La huelga en la Universidad Nacional Autónoma de México es inminente. Los líderes estudiantiles la dan como un hecho, aunque esta semana tuvieron que cambiar de táctica, luego de que las movilizaciones se desinflaron (en la marcha del 8 de abril sólo participaron 4 mil estudiantes).
Otros factores marcan las acciones del movimiento estudiantil contra las cuotas y en favor de la ``educación pública gratuita'': la inexperiencia de los actuales líderes estudiantiles, la existencia de cuatro corrientes, la inexistencia de un mando único, y las derrotas sufridas por el movimiento en años recientes (la huelga de los Colegios de Ciencias y Humanidades en 1995 y los paros por las limitaciones al pase reglamentado en 1997).
Coinciden los líderes de las corrientes: una huelga sin consenso, sin preparación y con una dirección política fragmentada está destinada al fracaso.
``En 1995 fracasamos porque nos faltó consensar la huelga entre toda la comunidad universitaria y prepararla. No hubo una dirección política ni se involucró a todos'', resume Rodrigo Figueroa, líder del Consejo Estudiantil Universitario, una de las cuatro corrientes que conducen el movimiento.
Figueroa tiene en mente el fracaso de aquel año, porque ahora también hay una ``falta de dirección política debido al enfrentamiento entre corrientes''. Sin embargo, ataja: ``La gran diferencia es que hoy está involucrada la masa estudiantil, incluso participan los institutos y posgrados''.
La masa. ¿Y los líderes?
Mario Benítez, del Bloque Universitario de Izquierda (BUI), considera positiva la ausencia de dirigentes reconocidos: ``Fueron sustituidos por la asamblea'', dice.
Higinio Muñoz, del Comité Estudiantil Metropolitano (CEM), acepta que carecen de liderazgos fuertes: ``En 1986 se pudo crear un frente único, como el CEU, que tuvo una representación legítima y no fue cuestionado; pero además, había un paquete de reformas, no sólo era un problema de cuotas''.
Por esa razón, afirma, ``hoy nos ha costado mucho organizar el movimiento. Tenemos distintas formas de concebirlo, pero todos estamos en contra de la reforma silenciosa y de las cuotas''.
Bolívar Huerta, de la Red de Estudiantes Universitarios (Red), apunta los riesgos: ``Los líderes del 86 pudieron establecer acuerdos políticos. Su táctica y estrategia fue la misma mientras que hoy tenemos recelos, resentimientos y golpes bajos''.
Con todo y las diferencias, confían los dirigentes,habrá huelga en la UNAM.
``Negamos la existencia de líderes, porque es el momento en que todos nos asumamos como tales'', gritaba en el auditorio Che Guevara Yanet Bizarro, representante de la ENEP Acatlán. Los más de 3 mil asistentes le dieron un prolongado aplauso. Corría la primera hora de una ríspida sesión de la Asamblea Estudiantil Universitaria, el pasado martes.
Yanet remató: ``Nos negamos a aceptar el autoritarismo de Rectoría, pero también el de las corrientes. Defendemos nuestro derecho de trabajar de manera independiente''. Mientras, entre los asistentes se paseaban algunos líderes de las aludidas corrientes. Se reunían en pequeños grupos y acordaban el sentido de la votación que impulsarían.
Los líderes se habían ubicado estratégicamente para orientar la discusión de la consulta sobre el Reglamento General de Pagos e impulsar el cambio de táctica: de una huelga general para el 20 de abril a una escalonada (es decir, que vaya sumando escuelas en diferentes fechas). El tema de la representatividad de cada escuela -y los votos de cada una- volvía también a la agenda estudiantil.
Los dirigentes del BUI y del CEM habían sido los más previsores: convencieron a los representantes de bachillerato de votar en bloque. Así, Higinio Muñoz, líder del CEM, quedó como presidente de debates y además ganaron dos espacios más. Los dos restantes fueron para el CEU y ninguno para la Red.
