n También simpatizan con Labastida, opinan analistas


Alemán Velasco, el preferido por empresarios para el 2000

César Martínez, Enrique Méndez, Andrea Becerril y Andrés Morales, corresponsal n Entre los aspirantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para contender en las elecciones presidenciales del 2000, Miguel Alemán Velasco, gobernador de Veracruz, es el candidato preferido por los empresarios mexicanos, opinaron analistas privados locales.

En días pasados, Alemán Velasco y su hijo Miguel Alemán Magnani anunciaron la venta de su paquete accionario en Televicentro (controladora de Grupo Televisa), de 14.4 por ciento del capital. En medios financieros y políticos se especuló que el motivo principal de tal decisión era proveer de fondos para financiar la campaña del gobernador por la candidatura presidencial del PRI para el 2000.

Durante la conferencia en la que se informó su retiro de Televisa, el pasado 6 de abril, Alemán Magnani negó tal posibilidad, y hasta ese momento todavía su padre rechazaba su pretensión de contender por esa candidatura.

Sin embargo, esta semana el mandatario de Veracruz finalmente se destapó. Se considera en medios políticos como uno de los serios aspirantes a representar al PRI en el 2000, e, incluso, el nuevo líder nacional de ese partido, José Antonio González Fernández, informó que Alemán encabeza las encuestas de preferencia de voto, seguido por el secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa.

Asimismo, los analistas consultados consideran que Alemán es el candidato predilecto del sector empresarial. Es, quizá, el precandidato con mejores relaciones con empresarios nacionales y extranjeros.

En tanto, en Veracruz, tras externar su deseo de convertirse en el "candidato de transición al nuevo siglo", el gobernador Miguel Alemán señaló que en caso de aceptar la invitación del PRI para contender por la Presidencia, convocaría a la formación de unas alianzas con otras fuerzas políticas para alejar cualquier posibilidad de derrota y "dar el brinco" al milenio venidero de manera pacífica.

Consideró irreal la posibilidad de que el presidente Ernesto Zedillo ejerza el dedazo, porque la consulta directa a la militancia "es el proyectó de todos los partidos".

Mientras, Elba Esther Gordillo Morales, secretaria general de la CNOP, consideró que tamto Miguel Alemán como el secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, podrían ser candidatos de unidad, pero que la elección del candidato presidencial del PRI debe ser mediante una consulta abierta a los militantes.

La senadora dijo que ve "muy bien" que se mencione a Miguel Alemán como aspirante a la candidatura priísta, aunque planteó que lo relevante no es "si mengano o fulano pueden ser", sino que el procedimiento de elección interna sea creíble, que la ciudadanía constate que el tricolor va en serio y profundizará su vida democrática, y que los militantes sean los que definan al abanderado.

-ƑAl sector popular le convendría un candidato empresario?

-Le conviene el hombre que nos garantice el triunfo.

Mientras, en breves comentarios, el senador regiomontano Alfonso Martínez Domínguez no se anduvo con rodeos y aseguró: "Alemán es el bueno".

En tanto, el director de Aseguradora Hidalgo, Humberto Roque Villanueva, convocó al resto de los aspirantes del PRI a la candidatura presidencial a debatir públicamente ideas y programas para ganar la elección interna del tricolor, "no nada más con el apellido, los recursos, el cargo o la línea", y consideró que los priístas no deben mostrar a los electores "sólo una fachada construida con dinero, como lo ha hecho (Vicente) Fox".

Los priístas, opinó en una reunión con ex asambleístas de su partido, deben "resistir la prueba del ácido" e informar qué ha sido de sus vidas como servidores públicos, cuáles son sus ideas y dónde han estado sus incongruencias, "porque nadie es perfecto".

Roque Villanueva -a quien la directiva del tricolor ubicó en el sexto lugar de las preferencias entre los seis aspirantes- insistió en que el PRI debe acostumbrarse a elegir a sus candidatos y a sus dirigentes con métodos democráticos, "depurados, estables y menos sorpresivos".

Asimismo, planteó que el PRI "está urgido" de legitimación, la cual partiría de dos ejes: que la democracia interna fructifique, y que haya una legitimación social, pues "nadie podrá negar que la ausencia más grave, el pecado más incómodo que tenemos después de 70 años de régimen priísta, es la injusta distribución del ingreso. No lo digo yo -subrayó-, lo dicen las estadísticas, los críticos de un lado y otro, así como las instituciones que revisan las cifras con frialdad."