n Opinión estudiantil


El doble discurso de Barnés impide dar fin al conflicto

El doble discurso de Francisco Barnés de Castro no lleva de ninguna manera a la solución del conflicto, "el diálogo que utiliza con nosotros es la represión; la estrategia empleada por el rector es idéntica a la del presidente Ernesto Zedillo en el caso de Chiapas", afirmó Oscar Carrillo, integrante de una delegación del Consejo de Huelga de la Facultad de Filosofía y Letras.

En una conferencia de prensa organizada ayer por el Partido del Trabajo (PT), un grupo de siete estudiantes de esa facultad dijeron que hay una campaña de desinformación en los medios para desprestigiar al movimiento.

El problema que ha vivido la UNAM, provocado por el alza de las cuotas, no es sólo de los estudiantes, es de todo el pueblo, "por eso estas conferencias son un foro abierto donde pueden expresarse todo tipo de inconformidades de los ciudadanos", dijo Rubén Chávez, integrante del Comité Ejecutivo del PT.

"Es el caso de los compañeros universitarios, quienes, sin ser miembros activos del PT, cuentan con la posibilidad de venir a expresar sus inquietudes y darnos un punto de vista real de los actores que en estos momentos están llevando la lucha en el ambiente universitario", mencionó Chávez.

Sin embargo, advirtió que ese instituto político respeta la autonomía del movimiento estudiantil, "no metemos las manos como lo ha hecho notar de manera tendenciosa el rector cuando dice que los partidos políticos están involucrados" en la movilización estudiantil. (AP)


n El movimiento obliga a todos a pensar, afirman


La huelga nos cambia la forma de ver las cosas, dicen alumnos

Blanche Petrich n Hay que ser de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales para pertenecer al mismo tiempo a la "comisión de investigación para darle sustento teórico al movimiento" y a la brigada nocturna de la puerta B, como lo es Adrián Galeana. "Decía Marx -subraya el aspirante a científico social- que no basta con interpretar la realidad, sino hay que transformarla."

Y hay que ser de la Facultad de Veterinaria y Zootecnia para lamentar "la muerte inútil" de 12 perros que fueron sacrificados "sólo por el berrinche del director" desde el fin de semana anterior a que se iniciara la huelga en ese plantel, cuando "desde el principio del debate -asegura Ulises Pliego- insistimos en que para nosotros también era prioridad proteger los proyectos de investigación y a los animalitos involucrados".

Y sólo un estudiante de química metalúrgica puede entender la atención debida a la entrada y salida, por la puerta que nunca ha estado de verdad clausurada, de los responsables de los institutos de investigación del edificio E, para que lleguen a tiempo para suministrar el nitrógeno que requiere el microscopio electrónico de barrido de alta definición que "por cierto -acota Miguel Angel Ginori, quinto semestre- sólo por los calzones del director Bazán está en Ingeniería Química, aunque es en Metalurgia donde se necesita".

Tendría uno que ser de la Escuela de Música para confiar, como lo hacen Tania Govea, percusiones, y Edmundo Camacho, de arpa, en que la participación de los apolíticos músicos en este movimiento estudiantil irá in crescendo, como el Bolero de Ravel. Por lo pronto, ya son mayoría los que han levantado los ojos de las partituras para ponerse a leer los periódicos.

Y sólo los preparatorianos del plantel seis, en Coyoacán, se declaran, al aproximarse su cuarta cena en la primera huelga de sus vidas, "hartos del atún y del arroz". Con más problemas en la brigada de comida que en cualquier otra, ellos sienten, en voz de María Benítez, que "a través de los círculos de estudio y mesas redondas" que se han generado espontáneamente en la banqueta con los estudiantes que votaron en contra de la huelga, y que sin embargo siguen acercándose a las rejas de su escuela cerrada, "a todos nos está cambiando la forma de ver las cosas. Los que están contra el paro se quedan pensando. Y nosotros también".

