n "Fantasioso", que intente confrontar al poder


Carlos Salinas: el fallo judicial contra Raúl, revancha política

n Expresa en una carta su respeto por la institución presidencial

La sentencia de 50 años de prisión contra Raúl Salinas de Gortari "sirvió a intereses y fines políticos" y tendió sobre el Poder Judicial la sombra del desprestigio, "y sobre la comunidad el riesgo de la opresión de un poder que no expresa independencia ni autonomía", afirma el anterior Presidente de la República desde su autoexilio en Dublín.

Tres meses después de la conclusión del juicio contra su hermano, Carlos Salinas de Gortari envió ayer una carta abierta al pueblo de México en la que protesta por el encierro de Raúl en el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, "una reclusión en la que lo tuvieron más de cuatro años, violando la Constitución y tratándolo con sevicia (crueldad excesiva)". En esta, la tercera misiva que da a conocer desde el término de su mandato.

 

Intenciones absurdas

 

"Me atribuyen intenciones absurdas que no parecen tener otro propósito que entorpecer la marcha del país... expresan que existe el ánimo mío de una confrontación con las más altas autoridades del país". También rechazó las versiones que lo ubican como la fuente de los males pasados, presentes y futuros que aquejan a los mexicanos.

En el escrito también se reitera el respeto al estado de derecho democrático, y a la figura presidencial, porque "hay que recordar que cuando al Presidente le va bien es que a México le va bien..."

A continuación, el texto integro:

He dejado transcurrir algunas semanas después de que se dictó la resolución de primera instancia en contra de mi hermano Raúl Salinas de Gortari. Por ello, tranquilizado el ánimo, la serenidad ha conducido mi reflexión para poder expresar lo que considero en relación con estos acontecimientos. Existe ya una opinión mayoritaria de que la sentencia judicial sirvió a intereses y fines políticos. El juez que condenó a mi hermano nutrió su fallo en hechos de carácter político. Así lo reconocen quienes, tanto en el país como en el extranjero, han seguido puntualmente el curso del proceso legal y resienten directa o indirectamente las consecuencias de esa decisión.

Es cierto que se trata de un caso concreto. Sin embargo, no escapa a las repercusiones sociales. Con una resolución basada en sobornos, siembra de osamenta y recurso a brujos y videntes, en ausencia de un solo hecho probado, el juez tendió sobre el Poder Judicial la sombra del desprestigio y sobre la comunidad el riesgo de la opresión de un poder que no expresa independencia ni autonomía. La suspicacia de una sociedad que exige vivir en un estado de derecho y con aspiraciones democráticas se justifica ante el comportamiento de un juez que antepone las necesidades políticas a los contenidos puntuales que establece el orden jurídico.

Llama la atención que después que se notificó la decisión del juez, y ahora que se ha procedido al traslado de mi hermano de una reclusión en la que lo tuvieron más de cuatro años, violando la Constitución y tratándolo con sevicia, se ponen en circulación versiones que inventan hechos en los cuales se me atribuyen intenciones absurdas que no parecen tener otro propósito que entorpecer la marcha del país.

Estas ideas imaginarias se reflejan en la actitud reiterada de quienes se dedicaron a fabricar pruebas y filtrar ilegalmente materiales, sin ofrecer sus contextos reales con el propósito definido de construir palmo a palmo culpabilidades para ofrecérselas a la opinión pública y, al mismo tiempo, arrinconar a la autoridad para ratificar ese empeño con el riesgo de verse sometida al vilipendio público.

A esta labor esforzada, no escapa el presentarme ante los mexicanos como una fuente de males pasados, presentes y futuros. Inventan acciones improbables y adivinan las más inverosímiles intenciones. La principal de ellas, que acaso sólo oculta los deseos de quienes las difunden, expresa que existe el ánimo ųpor todos conceptos es un imposible propósito míoų de una confrontación con las más altas autoridades del país.

Según esos augurios fantasiosos, el motivo de no se sabe cuántas acciones de mi parte sería la supuesta venganza por la sentencia injusta que condenó a Raúl. Alimentan los sentimientos en mi contra porque les es rentable en lo político e informativo y, en no pocos casos, en lo económico. En la decisión judicial abrevan para generar recursos notables que son destinados a esparcir desinformación en contra de mi administración.

