en cada escuela, la fuerza de los argumentos, de la razón y del diálogo entre los universitarios, se impuso a la torpeza y al autoritarismo con que el rector ha conducido nuestra universidad".

En un templete improvisado, una manta rojinegra con el escudo dorado de la máxima casa de estudios, al centro. Era el símbolo de la huelga, iniciada el pasado martes 20.

El estudiante de la preparatoria 8 Eduardo de la Cruz leyó el mensaje de la comunidad de la UNAM. Los otros oradores fueron Juan Luis Toledo, del IPN; Rosendo Flores, dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas; Agustín Rodríguez, del STUNAM; y Juan Vázquez, a nombre de los padres de familia.

Por tercera ocasión en menos de tres meses, los universitarios volvieron a ganar la calle. Sólo que esta vez ya no se dirigieron a Ciudad Universitaria. Y aunque las demandas eran las mismas, ahora pancartas, mantas y carteles tuvieron como fondo los colores rojo y negro; al igual que banderines de papel de china, globos, listones y hasta pasamontañas.

En punto de las cinco de la tarde comenzaron a salir los contingentes de la calle de Carpio y avenida de los Maestros. La Facultad de Economía encabezaba originalmente la movilización, pero a la altura del Circuito Interior y San Cosme, los jóvenes de la preparatoria 5 ya se habían puesto al frente de la descubierta, con una manta que rezaba: "Seguimos en pie de lucha. Ni un paso atrás". Unos minutos después, tras esperar la llegada de otros grupos, los manifestantes se enfilaron hacia el centro de la ciudad.

Un helicóptero verde sobrevoló constantemente la zona. No los intimidó. Por el contrario, se convirtió en el objetivo de mentadas de madre y otros insultos. El profesor de Economía David Lozano calificó a la nave como "objeto político no identificado".

A las tradicionales consignas, como "šNo que no, sí que sí, ya volvimos a salir!", o "šSomos un chingo y seremos más!", se sumaron leyendas como "Nos atacan porque discrepamos. Viva la disidencia porque es la esencia de la Universidad", la proclama del ex rector Javier Barros Sierra, en la manta de la Facultad de Ingeniería.

Aunque prácticamente estuvieron presentes las 36 escuelas y facultades en paro, así como los estudiantes de posgrado de 14 institutos de investigación, destacaron ųtanto por su número como por su entusiasmoų los contingentes del plantel Oriente del Colegio de Ciencias y Humanidades, las escuelas nacionales de Estudios Profesionales de Acatlán y Zaragoza, las facultades de Ciencias Políticas y de Estudios Superiores de Cuautitlán.

Sin ser numerosos, llamaron la atención los grupos de las facultades de Derecho, Contaduría, Odontología, Medicina y Veterinaria, pues fueron las últimas en sumarse a la huelga. A su vez, las escuelas nacionales de Trabajo Social y de Enfermería y Obstetricia se hicieron notar por el predominio de mujeres. Con su uniforme azul y el logotipo del Museo Universum, sus trabajadores también resaltaron entre los manifestantes.

A ritmo de batucada, los alumnos de posgrado no se quedaron atrás en manifestar con baile su inconformidad contra el alza de cuotas. Los de Cleta se les emparejaron, montados en zancos y también con música brasileña.

Barnés compartió, junto con Tv Azteca y Televisa, múltiples muestras de rechazo e insultos, así como la exigencia de que dijeran la verdad. Igual actitud asumieron, al pasar ante oficinas como las del PRI capitalino, la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, entre otras.

Atrás de los estudiantes, el personal académico del STUNAM fue de los más aclamados, seguidos de trabajadores administrativos de base de ese sindicato.

Los padres de familia cumplieron con lo prometido: con cartulinas exigían la gratuidad de la educación pública, y a ellos se sumaron estudiantes y académicos de IPN, UAM, UPN, Bachilleres y Chapingo, así como el Sindicato Mexicano de Electricistas, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Situam, El Barzón y otras organizaciones populares.

Carlos Imaz, dirigente del PRD en el Distrito Federal y quien fuera en 1986 líder del movimiento del Consejo Estudiantil Universitario, observó el desarrollo de la marcha a un costado de Bellas Artes.

A pregunta expresa, consideró que la actual protesta de los universitarios es más inteligente, creativa y más dispuesta a la lucha que la que encabezó hace 13 años. Estuvo acompañado por el escritor Paco Ignacio Taibo II.

