Permítaseme empezar este domingo mi comentario sobre lo que parece ser el fin de una primera discusión abierta a la sociedad sobre la reorganización de la industria eléctrica nacional, comentando la marcha del mercado petrolero, sobre el que en unos días habrá necesidad de concentrarse un poco más, no sólo para analizar las razones de la recuperación de precios, sino para reflexionar sobre su imprescindible vinculación con el desarrollo de nuestra industria eléctrica.
No olvidemos que casi 66 por ciento de la generación en nuestro país depende de los hidrocarburos, y que la tecnología más moderna ųlos ciclos combinados con eficiencias cercanas a 50 por ciento, superiores a 35 por ciento habitualų se nutren de gas natural, por lo que cualquier perspectiva que considere una ampliación de nuestra capacidad de generación con base en esta tecnología ųjustamente para impulsar una disminución de costosų, deberá considerar nuestra situación real respecto al gas natural: reservas, producción, capacidad de transporte, capacidad de distribución y niveles de precio esperados.
Del crudo hay que decir que este viernes el mercado West Texas Intermediate cerró con una cotización de 14.75 dólares por barril. Con ello, el promedio mensual en abril se acerca a 14 dólares; consecuentemente, la mezcla mexicana de exportación tendrá este mismo mes un precio muy próximo a 12.50 dólares, cuatro dólares por encima de enero y febrero, y uno y medio dólares superior a marzo. Así, el promedio esperado para los primeros cuatro meses de este difícil año de 1999 es de 10.25, exactamente un dólar por encima del nivel oficial proyectado. Se trata de una estupenda noticia; de sostenerse, habrá que discutir la posibilidad de una ligera pero significativa ampliación del presupuesto de egresos, al menos para el segundo semestre del año.
Pero hay algo más que celebrar: tres meses de discusión y debate nacionales sobre la reorganización de la industria eléctrica. Por ello, la inminente postergación en el Congreso de la aprobación de la iniciativa presidencial, resulta ser una circunstancia propicia para reforzar ųcon todo el rigor y la seriedad posiblesų la reflexión sobre la naturaleza y las perspectivas de la electricidad en México. Hay diversos asuntos que requieren ser analizados.
De delicadeza extrema, es el de la viabilidad financiera de la industria eléctrica estatal. Resulta obligado que profundicemos en el análisis del monto de los recursos financieros requeridos para cubrir las necesidades de inversión en sistemas de generación, en redes de transmisión y de distribución, en instrumentos de medición, en la expansión eléctrica en áreas rurales y zonas marginadas, aplicación para el control operativo del Sistema Eléctrico Nacional, en sistemas eficientes de comercialización y en todo aquello que permita un abasto seguro, confiable y al menor costo, incluidos los imprescindibles mantenimientos. Pero igualmente obligado es el análisis y la reflexión sobre los diferentes esquemas y mecanismos de financiamiento de esta inversión, siempre pensando que, antes o después, pero en todos los casos, los usuarios deberán soportar con sus pagos este proceso.
Ante esta enorme responsabilidad, resulta imprescindible responder no sólo a la inquietud sobre las tecnologías y formas de organización industrial que permitirán minimizar los costos de producción, transmisión y control, distribución y comercialización del fluido eléctrico, sino también respecto a los mecanismos que garantizarán, en un clima de incertidumbre, la minimización de los costos financieros.
De gran importancia también será pensar sobre nuestros combustibles, ya no sólo en el marco de la búsqueda de una autosuficiencia, sino en el ánimo de que nuestra industria eléctrica cada día consuma mejores y más buenos combustibles y no descuide las fuentes alternas limpias, por más limitada que resulte su participación en el balance global.
La pregunta más severa está en torno al gas natural: Ƒrealmente tenemos gas para una expansión acelerada de planta de generación a base de ciclos combinados? ƑNo resulta necesario repensar esa vieja idea de la diversificación, por más que por las altas eficiencias de las nuevas tecnologías, parece regresivo repensar en la utilización del carbón, por ejemplo? Estos son algunos de los elementos del nuevo contexto en el que, justamente, hay que repensar los subsidios: destinatarios, montos y mecanismos de otorgamiento, conscientes de que no son las empresas eléctricas quienes lo otorgan, sino la sociedad a través del gasto gubernamental. Y también el contexto en el que se deberán revisar las formas de gestión y de trabajo para que organismos y trabajadores superemos, simultánea y solidariamente, no sólo limitaciones, la mayoría de ellas padecidas por los usuarios, sino tremendos vicios que acaban siendo cargas terribles para la sociedad y freno para el desarrollo eléctrico al que aspiramos. Sin duda, entre otras muchas cosas, estos elementos exigen nuestra reflexión serena.