El fallo judicial expresa un contenido de revancha que ha dañado a la familia Salinas y que, se quiera o no, su desapego del derecho y sus características políticas han provocado repercusiones adversas para el país. Por esta razón la concibo como signo reprobable de la pequeñez humana y política. Y de la misma manera, comprendo que la venganza lastima más a quien la sugiere o la promueve.

Las versiones que se propagan originan o vigorizan las fuerzas persecutorias en contra de los míos y de mi persona con el pretexto aparente de una necesidad política que dicta el supuesto temor al imaginado propósito del enfrentamiento. Estas acciones, al mismo tiempo, sirven como argumentos inútiles para tratar de convencer a los que tienen interés en avivar las persecuciones para favorecer la resistencia a los cambios emprendidos.

Conviene recordar que el haber tenido el honor de servir a los mexicanos como Presidente de la República, expresa para mí la responsabilidad de decidir y actuar siempre a favor de los grandes intereses de la nación. Es decir, toda acción política que emprendí tomó siempre en cuenta, antes que a nadie, al pueblo de México. Ninguno puede ir en contra de los intereses superiores de la República, por más injustamente tratado que se sienta. De ello estoy convencido y actúo en consecuencia.

En esta virtud, al reconocer las circunstancias nacionales y su entorno internacional, sin mayores pretensiones que las de un ciudadano comprometido con su patria, afirmo y suscribo toda propuesta de concordia y unidad en relación con las instituciones y autoridades constitucionales. Una vez más reitero mi respeto por el estado de derecho democrático y, consecuentemente, por la institución presidencial. Hay que recordar que cuando al Presidente le va bien es que a México le va bien. Y que el interés de México siempre es primero.

En relación con los hechos que se le atribuyeron a Raúl, respecto de aquellos en que murió José Francisco Ruiz Massieu, reafirmo mi convicción en la inocencia de mi hermano. El proceso y la sentencia han sido reprobados por juristas, periodistas y ciudadanos nacionales y extranjeros. Los reproches al juez confirman que Raúl no es un responsable penal y estimula la lucha legítima y legal de él ųcomo un preso que ha enfrentado con dignidad tanto la humillación del castigo como ahora la de su trasladoų, la de su familia y de sus defensores, porque se niegan a admitir la arbitrariedad del criterio judicial y la opresión que significa un fallo injusto que se ha nutrido políticamente.

Cada mexicano que está preso y vive ese infortunio singular de las cárceles es respetable. Esta dignidad la reconoce y expresa el derecho mexicano. Este es el fundamento para no privarlos de sus derechos humanos durante el largo camino de sus juicios. Su batalla por la libertad es legítima y legal. Por ello, reitero mi confianza plena en la capacidad del Poder Judicial de mi país para decidir con imparcialidad y apego al derecho las instancias procesales que se han propuesto. De ser así, los tribunales dictarán un fallo que devolverá la libertad arrancada injustamente y entonces se justificará el valor histórico y jurídico de un órgano público que debe recuperar el prestigio, dignidad e independencia que un juez anuló en un solo acto.

Carlos Salinas de Gortari


n La primera implicó la ruptura con su sucesor


Las defensas de Salinas a su hermano, desde febrero de 95

Roberto Garduño n Carlos Salinas de Gortari defendió a su hermano Raúl desde el 28 de febrero de 1995: "Tengo plena confianza en su inocencia". Fue una airada reacción antes de su autoexilio, pues se enfrentó al poder presidencial de su sucesor, Ernesto Zedillo, porque le achacó los "errores" de diciembre ųque propiciaron la mayor crisis económica del actual sexenioų, y exigió a la Procuraduría General de la República (PGR) una aclaración "sin ambigüedad" porque él no incurrió en el delito de encubrimiento dentro de la indagatoria del homicidio de Luis Donaldo Colosio.

Aquella ruptura entre quien dejó el poder casi omnímodo de la Presidencia y quien lo tomó fue dramática, Carlos Salinas no dejó de aparecer en los medios informativos. Calificó de absurda la acusación contra su hermano: "El móvil me parece inverosímil: pretender que alguno de la familia Salinas estaba en contra del progreso político de José Francisco Ruiz Massieu. El era un modernizador dentro del programa de modernización que yo impulsaba".

