La Jornada miércoles 21 de abril de 1999

PAGINA 9 Ť Lourdes Galaz
El 2000, bien vale un acuerdo

* Washington estudia apoyos financieros para asegurar una transición sin contratiempos * Dejar buenas cuentas al próximo Presidente, del partido que sea, meta del descartado Gurría

La huelga estudiantil en la UNAM muestra la impericia o la negación a hacer política que se advierte en el quehacer nacional...

... anoche, las autoridades universitarias y el gobierno no aceptaban el consenso que existe en la comunidad: huelga no, diálogo sí.

En Washington se estudian apoyos financieros para "asegurar una transición política sin contratiempos", mientras en la ciudad de México se hace público el debate abierto por legisladores de las fuerzas opositoras y el gobierno que llevaría al cambio de las reglas para garantizar condiciones de equidad real en las elecciones del año 2000. Todo, cuando los tiempos políticos se viven con una huelga estudiantil en la Universidad Nacional, donde estarían involucrados los actores de la transición: políticos ortodoxos de todo signo contra neoliberales que impulsan los dictados de los organismos financieros internacionales.

El oficio del quehacer político está en juego. El secretario de Hacienda es descartado definitivamente de la lista de presidenciables por el dirigente nacional del partido oficial, y José Angel Gurría admite que lo que hoy más preocupa es "dejar buenas cuentas" al sucesor en Palacio Nacional, sea quien sea y del partido que sea. En tanto, el responsable de las finanzas, habilidoso como es en las negociaciones con los financieros del exterior, concert— un nuevo acuerdo con directivos del Fondo Monetario Internacional Ðque esta misma semana ser’a oficializadoÐ para una nueva l’nea de crŽdito por 9 mil millones de d—lares, que garantizar’an el pago de los vencimientos de la deuda externa mexicana (El Financiero, 20 de abril).

caperucita Por supuesto, los d—lares estar’an a disposici—n del gobierno s—lo en caso de Òturbulencias financieras internacionalesÓ y siempre y cuando el pa’s asuma como propias las condiciones impuestas por el FMI de sostener medidas fiscales y monetarias de corte ortodoxo . Con la venia del presidente Zedillo, el secretario Gurr’a inici— los tr‡mites para un nuevo acuerdo stand-by ante el consejo directivo del Fondo, desde principios del a–o. Ser’a el segundo acuerdo en el sexenio zedillista, luego de la crisis de diciembre de 1994 que oblig— a solicitar al FMI una l’nea de crŽdito por 13 mil 31 millones de d—lares, con los que se cubrieron los pagos inmediatos de la deuda pœblica. Ahora Gurr’a intenta recalendarizar pagos por 8 mil 380 millones de d—lares, ampliando los plazos de vencimiento para fines de 1999 y el a–o 2000.

Esta semana se reœnen en Washington directivos del FMI y del Banco Mundial y es previsible que se atienda oportunamente la solicitud mexicana. El buen comportamiento del gobierno mexicano frente a las condiciones impuestas por el FMI y el Banco Mundial es a prueba de todo. QuŽ valen los cuestionamientos al Presidente y al Congreso cuando de cumplir se trata. Las enmiendas constitucionales en materia de pol’tica social y econ—mica promovidas por las administraciones de Carlos Salinas y de Ernesto Zedillo han ido de acuerdo con los dictados de los organismos financieros. Es sabido Ðy sentido por la mayor’a de los mexicanosÐ que la cancelaci—n de derechos sociales m‡s significativos en esta naci—n, que cobr— un mill—n de muertos en la Revoluci—n de principios de siglo, al finalizar la centuria por convenios financieros con el exterior, se agudiza; han disminuido la seguridad social, los servicios de salud pœblicos, los derechos laborales, la tenencia de la tierra, la soberan’a sobre recursos y activos propiedad de la naci—n Ða manera de ejemplo, ah’ est‡ la iniciativa de privatizar la industria elŽctricaÐ y, ahora, vivimos un intento de cancelar la posibilidad de miles de mexicanos de acceder a la educaci—n superior; en otras palabras, la elitizaci—n de la Universidad.

La madrugada de ayer se inici— un absurdo paro de la actividad acadŽmica y de investigaci—n en la UNAM. La huelga estudiantil, apoyada por decenas de maestros e investigadores, as’ como por los trabajadores universitarios, muestra la impericia o la negaci—n a hacer pol’tica que se advierte en el quehacer nacional. Todav’a anoche, las autoridades universitarias y el gobierno no aceptaban el consenso que existe en la comunidad universitaria: huelga no, di‡logo s’.

El 11 de febrero, el rector Francisco BarnŽs anuncia su propuesta de modificaci—n del Reglamento General de Pagos. Los j—venes del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), frente a lo que consideraron que podr’a convertirse en una medida autoritaria, convocaron entonces a la comunidad universitaria a iniciar un proceso de discusi—n en torno a la propuesta del rector. La sensibilidad social y el oficio pol’tico estuvieron ausentes en la comunidad universitaria. El 15 de marzo, en una sesi—n del Consejo Universitario Ðfuera de la UNAMÐ se aprob— la propuesta del rector BarnŽs para aumentar las cuotas de inscripci—n a la UNAM.

Juro que estoy de acuerdo con el aumento de las cuotas. Lo que no comparto es que sea una medida autoritaria, luego de que el gobierno Ðque cumple a pie juntillas con las condiciones que imponen sus acreedores externosÐ decidi— reducir los gastos en educaci—n superior y por orden presidencial redujo el subsidio a la UNAM.

En el cub’culo CachumbambŽ los ceu’stas hicieron nœmeros a partir del presupuesto federal aprobado por el Congreso (legisladores del PRI y del PAN, claro): mientras que de 1988 a 1999 ramos como el de la Secretar’a de la Defensa Nacional (ramo 07 del Presupuesto de Egresos de la Federaci—n) o el de la deuda pœblica (ramo 24) Ðque incluye los adeudos del FobaproaÐ incrementaron sus montos en 14.3 y 42.6 por ciento, respectivamente, Òel presupuesto para educaci—n apenas alcanz— 11.6 por ciento, y en el caso de la UNAM s—lo 5.3 por ciento (sin considerar la inflaci—n) del total de los gastos del gobiernoÓ.

M‡s aœn, segœn cifras oficiales, de 1985 a la fecha la educaci—n superior ha sido el rengl—n que menor crecimiento ha tenido en el presupuesto federal. Y, a partir de 1994, el financiamiento pœblico a la educaci—n superior, respecto del PIB, ha ca’do de 0.78 a 0.65 por ciento.

Tomemos la palabra al CEU y aceptemos crear un nuevo movimiento que haga frente de manera unitaria, solidaria, imaginativa y democr‡tica a la problem‡tica acadŽmica, financiera y pol’tica de la universidad. Se vale en este juego por el poder abrir el di‡logo a favor de la UNAM.

Fax: 5 262 43 32 ¥ Correo electr—nico: [email protected]