Marx, Hegel... y la huelga

En una de las puertas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales se apilan libros y periódicos en los puestos de lectura bajo los árboles. Llegan brigadistas con botes llenos. Salen otros con los botes vacíos. Un par juega dominó al pie de una gran cartulina: "Ni calumnias ni amenazas, autónomo y genuino, así es nuestro movimiento". Una pareja se aleja para jugar alguna otra cosa. Entre los que llegan del boteo está Adrián Galeana. "Allá afuera hay mucha desinformación", se queja. Está eufórico. "Uno se siente parte de la historia. Esto ya es un compromiso. La noche del lunes, cuando votamos, cuando se hizo el pronunciamiento simbólico del estallamiento, en la explanada de la facultad, fue como si muchos adquiriéramos conciencia. Como dijo Hegel: en sí y para sí."

Un perro llamado Huelga

En las asambleas de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia el ánimo de iniciar la huelga no era mayoritario al inicio. Pero sí se había resuelto con toda claridad que pase lo que pasara, los departamentos de investigación se mantendrían abiertos y funcionando. "Cerrar era lo que menos queríamos, sobre todo por los animales. Pero el director Luis Alberto Zarco dio orden desde el 19 de cerrar todos los departamentos y clínicas de zootecnia. Cerraron porcinos, aves, fauna silvestre -donde no hay más que teoría, ningún animal exótico-, pequeñas especies y el bioterio. Ya desde el viernes impidieron que el camión del antirrábico descargara. Vimos que algunos maestros sacaron otros animales. Metieron a sus carros computadoras, proyectores, hasta sillas. ƑPara qué? Quien sabe", indaga Ulises Pliego, octavo semestre.

"Y lo peor -agrega Arturo Vargas, de cuarto semestre- fue el sacrificio de 12 perros. Estaban destinados a enseñarnos algo, a servirle a la ciencia. No tenían que matarlos, nadie los iba a descuidar. Su muerte fue inútil."

A pesar de que esta facultad se incorporó tarde a la huelga -apenas el miércoles-, es un objetivo atractivo para las cámaras de la televisión, pues la imagen de animales moribundos por culpa del paro estudiantil impresiona y habla mal de los paristas. Así, el traslado de caballos con fractura de cadera, patas y otros males fue espectacular. "Habíamos acordado con el director que se iba a dejar abierta la clínica de equinos, como todo lo demás. Pedimos que fuera un acuerdo firmado, pero él no quiso".

En la puerta de Veterinaria afirman: "La puerta está abierta para todos los investigadores que necesiten entrar. Pero hoy solo vinieron los del bioterio (ratas y cobayos) y la de la clínica de porcinos".

Sólo ahí se comprendió la importancia política del reporte de que "los puerquitos están bien". Porque en la asamblea matutina de la Facultad de Economía llegó el delegado de la de Veterinaria a emitir el mismo reporte y los futuros economistas sólo atinaron a carcajearse ante el insólito mensaje.

Entre los ires y venires de esa facultad esta mañana llegó de la mano -Ƒo de la pata?- de Marta Recasens un perro amarillo. Había sido revolcado por un carro en Insurgentes "y en lugar de dejarlo ahí, a que lo hagan papilla, pensé: pues me lo llevo a Veterinaria". Y ahí quedó. Le recetaron un antinflamatorio, lo incorporaron a la Comisión de Seguridad y lo bautizaron de inmediato: Huelga.

Silvestre, Nandayapa y la nueva generación

En la Facultad de Química participó casi la mitad de estudiantes inscritos en el padrón en la huelga que determinó el paro, y poco más de 50 por ciento dio su voto afirmativo. Con todo, es una escuela en la que se felicitan "por lo legal y lo pacífico del proceso". Ahí los investigadores y técnicos de los institutos, donde operan entre otros aparatos delicados los microscopios de alta definición, entran y salen entre las más cordiales muestras de cortesía.

Bajo la red de voleibol aparece también otro estudiante que votó contra la huelga, pero que viene a apoyar y a hacer varias preguntas "porque todo esto es un embarradero de información". Que cómo estuvo la incorporación a última hora del pase automático al pliego petitorio, que si el paro "es plataforma política del PRD", que por qué dicen que las cuotas afectan a los más pobres si no es cierto. Le responden, discuten, se alarga la plática y se sientan a la sombra para seguirle.