A lo largo del trayecto, los manifestantes recibieron muestras de solidaridad. Fue una marcha sin incidentes violentos, ni siquiera hubo pintas. (Con información de Susana González)


n Se unieron paterfamilias, maestros y trabajadores


Decenas de miles marcharon en defensa de la educación gratuita

Hermann Bellinghausen n Una marcha popular en defensa de la educación gratuita. Y al mismo tiempo, una gran marcha de universitarios. Decenas de miles caminaron desde el Casco de Santo Tomás por la ruta histórica de los estudiantes: participaron alumnos de todas las escuelas, trabajadores, académicos, padres de familia. Y allí fue donde la marcha empezó a ser también de obreros y miembros de las grandes organizaciones populares, muchas veces padres o parientes de algún estudiante que iba marchando, con alguna facultad o colegio de la UNAM.

En ese sentido, reinaba un aire de familia que daba otro sentido, más directo, a la vieja consigna: ''Pueblo, escucha, tu hijo está en la lucha''.

Hubo un calor especial en la llegada del medio centenar de electricistas del SME, como lo hubo a lo largo del recorrido con el acompañamiento en la retaguardia de la manifestación estudiantil de numerosos contingentes del Movimiento Urbano Popular, del Frente Francisco Villa, sobre todo, pero también la CUT, el MPI y otras. Los venían cuidando.

También marchaban trabajadores y estudiantes de la Normal Superior, el IPN, la UAM, la Universidad Autónoma de Chapingo, la Escuela Nacional de Antropología y otros reductos de la plebe ilustrada, o por lo menos educada. Incluso participó una representación del Congreso Nacional Indígena.

Todos, apoyando a los estudiantes en huelga de la UNAM que, rebozando una vez más las expectativas, marcharon por decenas de miles. Un elocuente refrendo de los 100 mil votos de la consulta contra las cuotas que el rector Barnés desestimó. No faltó una sola facultad, prepa, CCH, ni posgrado. Incluso hubo sorpresas, como el inmenso contingente de Ingeniería o los nutridos grupos de Química y Derecho. Hay tradiciones que se vencen.

El aire de familia también afloraba en el público, como la anciana que, junto a la Alameda central, decía con orgullo: ''Voy a ver pasar a mi nieto'', o la mujer, con su uniforme de taquillera del Metro, zapatos de tacón y peinado permanente, que llevaba un papelito donde decía: ''Hijo, escucha, tu madre está en la lucha''.

Una de las propuestas más interesantes del nuevo movimiento estudiantil es la de efectuar una consulta en las escuelas secundarias sobre el asunto de las cuotas en la UNAM. Como de adelanto, marcharon decenas de estudiantes de secundaria, con sus uniformes café y listones rojinegros al pecho.

El aire familiar no dependía de los parentescos directos, por más que los había, entre los estudiantes y los académicos, administrativos, electricistas, colonos y padres de familia en general, sino del hecho, más general, de que todos los manifestantes podrían ser parientes. El mensaje era: ''tú y yo nos parecemos''. La identidad y la solidaridad se despertaron por igual en todos los que marcharon en apoyo a los huelguistas de la UNAM, que con esta marcha cerraron, en ascenso sostenido, su quinto día de huelga, que tiene paralizada a la universidad.

Donde parecía no haber nada, donde todo se resolvería como trámite administrativo, ya estuvo bueno de los 20 centavos, brotó un movimiento estudiantil que trae vapor para exigir un alto al Reglamento General de Pagos, para ahora sí debatir el punto, nada trivial, de los 20 centavos y el artículo tercero constitucional.

Ya llenaron el Zócalo, luego de atravesar las calles del Centro. Ya dijeron sus demandas una vez más. Son muchos miles de universitarios como para pretender que no existen. Las autoridades de la UNAM necesitan ahora volver a contar.

 

A partir de este momento

 

Fue la marcha de los estudiantes. Formaban la mayoría de los manifestantes, de suyo numerosos. Fue una marcha, entonces, con relajo, irreverencia, y a veces lentitud.

Un chavo se desnudó fugazmente a las puertas del Banco de México, mientras desde Madero los estudiantes gritaban, señalando al hirsuto edificio: ''Esos son, esos son, los que chingan la nación''. Y el otro en pelotas.

