Informe Conacyt 99: el gradualismo

Juan Carlos Miranda Arroyo

En su intervención del 23 de febrero en Los Pinos, Carlos Bazdresch Parada, director general del Conacyt, afirmó que el gasto federal en ciencia y tecnología ascenderá a 20 mil 200 millones de pesos al término de este año. ƑQué significa tal cantidad de recursos? ƑCon base en qué parámetros nacionales e internacionales se puede evaluar el financiamiento de la ciencia? ƑEn qué proporción un esfuerzo financiero de ese tamaño representa una inversión duradera para desarrollar las actividades de investigación en nuestro país?

También en su cuarto Informe de Gobierno, el presidente Zedillo aseveró que "los recursos canalizados al financiamiento de las actividades científicas y tecnológicas siguen incrementándose gradualmente". El mandatario dijo en esa ocasión que el gasto federal ascendió a 16 mil 300 millones de pesos en 1998, cifra superior a la del año anterior en 8.4 por ciento en términos reales. Nada menos, "el Programa de Conocimiento e Innovación (PCI) obtuvo recursos aportados por el gobierno federal, así como el financiamiento del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, los cuales sumaron un total de 500 millones de dólares, mismos que se han distribuido de la siguiente manera: programa de apoyo a la investigación científica y tecnológica, 61 por ciento del total de recursos; programa de fortalecimiento de la vinculación academia-indus- tria, 22 por ciento, y programa para aumentar las capacidades tecnológicas en las empresas, 17 por ciento".

CONACYT Según el informe dado a conocer por Bazdresch, durante los últimos cuatro años el número de estudiantes de doctorado ha crecido 150 por ciento; las becas de posgrado se incrementaron 40 por ciento; los proyectos de investigación se elevaron a un ritmo anual de 4 por ciento; los artículos publicados por científicos mexicanos en revistas científicas internacionales aumentaron 44 por ciento, y el número de integrantes del SNI creció en 863 personas, entre otros aspectos.

Tales cifras no son nuevas. Lo que hace falta dar a conocer son los referentes utilizados para determinar si tales números representan avances o retrocesos en materia de políticas educativas y científicas. Al parecer, las autoridades encargadas de administrar los recursos de la ciencia nacional pretenden convencer a la sociedad sobre las bondades de las políticas oficiales en lo que va de su gestión. Por supuesto, sería irracional que en un informe anual de actividades, en una reunión encabezada por el jefe del Ejecutivo, los más altos funcionarios del Conacyt hablaran sobre las metas incumplidas. Es evidente que no lo van a hacer. Pero, aun cuando es su obligación entregar cuentas claras, es inadmisible que sólo se digan estadísticas en un tono triunfalista, como si todo estuviera marchando correctamente.

Enmedio de esa feria de datos, me pregunto: Ƒpor qué se ha optado por seguir políticas gradualistas para impulsar la investigación científica y tecnológica?, un sector que en otras épocas era considerado, dentro del Plan Nacional de Desarrollo, "estratégico" para el crecimiento y la estabilidad económicos del país.

En cuestión de políticas de financiamiento de la ciencia, los parámetros internacionales aún siguen sin alcanzarse en México, puesto que el financiamiento flota entre 0.4 y 0.5 por ciento del PIB, en términos reales. La referencia internacional (UNESCO y OCDE, entre otros organismos) indica que se debe destinar al menos 1.5 por ciento del PIB a ese rubro. Como es evidente, los recursos financieros destinados a la actividad científica en México son insuficientes, y por ello no es posible aceptar esa especie de "ligeros incrementos", porque en esa misma o mayor proporción se han elevado los costos, tanto de los insumos como de los servicios asociados a las labores de investigación, hecho que parece cancelar las bondades del aumento al presupuesto.

El panorama que nos dibuja la burocracia sobre los avances en ciencia y tecnología debe tomarse con reservas. Es necesario considerar los referentes internacionales y no perder de vista el contexto nacional en que se ubican las políticas aplicadas, pero sobre todo medir con mayor precisión y objetividad los éxitos o fracasos obtenidos en lo que va de la presente gestión.

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