"Por eso da coraje -comenta una chava- que digan en los medios que somos violentos y que lo único que no queremos es entrar a clases. Aquí hay más democracia y diálogo que en muchos lados."

A las asambleas de la Escuela de Música había días que no asistían más de seis estudiantes. Pero anoche, que fue su primera velada de huelga -y la primera de sus vidas- hubo 30 chavos y 20 padres de familia. "En una semana nos ha cambiado mucho la forma de pensar. Muchos no queríamos la huelga y esperábamos que se encontraran formas más imaginativas para derrotar el reglamento de pagos. Eramos los más apáticos. Vivimos en la onda de apúrate para ser un virtuoso, y nada más", dice el arpista Edmundo Camacho.

Pero -retoma Tania, la percusionista- "el director Luis Alfonso Estrada cometió un error: el día en que el Consejo aprobó las cuotas pasó de salón en salón a decirnos que era un hecho consumado. Nadie nos preguntó nada. Nos ofendió como universitarios".

Tania y Edmundo saben ahora que el músico "también es un ser social". Y miran al ejemplo del maestro Silvestre Revueltas, o del maestro Nandayapa, que fue al plantel con su magistral marimba a darle la bienvenida a los delegados zapatistas que vinieron a la consulta el mes pasado, a pesar de que el director había prohibido su entrada. Así que, esperan, puede que en su generación "haya ocurrido un ligero cambio".


n Preocupa ambiente de linchamiento en la UNAM


Se alistan estudiantes para el embate de los hombres grises

Hermann Bellinghausen n En medio del hostigamiento declarativo de las autoridades universitarias, la descalificación con frecuencia calumniosa de los medios electrónicos y un prehistórico ''la Universidad está donde están los universitarios'' del rector Barnés en la calle Cracovia, la huelga estudiantil cumplió su cuarto día en todas las instalaciones escolares de la UNAM.

Brigadas de estudiantes recorrieron durante el día las zonas residenciales y colonias aledañas a las ENEP y Ciudad Universitaria boteando, repartiendo volantes, hablando con la gente.

Mientras los abogados de la UNAM (y sus cajas de resonancia) amenazaban con proceder penalmente contra algunos estudiantes, y el rector Barnés reiteraba que no cedería, esta noche sesionaban al mismo tiempo, en distintas partes de la Facultad de Filosofía y Letras, el Consejo General de Huelga, los padres de familia de distintas escuelas y los académicos que apoyan la huelga.

La madre de un estudiante de la Preparatoria 2 relata sus angustias cuando en la noche pasan los porros, en camiones, amenazando a los estudiantes que hacen guardia. Habla en el vestíbulo de Filosofía, ante cientos de padres de familia, gente de todo tipo y de diversas edades, si bien todos adultos.

Los señalamientos directos a estudiantes los tienen indignados y preocupados. Hablan de la seguridad y del sostenimiento material de la huelga. En corto, varios padres deploran el linchamiento de sus hijos en los noticiarios. Temen ''el triunfo de la mentira'', como dice un hombre viejo.

En el auditorio Che Guevara, el CGH sostiene una interminable asamblea donde se informa del día, escuela por escuela; a ratos se enredan en discusiones. Un grupo de estudiantes propuso limitar a cinco el número de representantes de posgrado, en vez de uno por escuela, que son muchos más. La limitación propuesta, un tanto absurda, fue vencida finalmente por una mayoría que, en hombre de la pluralidad, votó por que cada escuela de posgrado tuviera representantes. Tienen por delante la definición de su plan de acción, la organización de la marcha de mañana y algunas otras minucias. Más de uno empieza a verse desvelado.

La torre de Rectoría, abandonada y cerrada por las propias autoridades, quedó a resguardo del cuerpo de vigilancia, a cargo de El Jaguar. Son los vigilantes más rudos que existen formalmente en la institución. Con ese grupo de golpeadores al frente, las autoridades se dicen dueñas de lo universitario, con el criterio, muy derechista, de que los inconformes son enemigos del ''nivel académico''. Un ''peligro'' que, como se sabe, ha recorrido la historia de la institución. Uno de los momentos gloriosos de este drama fue en 1977, cuando Arturo El Negro Durazo, picaresco jefe de la policía capitalina, hoy preso, entregó a las autoridades las instalaciones que habían ocupado los maestros en huelga. Memorable momento de la ''excelencia académica'' que hoy los abogados de Barnés amenazan con repetir.