Más que ya imaginativa, una marcha convocada a la imaginación. Los chavitos de Naucalpan extendían frente a su contingente una sábana donde se leía: ''Pienso luego existo. Manda obedeciendo. Imagina tu propio mundo creando tu propia historia a partir de este momento''. Además, se veía un encapuchado zapatista de buen tamaño, y chiquita, una caricatura de John Lennon. Y sería casualidad, pero a esa hora en las estaciones del Metro estaban tocando música de los Doors.

Se repetían los monigotes, a cual más de feos, del rector Barnés y el tío Sam. Las mejillas pintadas de rojinegro. Y muchos vestidos de plano con los viejos colores del Atlas. Se repetía, en los grupos de distintas preparatorias, una frase de Javier Barros Sierra: ''Nos atacan porque discrepamos. Viva la disidencia porque es la esencia de la universidad''. Otros preparatorianos remitían su identidad a cosas más básicas: ''Alfalfa, vacas y caca, arriba la facultad de Coapa''. Y corrían las olas y la renovada consigna ''El que no brinque paga'' y goyas sonoros, retumbantes en Madero, que de pronto se transformaban en ''Huelga''.

El acompañamiento de la gente en las calles fue caluroso. Aplaudían muchos en Hidalgo y Lázaro Cárdenas a los estudiantes. De una escuela de computación, en los altos, por San Cosme, le llegó a la marcha un notorio saludo, y los pulgares en alto. Un trailero sonó largo rato su bocina saludando la marcha en Arcos de Belén. A la altura de Bellas Artes, varios niños mostraban cartulinas. Uno muy pequeño mostraba desde la banqueta su cuaderno cuadriculado, abierto en una página donde se leía, escrito con crayola verde: ''yo apoyo la huelga''.

La simpatía del público no se espantaba de los punkys ni los darkies, ni del lenguaje subido de tono en algunas consignas demoledoras. Y aplaudía los monigotes y bailarines en zancos que trepidaban a ritmo de batucada, seguidos de una gran manta ceceachera proclamando otra vieja idea, del tiempo de La imaginación al poder: ''Podrán cortar las flores pero nunca detendrán la primavera''.

Ya no están solos los estudiantes. El STUNAM anunció en el mitin su ''apoyo incondicional'' al movimiento estudiantil, y el SME los saludó como ''la esperanza de la capacidad crítica'' de la nación.

Y donde las autoridades no esperaban gran cosa, hubo Zócalo lleno y corazón contento.

La huelga estudiantil se consolida, Ƒy luego? (Por lo pronto, un concierto de Madredeus en el majestuoso escenario frente a la Catedral, fue un buen fin de fiesta para los que se pudieron quedar. Porque muchos estudiantes regresaron a cuidar sus escuelas.)

n Siete lesionados


Murió una estudiante al ser arrollada por un autobús de pasajeros

Humberto Ortiz Moreno n La estudiante Martha Alejandra Trigueros Cruz, de 18 años de edad, falleció anoche, y al menos siete jóvenes del CCH Oriente resultaron lesionados al ser arrollados por un autobús que trataban de abordar en el Centro, luego de participar en la marcha estudiantil al Zócalo.

Alrededor de las 21:15 horas, el chofer Jorge Robles Martínez temió un secuestro cuando vio al contingente de estudiantes que pretendía abordar su autobús de pasajeros número económico 02048 de la Ruta 2, en avenida Juárez casi esquina con Eje Central. Y antes de que subieran cerró las puertas, embistió a los jóvenes y arrolló a Martha Alejandra, dejándola sin vida en el pavimento. Alma Gutiérrez recibió un golpe y fue hospitalizada en el sanatorio de Magdalena de las Salinas.

La multitud estudiantil intentó detener al autobús, pero Robles estaba dispuesto a huir y chocó contra dos automotores. Un joven, Emmanuel Ruiz Islas, se cruzó en su camino y fue lanzado a la parte superior de un taxi. Enrique Corona, también estudiante, se desmayó por la impresión. Robles fue detenido calles adelante por policías preventivos y remitido a la sexta agencia del Ministerio Público, donde se inició la averiguación previa 6/1045/99-04, por el delito de homicidio y lesiones.

La estudiante muerta era hija única y vivía sola con su madre, quien trabaja de noche y era de clase socioeconómica baja. Por eso Martha protestaba contra el aumento de cuotas. Sus compañeros organizaron allí mismo una colecta y acompañaron su cuerpo en caravana hasta el Ministerio Público.