La reacción de Salinas recibió respuesta del presidente Zedillo, quien de gira por Hidalgo advirtió que en México la aplicación de la ley y la preservación del estado de derecho no sería utilizada para afectar la honorabilidad de terceros, tampoco para construir "popularidades vanas", mucho menos para quebrantar la vida institucional del país. El mensaje fue lapidario al señalar que la impunidad sería un hecho del pasado.

Mientras más horas pasaron desde el encierro de Raúl Salinas en el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, más se agudizó el enfrentamiento entre el ex mandatario y el Presidente del país. Carlos Salinas respondió con un ayuno:

"Cada día que pasa, el enjuiciamiento de opinión crece, pero en este ambiente, después ni la aclaración gubernamental servirá. Por eso quiero afirmar que estoy decidido a cambiar lo más valioso que tengo para que se aclaren esos dos temas que he señalado (los errores de diciembre y el homicidio del candidato priísta a la Presidencia). Así que lo más valioso que poseo es precisamente la vida, por eso estoy dispuesto a darla a cambio de la verdad. A partir de este momento me mantendré en ayuno total mientras no se aclaren esos temas".

El 3 de marzo de 1995, el presidente Zedillo aclaró que la procuración de justicia no es facultad "discrecional" del Ejecutivo, y señaló que "todos y cada uno de los mexicanos" deben poner el interés colectivo por encima del individual.

Pero Carlos Salinas ya había volado a Monterrey, Nuevo León, y se instaló en una casa humilde de la colonia Popular San Bernabé, en ese lugar dijo ser el objetivo de una campaña de hostigamiento y falsedades: "Con calumnias no se me hará vivir de rodillas. Con la verdad, el honor y la dignidad, prefiero morir de pie".

ųƑHa tenido comunicación con el presidente Zedillo?

ųAquí el teléfono no funciona.

ųƑQué representa esto para usted?

ųSobre todo es una cuestión moral...

ųƑHa tenido contacto con el Presidente?

ųNo quiero hacer comentarios sobre eso.

ųƑPor qué no se respetan las leyes escritas y no escritas en México?

ųHa cambiado México.

ųƑEsto se trata de un chantaje?

ųMmm...

Un día después, el ex presidente terminó el ayuno. Salió de Monterrey con su exoneración firmada por el procurador de la República, Antonio Lozano Gracia. Después mucho se especuló sobre su paradero. Dejó el país. Y pasó por Canadá, Brasil, Estados Unidos, Francia, Cuba e Irlanda.

El 28 de octubre de 1997, Salinas defendió de nuevo a su hermano. En una misiva pública declaró que la llegada de Jorge Madrazo a la PGR no significaba la restauración de la legalidad, y en el caso de Raúl dijo que se habían "redoblado los esfuerzos para limitar el ejercicio de la defensa".

Se quejó porque se mantuvieron "las condiciones más repugnantes y agresivas" del encarcelamiento de Raúl y la PGR volvía a considerar eficientes "testimonios inverosímiles y desacreditados, al mismo tiempo que se recurría a fuentes anónimas, hostigamiento, intimidación y al uso de argumentos cuestionados y cuestionables" en el juicio contra su hermano.


n Rechazo perredista


La carta de CSG, "presión política" contra la justicia

Matilde Pérez U. n La carta de Carlos Salinas de Gortari en la que presuntamente defiende a su hermano Raúl, es una forma de presión política contra la justicia que el PRD rechaza. El juicio contra el hermano incómodo debe seguir sus cauces regulares, dijo el vocero oficial de ese instituto político, José Luis Concheiro.

Indicó que Salinas fue uno de los presidentes que más ejerció la preponderancia sobre el Poder Judicial y durante su régimen creció la impunidad y la corrupción en cuerpos policiacos y el Ministerio Público.

Ahora que tiene un problema personal de justicia con el caso de su hermano, habla de "la politización de ésta", con lo cual muestra su soberbia. No hay revancha alguna ųcomo asienta Salinas en su comunicadoų en contra de su familia ni tampoco el país está en crisis por la sentencia dictada a Raúl, señaló.

Lo que pretende seguir defendiendo son los intereses de su camarilla, que sigue al frente del gobierno. "El juicio contra Raúl no es político, sino penal; por tanto, su situación tiene que apegarse a derecho y no a los señalamientos el ex presidente".