El dedo acusador

La cuesta arriba de la huelga estudiantil se está pronunciando. Quién sabe quién escribió el guión de los abogados de Rectoría, pero Gonzalo Moctezuma Barragán, Máximo Carvajal y Gerardo Dorantes decidieron tomar el papel de los hombres grises. Dedo delator y garrote como no se vio nunca en la era Carpizo-Valadez et. al. Los ''agitadores'' tienen nombre, celulares y estructura de ''árbol genealógico'', según el director general de Información de la UNAM y veterano en estas lides de estar del otro lado en las huelgas, Gerardo Dorantes. ƑEstarán ya lejos los tiempos en que, por una huelga, fueron encarcelados algunos ''agitadores'' como el actual presidente del IFE y el profesor Eliezer Morales, quien años después dirigiría la Facultad de Economía?

Los directores de Medicina (Alejandro Cravioto), Odontología (José Antonio Vela) y Veterinaria (Luis Alberto Zarco) ahora se enfrentan, acusadores, a las circunstancias que ellos mismos crearon, según los estudiantes, al cerrar las facultades que dirigen, evacuar laboratorios y sacrificar animales a las primeras de cambio, cuando los huelguistas no parecían amenazarlos. El efecto búmerang de sus actos de autoridad hoy los obliga a ponerse amenazantes.

Fue lo que le ocurrió al doctor Vela, de Odontología, quien al regreso de la marcha del silencio, que los asistentes mismos llamaban ''del rector'', encontró en su facultad una asamblea de estudiantes. Lo seguía el contingente que participó en el acto de la parte oficial. Seguro de su terreno, impuso a la asamblea una votación, en ese momento, para decidir la huelga. Calculó mal, y perdió por alrededor de 80 votos. Ahora acusa a los huelguistas de haberlo echado.

Algo similar le ocurrió a Enrique Bazúa, director de Química, quien el 15 de abril promovió y avaló una consulta en su dependencia: 55.5 por ciento de los estudiantes votó a favor de la huelga, en un proceso en el cual participó la mayoría de los miembros reales de la Facultad, que son 6 mil 641 alumnos de licenciatura, mil 385 de posgrado y mil 119 profesores. Ahora pretende desconocer ese referéndum, realizado por el Consejo Técnico y una comisión especial, los cuales invitaron a la comunidad a participar y a ''aceptar y respetar el resultado''.

Más comprometida resulta la situación de los directores de Veterinaria y Medicina: ellos mismos cerraron las instalaciones y ahora acusan a los huelguistas de haber ''ocupado'' las escuelas, cosa que no ha ocurrido.

El día de ayer, mientras sesionaba el Consejo Técnico de la Facultad de Medicina, se anunció que la facultad cerraba. Así, se citó hoy a proseguir la sesión, lo que ocurrió, pero en ausencia del director, Alejandro Cravioto, y en el Hospital General. Los consejeros presentes, profesores e investigadores conversaron con una representación estudiantil y concluyeron que el contexto había cambiado y que era necesario crear canales de comunicación con los estudiantes y los maestros; en los hechos, según los consejeros reunidos, estos canales ''no existen''.

''Si no dialogaron antes de aprobar la ley y no dialogaron antes de la huelga, Ƒquién va a creerles que quieren dialogar ahora?'', dijo ayer un brigadista de la Facultad de Economía. El director del plantel, Guillermo Ramírez, quien en otros tiempos perteneció a la izquierda democrática de la UNAM, llamó a la Policía Judicial y estableció una estrecha vigilancia en el plantel en los días previos a la huelga.

Los directores Bazúa y Ramírez saben lo que es sostener una huelga teniendo todos los medios de comunicación en contra, la autoridad universitaria amenazando con proceder penalmente, con los directores y burócratas presionando a los universitarios inconformes. Conocieron el temor de que les fueran a romper en las noches sus barricadas y la cara.

