n Para ellos, el tema indígena representa actualmente un ''botín político''


El problema de Chiapas es meramente social: obispos

José Antonio Román n El conflicto en Chiapas se ha politizado y el tema indígena se ha convertido en un ''botín político'', cuando en realidad son problemas ''meramente sociales'', donde la pobreza y la marginación están muy presentes, afirmó el presidente de la Comisión de Pastoral Indígena del Episcopado Mexicano, Héctor González Martínez, quien llamó a que se concrete el desarme en aquella entidad.

Sin embargo, junto con el obispo de Tuxtla Gutiérrez, Felipe Aguirre Franco, reconocieron que el tema ''indudablemente'' estará presente en la sucesión presidencial del año próximo en los partidos, candidatos y plataformas electorales.

Durante la penúltima conferencia de prensa de la 66 Asamblea Plenaria del Episcopado Mexicano, la cual concluyó ayer en Lago de Guadalupe, ambos prelados reconocieron que el conflicto chiapaneco será un reto que deberá enfrentar el próximo gobierno. ''Será un ingrediente que deberán tomar en cuenta no sólo los candidatos, sino también la ciudadanía al ofrecer su voto y la forma como cada uno de los aspirantes presidenciales pretenderá solucionar el peligro latente en Chiapas'', dijo Aguirre Franco.

En esta conferencia, la Iglesia católica entró a la polémica sobre Chiapas iniciada entre el secretario de Gobernación, Francisco Labastida, y Manuel Camacho.

Aguirre Franco reconoció que en todas las instancias se cometieron ''torpezas y errores. Nosotros no somos árbitros de las torpezas. Pero cómo no va a haberlas si somos humanos, creo que las cometimos todos. En un principio, a la Iglesia nos tocó y nos ofrecimos, nosotros los obispos de Chiapas, para evitar derramamientos de sangre, pero tampoco podemos decir ahora quién y por qué se equivocó''.

Por su parte, González Martínez ųarzobispo de Oaxacaų señaló que si las partes se están acusando, a la Iglesia no le corresponde ser juez, sino invitar al respeto porque muchas de esas manifestaciones acusan una animosidad peligrosa en el ambiente que puede enrarecer aún más la convivencia.

Los prelados coincidieron en que las respuestas a las demandas sociales no se logran por el camino de las armas, y dejaron en claro que como Iglesia no les corresponde solucionar el conflicto, pero sí insistir en el diálogo y la negociación.