La Jornada jueves 15 de abril de 1999

Astillero Ť Julio Hernández López

¿Recuerda usted a una persona llamada Diego Fernández de Cevallos, que era tenido años atrás por sus compañeros panistas y por otros ciudadanos afines al blanquiazul como campeón de la democracia, hombre probo, luchador por las mejores causas del país?

¿Recuerda usted con cuánta enjundia y grandilocuencia se defendía el citado Diego de las acusaciones de que era un concertacesionador acostumbrado a negociar con el gobierno priísta en lo oscurito?

Pues sépase que según el señor León Korrodi, que es el coordinador de finanzas y relaciones con empresarios de la campaña de Vicente Fox por la Presidencia, el citado Fernández de Cevallos es una persona sin autoridad moral para andar haciendo críticas políticas, pues ha sido simple y sencillamente una pieza del sistema político priísta.

El señor Korrodi respondió así a las exigencias hechas días atrás por el ex candidato presidencial queretano de que se hagan transparentes el origen y el destino de los recursos económicos manejados por los llamados Amigos de Fox: ``¿Quién es Diego? Si hay alguien a quien se le ha relacionado con el gobierno, con el sistema, ése es Diego'', dijo don León según la nota de Alicia Arias publicada en El Correo de Hoy.

El hombre de los dineros foxianos de campaña (¿acaso el secretario de Hacienda en un hipotético gabinete de Vicente?) anunció que aun cuando no hay una obligación específica al respecto, dentro de 15 días se dará a conocer un estado financiero de la precampaña, pero advirtió que exigirán a la directiva nacional panista que aclare si la exigencia de Fernández de Cevallos en el sentido de hacer transparentes las cuentas foxistas fue hecha a nombre del PAN ``o del sistema''.

Como hay versiones en el sentido de que El Jefe Diego podría presentarse como precandidato para enfrentarse con el gobernador guanajuatense por la postulación presidencial, el hombre fuerte del equipo promotor de Fox vaticinó: ``Si Diego regresa para competir con Fox sería el suicidio de Diego. No puede competir. Tampoco el senador priísta Ignacio Vázquez Torres tiene autoridad moral para cuestionar la precampaña de Vicente''.

Lo que pasa, dijo el importante recaudador de fondos, es que el pedir transparencia en los recursos de los famosos amigos foxianos ``se debe al sistema y al gobierno, porque son una bola de envidiosos que quieren detener a Fox''.

Don Vicente, por su parte, emitió ayer su declaración del día. Cuando algún reportero le comentó que comenzaba a evadirse declarativamente como lo hacen los priístas al hablar, atajó tales suposiciones al precisar que podrá hablar como carretonero, ``pero como priísta, ¡ni madres!É''

¡Salinas vive, la lucha sigue!

El traslado de Raúl Salinas de Gortari de una cárcel de alta seguridad a otra de graduación mediana ha sido entendido inevitablemente como un signo más del reposicionamiento político de su hermano Carlos y como una medida de distensionamiento necesario ante la peligrosa polarización que están viviendo las clases política y tecnocrática en la pugna por el poder presidencial del 2000.

Pero, siendo ominosos los presagios que se desprenden de estos acomodos políticos, resulta aún peor el mensaje que se envía a los peligrosos intereses que están detrás de cada uno de los huéspedes de Almoloya que se han quedado allí, enclaustrados, viendo cómo las negociaciones políticas, las presiones, los chantajes, han sido capaces de que se derrumbe el muro de la cárcel máxima, de la seguridad extrema.

Sí se puede, deben estar pensando quienes a falta de un hermano cómodo siguen en el infierno de metal y cemento de Almoloya. Y ese estribillo de combate puede tener la fuerza de una bomba atómica.

Incertidumbre, riesgos, fracturas

En el terreno estrictamente político, el atemperamiento de las formas específicas como se castigaba a Raúl Salinas aparece más que como un gesto humanitario, o una aséptica decisión jurídica, como un hecho político que demuestra la fuerza que todavía mantiene el salinismo y, además, los niveles de riesgo a los que podrían llevar los enfrentamientos entre personajes políticos de primerísimo nivel en el aparato de poder sustentado en el priísmo.

Enfrentados los priístas distinguidos unos con otros de manera grave, peligrosa, el jefe del sistema político mexicano no parece tener el oficio suficiente para ejercer el poder a plenitud. Si Raúl había sido su rehén político frente al salinismo, hoy puede estar seguro ese jefe del sistema que ha comenzado la cuenta regresiva en la que Carlos busca el desagravio, la venganza.

La reunión Salinas-Cárdenas

La figura de Cuauhtémoc Cárdenas ha recibido en los meses recientes una cuota de desgaste que ha hecho bajar el porcentaje de apoyo con el que aparece en la mayoría de las encuestas de opinión respetables y que, además, ha instalado entre sus seguidores el virus de la confusión y la desconfianza.

El último incidente del jefe del gobierno capitalino ha sido la revelación de que en el 88, semanas después de las elecciones del 6 de julio, se reunió con su adversario histórico, Carlos Salinas de Gortari, por mediación de Manuel Camacho Solís y en la casa de Manuel Aguilera.

Cárdenas le ha quitado dramatismo al asunto y lo ha ubicado como un asunto menor, derivado del cumplimiento o incumplimiento de un compromiso hecho entre los participantes en ese episodio para guardar silencio sobre la reunión y lo conversado.

Ya que otros han roto el pacto de mutismo, Cárdenas ha considerado natural revelar que es cierta la acusación que le había hecho de varias maneras Porfirio Muñoz Ledo y que ahora, aceptada, habrá de mellar el filo del antisalinismo recalcitrante que a los ojos de muchos ha sido uno de los méritos políticos principales del michoacano.

Astillas: Los diputados veracruzanos de oposición (PAN, PRD, PVEM) dejaron ayer hablando solos a sus colegas priístas en Jalapa, en protesta por la actitud de mayoriteo que los del tricolor asumen a la hora de votar iniciativas enviadas por el gobernador Miguel Alemán. Son varios los signos de intolerancia, de abuso, que se están dando en la política de aquella entidad desde que la gobierna un personaje que al mismo tiempo piensa en ser presidente de la RepúblicaÉ En Tuxtla Gutiérrez, los partidos de oposición anunciaron la conformación de una alianza para presentar un candidato único a la gubernatura de Chiapas en el 2000. Un aspirante natural es el senador priísta Pablo Salazar MendiguchíaÉ En Coahuila ha quedado como candidato perredista a gobernador Ricardo Mejía Berdeja, quien había sido en el PRI diputado local, líder estatal cenopista y dirigente nacional de una organización juvenil. Mejía está abierto a la posibilidad de una alianza entre PRD y PAN para enfrentar con más éxito al priísta Enrique Martínez y Martínez, pero las circunstancias hacen ver difícil tal planteamiento unitarioÉ

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