El movimiento iniciado el 11 de febrero, luego de que el rector Francisco Barnés de Castro anunció modificaciones al Reglamento General de Pagos, ha tenido varios tropiezos. Arrancó con una marcha de 15 mil estudiantes, siguió otra de 35 mil y, para sorpresa de los mismos estudiantes, se tropezó con una de apenas cuatro mil jóvenes.
La deslucida marcha del Parque de los Venados a Rectoría, el 8 de abril, y la escasa asistencia de estudiantes al diálogo realizado los días 9 y 10 hicieron reconsiderar el estallamiento de una huelga general para el 20 de abril.
Las cuatro corrientes cabildearon y concluyeron que la propuesta inicial hecha por el CEM, de realizar una huelga escalonada y que perdió por un voto en la asamblea del 7 de abril, era la mejor. Aunque las fechas sugeridas inicialmente por el comité fueron modificadas.
Tentativamente, la huelga estallaría en los bachilleratos (preparatorias y CCH), las facultades de Filosofía, Economía, Ciencias, Ciencias Políticas, y las escuelas nacionales de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán, Aragón e Ixtacala, el martes 20, y en el resto de las instancias universitarias -incluso los institutos y centros de extención universitaria- en los subsecuentes seis días.
Bloque Universitario de Izquierda
Se le considera el ala ``ultraizquierdista'' del movimiento.
El BUI privilegia los paros y la huelga como medidas para lograr sus objetivos, y dice no a un diálogo con el rector, a menos que sea público.
Conformado principalmente por miembros del Partido Obrero Socialista y la corriente Lucha por el Socialismo, el bloque tomó forma en 1996, cuando intentaron echar abajo la propuesta de que el Ceneval aplicara los exámenes de licenciatura.
Sus líderes actuales tienen una larga participación en la política estudiantil universitaria -algunos desde 1986-, y entre ellos se cuentan Guadalupe La Pita Carrasco -quien rechaza ser líder-; Leticia Contreras -estudiante de Ciencias-, Mario Benítez -maestro de Economía-, Cruz Retama, y Armando Gómez Martínez, del CCH Vallejo, integrante también del Colectivo -escisión del CEU de 1986- y del CLETA.
Sus principales dirigentes, consideran algunos estudiantes, son maestros que formaron la corriente de Lucha, como Javier Fernández y Santiago López de Medrano, este último investigador del Instituto de Matemáticas.
``Su forma de hacer política es un poco alejada de la realidad, tienen ideas de los setenta y una concepción cuadrada'', dicen de ellos dirigentes del CEU.
La influencia del BUI radica principalmente en los CCH Vallejo y Oriente, las facultades de Ciencias Políticas, Economía, Filosofía, y la Escuela de Trabajo Social.
Comité
Estudiantil Metropolitano
Radicales en un principio y hoy considerados moderados por el CEU y el BUI, los miembros del CEM se niegan a entablar un diálogo con el rector si no es público.
Integrantes del CEM han mantenido fuerte cercanía con organizaciones como el Frente Amplio para la Construcción del Movimiento de Liberación Nacional (FAC-MLN) y el Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN).
Sus líderes, Higinio Muñoz y Marjorie González, aclaran que, como agrupación, no tienen vínculos con dichas organizaciones.
Aceptan haber coincidido con el hoy diputado federal Benito Mirón y Carlota Botey en 1994, durante la Convención Nacional Democrática, y en 1995 cuando se efectuó la consulta zapatista.
Otros miembros del CEM mantienen relación con ``el diputado lechero'' Miguel Bortolini. Es el caso de Joel Simbrano, quien trabaja a su lado en la Asamblea Legislativa.
La fuerza del CEM está en las facultades de Ciencias Políticas, Psicología, Filosofía y Letras, la Preparatoria 5, la FES Zaragoza y el CCH Azcapotzalco.
Rodrigo Figueroa, líder del CEU, reconoce que el CEM ha mantenido una posición intermedia: ``Han trabajado desde abajo, pero creo que no han explotado todo su potencial. Son una fuerza importante, reflexiva, abierta a la discusión que dejó atrás la poca convocatoria que tuvo en 1995''.