Pero en cada ronda de las generaciones se impone con crueldad el breve poema de José Emilio Pacheco Antiguos compañeros se reúnen, que nunca terminará en el lugar común: ''Ya somos todo aquello /contra lo que luchamos a los veinte años''.

Como de rebote, al pie del gran mural de Juan O'Gorman en la Biblioteca Central, compendio de luchas populares pretéritas, una cartulina advierte: ''Piensa en los que vienen''.

En el espacio de la huelga

Ya bien puestas las barricadas en todos los accesos a la Ciudad Universitaria, el movimiento estudiantil todavía no define su tamaño real, que resulta mayor de lo que parecía. Sus órganos de representación se encuentran en proceso de formación.

Al ampliarse el espectro de estudiantes, el Consejo General de Huelga deberá conseguir una composición en la que todos los estudiantes en huelga se sientan representados. Se supone que cerraron la Universidad para abrirla al dialogo.

La protesta estudiantil aún no se consolida plenamente, pero ya pone en la barricada principal de CU un cartel que afirma, encima de troncos y alambres: ''Hoy cerramos la Universidad que mañana se abrirá para todos''. Y aún más: ''Bienvenidos a territorio en rebeldía'', según otro cartel.

Ya prolifera la Universidad extracurricular que no está mal de vez en cuando, sobre todo cuando la defensa de ciertos derechos fundamentales, así como la resistencia a las imposiciones de la autoridad tienen sentido real.

Ahora las instalaciones de CU han de recorrerse a golpe de calcetín.

En Derecho, los estudiantes barren la explanada. Sostener una huelga es trabajar el doble, según andan aprendiendo. En muchos planteles los estudiantes intentan actividades que le den hilo de vida a la huelga: periódicos murales en todos lados, un taller de ''legislación universitaria'' y otro de ''derecho y resistencia indígena'' en la Facultad de Filosofía y Letras, un torneo de ajedrez en Economía, un taller de creación literaria en la Prepa 6. El cineclub de Química proyecta La Huelga de Elsenstein, y el de Economía, Tiempos modernos, de Chaplin. Circulan revistas estudiantiles que se llaman Babel o Al cielo por asalto. Por alguna extraña razón siguen vivas las canciones de Silvio Rodríguez y se nota en los puestos de guardia. Ya planean tocadas, teatro, conferencias.

Por todos lados hay carteles del STUNAM donde los trabajadores convocan a la marcha de mañana. El apoyo a los huelguistas se ha dejado a titulo individual, y en Arquitectura, Ingeniería y Medicina organizan reuniones para definir sus formas de participación en la huelga. Los padres y familiares de los estudiantes organizan retadoras de volibol en los estacionamientos vacíos.

Este mediodía se efectuaron simultáneamente, en distintas escalinatas de Medicina, una asamblea de estudiantes y una de trabajadores. Estos últimos, además, discutían la retención de sus pagos.

En la escalinata estudiantil un joven exponía su desencanto:

''En mi grupo estábamos contra la formaen que se aprobó el reglamento de pagos, pero no queríamos la huelga, pero vimos que en la marcha del rector repartían batas blancas y acarreaban personal de los hospitales, y que no todos eran maestros, y vimos cómo usaba el director nuestras firmas contra la huelga, y vimos que cerró la facultad por su cuenta. Ahora él tiene que ser responsable de las pérdidas que pueda haber. Por todo esto decidimos apoyar la huelga''.

En otra parte del campus, un grupo de estudiantes de Geografía, a quienes no se les veían celulares ni sistemas de radiocomunicación, ni parecían operar como comando, pintaban una manta de muchos colores con un gran globo terráqueo azul, altos cactos, otras plantas y la frase: ''Porque la Universidad es un espacio para todos''. Parecían listos para resistir a los hombres grises.

Mientras tanto, de la Facultad de Ciencias informaban que la doctora Julieta Fierro impartirá hoy para los huelguistas una conferencia sobre la bóveda celeste.

El tiempo terrenal corre, y ora sí: a resistir.