n El reglamento, "perfectible", señaló Bolívar Zapata


Defensa de cuotas y repudio al paro, tónica de la manifestación del silencio

n El alejamiento Rectoría-huelguistas, "preocupante": académicos

María Esther Ibarra y Alma E. Muñoz n En la manifestación del "silencio", citada a las 10 de la mañana en la explanada de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México y cuya asistencia, calculada por sus organizadores en 25 mil personas, no rebasaba los 10 mil, participaron mayormente funcionarios administrativos y estudiantes; hubo pocos académicos.

Esta vez los papeles se invirtieron. Quienes tradicionalmente rechazan participar en movilizaciones públicas, ayer adoptaron ese mecanismo de protesta. Defendieron el nuevo Reglamento General de Pagos (RGP) y repudiaron la huelga.

Inicialmente, el rector Francisco Barnés de Castro encabezaría a los "silenciosos". Pero nadie supo dónde estaba. "No lo he visto, e ignoro si vendrá", adujo Leopoldo Paasch, secretario administrativo de la máxima casa de estudios. "Búsquenlo a ver si viene en el contingente de la Facultad de Química", sugirió Xavier Cortés Rocha, secretario general, a los reporteros.

Sólo hubo un minuto de silencio. Y es que nadie respetó el acuerdo inicial de la convocatoria, ni los propios organizadores. "Queremos clases, no huelga", espetaban en respuesta a los gritos de "šHuelga, huelga, huelga!", que a su paso lanzó un grupo de paristas. De nada valieron las pancartas que supuestamente servirían para sustituir voces de protesta. Incluso algunos se separaron de la manifestación para tratar de romper la huelga en facultades como Arquitectura y Derecho y evitar que miembros del Consejo General de Huelga tomaran los planteles.

En la movilización, que comenzó a las 10 horas en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria, desfilaron personajes como los ex rectores Jorge Carpizo y Octavio Rivero Serrano, algunos miembros de la Junta de Gobierno, entre ellos Adolfo Martínez Palomo --quien señaló que ese órgano se abstendrá de opinar sobre el conflicto-- Javier Jiménez Espriú e Ignacio Carrillo Prieto. Oficialmente se informó que asistieron 26 eméritos, pero en un improvisado templete destacaban Marcos Moshinsky, Luis Nishizawa y el médico cirujano Fernando Ortiz Monasterio, entre otros. Grandes ausentes fueron los ex rectores José Sarukhán --quien aseguró que no podía asistir por un compromiso fuera de la UNAM-- y Guillermo Soberón Acevedo.

Convocado por la comunidad académica de directivos, el acto fue dirigido por el vocero de eventos deportivos de la institución, Santiago Ibáñez, quien arengaba a los asistentes a emitir goyas y vivas para la UNAM y México y a dar "el tono" para cantar el Himno Nacional.

Las voces del silencio

Desde el inicio de la concentración, el silencio fue roto por las declaraciones, que ninguno de los funcionarios rehuía. A la par que machacaban condenas a la huelga estudiantil, el abogado general Gonzalo Moctezuma y el director de la Facultad de Derecho, Máximo Carvajal, advertían sobre la necesidad de que intervenga la fuerza pública para evitar la propagación de la toma de instalaciones universitarias.

Discreparon Francisco Bolívar Zapata, coordinador de Investigación Científica, y el jurista Raúl Carrancá y Rivas, quienes consideraron que esa medida agravaría el conflicto. Gonzalo Moctezuma negó que el paro indefinido de actividades estuviera previsto en la legislación nacional, por lo que no descartó "la comisión de conductas que deriven en sanciones administrativas". Máximo Carvajal mencionó que se levantarán actas por despojo, ataque a las vías de comunicación y circulación, "perfectamente tipificadas en nuestro Código Penal".

 

Académicos instan al rector a dialogar

 

Si bien condenaron el paro, Bolívar Zapata y Raúl Carrancá y Rivas urgieron al rector Barnés de Castro a dialogar con los estudiantes inconformes. "El problema del diálogo es la manera como se plantee. El reglamento es perfectible, y está a consideración del rector acceder a su modificación", dijo el científico.

"Ninguna de las partes debe aferrarse a sus iniciativas. Es momento de reconciliación, no de cerrazón, y son razonables las peticiones de académicos para que se suspenda el reglamento. Incluso en Derecho hay compañeros que consideran que el rector hizo mal las cosas, pero están en contra de la huelga". El diálogo, acotó, "debe ser no sólo verbal, sino en los hechos", dijo Carrancá y Rivas.

Bolívar Zapata consideró que el conflicto universitario podría tener relación con la sucesión presidencial. "Creo que la UNAM es estupendo espacio para que los partidos políticos emitan sus puntos de vista, pero no intervenir en la vida interna de la institución". En contraposición, Jorge Carpizo pidió a las fuerzas políticas y sociales del país "gran respeto para la universidad, pues los problemas académicos los debemos resolver los universitarios". Entre la comunidad "debe haber respeto mutuo y diálogo".

Para Federico Reyes Heroles "pareciera no haber un interlocutor claro entre los estudiantes, pues hay varios grupos de composiciones distintas vinculados básicamente al PRD".

Agregó que "no ha surgido un grupo mediador, hay una especie de vacío y de polarización de los dos grupos; ojalá en las próximas horas surja una propuesta concreta".

En igual sentido se manifestó Rivero Serrano, al mencionar que en el conflicto hay intereses ajenos a la universidad.

Pero al margen de declaraciones y posturas encontradas, entre los universitarios prevalece la preocupación por el rumbo que ha tomado el conflicto y la falta de acercamiento entre Rectoría y el Consejo General de Huelga. (Alejandra Parra y Susana González)