n Poemas tempranos n

 

n Octavio Paz n

Hace un año, el 19 de abril de 1998, el mundo perdió a un creador excepcional. Del premio Nobel de Literatura 1990 se escribirán palabras en posteridad. La suya, su palabra, fluye, el mundo lo deletrea. Con autorización del Fondo de Cultura Económica reproducimos aquí una serie de poemas que habían permanecido inéditos hasta que

vieron la luz en forma de libro: el penúltimo de sus obras completas, que coeditan Círculo de Lectores y el FCE, con el título de Miscelánea I . Primeros escritos. Obras completas. Edición del autor y que fue presentado el viernes (La Jornada, lunes 12 y sábado 17 de abril).

Nocturno (1930)

 

Las estrellas: gotas de rocío

en el paso del firmamento.

La luna: una fuente,

un silencio de aguasclaras.

Tu recuerdo:

la sombra de una estrella.

 

Vocación I (1930)

 

Yo soy un hombre al que le dio el destino

un corazón sencillo y claro;

juega el azar conmigo al aro

y voy rodando por cualquier camino.

 

Yo soy el marinero del asfalto

y el alpinista de las azoteas;

juego con sol y luna allá en lo alto

y muy dentro de mí con dos ideas.

 

Mi numen y mi signo, la veleta:

obedece las órdenes del viento,

en su girar sin fin se queda quieta

y es a un tiempo fijeza y movimiento.

 

Vocación II (1931)

 

Me brindó la mañana una sonrisa

y sorprendí a la aurora

lavando su trenza rojiza

al pie de la cascada y su espuma sonora.

Mientras bailaba el aire con un pino,

bajo la verde luz filtrada entre el ramaje,

me detuve, buscando mi camino.

Comenzó allí mi aprendizaje:

mirar, oír, tocar, esculpir viento

y sembrar un callado pensamiento.

 

La hora (1941)

 

Hora, tiempo vacío

que por mis venas fluye;

hora que crece, inmensa,

no afuera sino adentro.

 

Fluye, callado, el tiempo;

al borde de mí mismo,

sombra de mí, me miro:

Ƒsoy el mismo, soy otro?

 

En silencio me escucho;

escribo, borro, escribo

y al filo de esta pausa

me inventa una palabra.

Poema de la mujer asesinada (1931)

 

I

 

Así con la misma sorpresa

de aquel que se encontró el cadáver

de la muñeca ahorcada

o el charco de sangre que todos creían tinta

unos ojos mudos conocieron un fuerte olor amarillo

y una sensación tan fría tan fría

que la estatua desnuda pidió un abrigo

con un estremecimiento inmóvil

que le fue negado porque había

un pedazo de sombra escondida en las cortinas

Después un revólver humeante

pero si nadie disparó

y el grito terriblemente vestido de negro

de un teléfono horrorizado

 

2

 

No se sabe cómo quedó su imagen

ella misma imagen

fuera del espejo

absolutamente desnuda

diciendo palabras

rojas azules y de todos los colores

que subían hasta el techo y después

blandamente

se recostaban en la colcha

Decía que estaba hecha de todos los deseos

de los habitantes del cuarto

lo que me conturbaba profundamente

Mujer abstracta y fina matemática del sueño

Geométricas ternuras

cómo te veo cuando no te veo

qué juventud tan fresca de mil años la tuya

Imagen de todos los espejos y de ese mar

donde se peinan los ángeles

y se miran las vírgenes

 

3

 

Amaneció

Cómo se asesina el deseo

en su propia satisfacción

Se morían las palabras

entre el espanto de un cuadro

que se cubría el rostro

y la mirada de unos ojos que decía

Reconozco un fuerte olor amarillo

y busco una ventana por donde escaparon

ensangrentados una queja y un grito.