Red de
Estudiantes Universitarios
Cuentan con miembros en el Consejo Universitario, lo cual les da fuerza frente a las otras corrientes, aunque sus adversarios dicen que no tienen capacidad organizativa.
Sus líderes: Bolívar Huerta, alumno de Ciencias; José Luis Cruz, consejero universitario de la Facultad de Ingeniería, y Mario Sánchez, de Medicina.
Algunos de sus dirigentes tienen vínculos con el FZLN, el PRD y el PDS.
``Hay de todo, pero no recibimos línea de nadie ni es una organización estudiantil enquistada en la universidad, como otros, sino una organización nueva'', dice Bolívar Huerta.
Un punto a su favor es haber logrado que las facultades de Ingeniería, Medicina, Química y Veterinaria participaran en el paro del 24 de marzo.
Tienen presencia en Arquitectura, la Preparatoria 1 y la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia.
En alianza con el CEU espera obtener 110 de los alrededor de 200 votos de la asamblea.
Esa mancuerna ha merecido la condena de otros líderes: ``Quieren convertir el movimiento en una cuestión de fuerzas políticas; eso en lugar de ayudar, fragmenta'', dice Higinio Muñoz, del CEM.
Consejo
Estudiantil Universitario
Viven -según las demás organizaciones- con el estigma de los líderes ``históricos'' del 87, como Carlos Imaz, Imanol Ordorika y José Antonio Santos. Son señalados como los hermanos de la segunda generación del CEU, donde participaron Inti Muñoz y Fernando Belauzarán. Los nuevos ceuístas tratan de sacudirse de las etiquetas y afirman que a 13 años de distancia ``hay diferencias''.
Rodrigo Figueroa, quien reconoce al CEU sólo como otra corriente, comenta: ``Somos ruptura y continuidad. Nosotros somos una generación donde el zapatismo tuvo mucho que ver''.
Los dirigentes del CEU mantienen buenas relaciones con los ex ceuístas, pero rechazan ser un apéndice de ellos, que los manipulen o que reciban dinero de quienes hoy están en el Gobierno del DF.
En la formación de líderes del CEU -que se asumen como cardenistas, no como perredistas- tienen que ver, en estos momentos, algunos ex ceuístas que acuden a impartir talleres sobre tácticas de organización y movilizaciones.
Tiene fuerte influencia en los CCH Sur, Naucalpan y Oriente; las preparatorias 1, 2, 6, 7, 8 y 9; la ENEP Aragón, la Escuela Nacional de Música, y las facultades de Ciencias Políticas, Filosofía y Letras, Arquitectura y Medicina.
El CEU dicen sí a la huelga, pero ``consensada y organizada. Antes se deben agotar todos los recursos''.
Deber Universitario:
análisis y crítica
Son la contraparte del movimiento.
La cabeza visible del grupo es Miguel Ramos Salazar, consejero universitario de Derecho y único que votó en favor del incremento a las cuotas.
Los demás grupos dicen que son una creación de Rectoría, especie que rechaza Ramos Salazar: ``Somos un movimiento auténtico que surgió luego de la asamblea en que se decidió realizar el primer paro. Ahí se nos cerraron los espacios y se nos tachó de porros. La rechifla fue interminable. A partir de esa fecha, 9 de marzo, decidimos constituirnos como grupo''.
Ramos considera que la huelga será un fracaso y sólo ve una coincidencia con el movimiento de los ochenta: ``Que se realiza en año prelectoral''.
Deber Universitario lo forma principalmente consejeros técnicos y organismos oficiales, como la Sociedad de Alumnos y las Asociaciones de Alumnos Universitarios.
Su fuerza radica en las facultades de Derecho, Medicina, Ingeniería, Psicología, Arquitectura, Contaduría, y la Escuela Nacional Preparatoria.
Mao Saénz, consejero técnico de Derecho, dijo que existen otros grupos, como Fraternidad, Apocalipsis, Atico y Génesis, que actúan en esa facultad y están en contra de la huelga, pero aclaró que no necesariamente forman parte de Deber Universitario.