n El ex comisionado reta al titular de Gobernación a un debate en televisión


Torpezas de Camacho permitieron el crecimiento del EZLN: Labastida

n Pregunta el líder del PCD si el plan es movilizar a los duros y utilizar ''instrumentos no legales''

David Aponte n El ex comisionado para la paz en Chiapas, Manuel Camacho Solís, cometió las ''torpezas políticas'' que permitieron el crecimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en lugar de ''calmarlo''; además, ha mostrado ''deslealtad'' a las instituciones del país, afirmó ayer el secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa.

Entrevistado en Palacio Nacional tras la presentación del programa Año 2000: del siglo XX al tercer milenio, el responsable de la política interior descalificó las declaraciones de Camacho sobre los hechos ocurridos la semana pasada en la cabecera municipal de San Andrés Larráinzar.

Camacho Solís opinó el lunes en Chiapas que la entrada de la policía a San Andrés Larráinzar fue un golpe a ''lo que fue el símbolo del diálogo'' entre el gobierno federal y el EZLN.

Estos hechos, agregó el también ex regente y ex canciller, demuestran una ''enorme torpeza política'' y que ''no hay una conducción firme, prudente ni sensible de los asuntos políticos, ni en Chiapas ni en el Distrito Federal''.

Labastida Ochoa respondió que las declaraciones del ex comisionado para la paz son congruentes con su pensamiento, actitud, filiación, afectos y con una posición política permanente.

--Señala él que es una torpeza política --le comentaron los periodistas.

--No, torpezas políticas fueron las que cometió Manuel Camacho Solís cuando en lugar de calmar el movimiento (del EZLN) lo hizo crecer. Torpeza política fue la conducción que él realizó permanentemente. Torpeza política y además deslealtad a las instituciones son las que (él) cometió --reviró Labastida.

Una pugna de cinco años

La disputa entre el gobierno federal y Camacho Solís data de mayo de 1994, cuando el entonces candidato del PRI a la Presidencia, Ernesto Zedillo, descalificó la labor del comisionado para la paz en Chiapas.

El 16 de junio de 1994 Camacho Solís renunció a su cargo y declaró que ''la censura'' de Zedillo atentaba contra la negociación política entre el gobierno federal y el EZLN.

Zedillo contestó: ''El licenciado Camacho tomó la mejor decisión para él y para el país''. En varias estaciones de radio dijo que no era válido que el ex comisionado atribuyera su renuncia a las declaraciones del entonces aspirante del PRI a la Presidencia de la República.

''Los mexicanos viven la desilusión. Se les dijo que las negociaciones tenían éxito y ahora la verdad es que fracasaron'', aseveró en ese entonces.

Al comenzar esta semana Camacho y Labastida reavivaron la disputa y las acusaciones mutuas relacionadas con el conflicto en Chiapas.

Sobre la proliferación de grupos paramilitares en Chiapas, el secretario de Gobernación dijo que los hechos denunciados deben corroborarse. ''Paradójicamente'', agregó, hay quejas de los zapatistas armados, de que hay otros grupos con armas.

''Lo cierto es que la presencia de un grupo armado provoca que otros grupos se armen. Lo que tenemos que buscar por todos los caminos es que en Chiapas no haya armas, no haya violencia, no haya guerra, no haya agresión, sino por el contrario, que haya paz, que haya diálogo y que haya concordia'', expresó.

El titular de Gobernación agregó que las denuncias por la existencia de grupos armados en Chiapas están en manos de la Procuraduría General de la República.

El lunes en San Cristóbal de las Casas, ante estudiantes de la Universidad de Chiapas, el ex comisionado para la paz y actual dirigente del PCD aseguró que la incursión policiaco-militar en San Andrés Larráinzar fue un signo de ''enorme torpeza política'' y señaló que no es posible hablar de un estado de derecho cuando se violan garantías individuales. Ayer, de inmediato, Labastida Ochoa respondió que quien ha cometido las ''torpezas políticas'' es el propio Camacho Solís.

Dos visiones sobre Chiapas

En una carta a los medios de información, Camacho retó ayer a Labastida a un debate por televisión (en su momento hizo lo mismo con Emilio Chuayffet Chemor); así, argumenta, el secretario podría demostrar ''que tiene la estatura que se necesita'' para, eventualmente, llegar a la Presidencia. A continuación se transcribe la misiva de Camacho:

La política está tan degradada en nuestro país que en vez de discutir ideas y fijar propósitos, ante cualquier definición política se reacciona contra la persona.

Eso es lo que acaba de hacer el secretario de Gobernación. El día de ayer les hablé a los estudiantes de derecho, en San Cristóbal de las Casas, sobre el tema de la democracia y la paz. La respuesta del gobierno es una descalificación a mi persona. Dicen que no di resultados y que no fui institucional.

Contesto de manera muy sencilla: para dar solución al conflicto en Chiapas, el secretario de Gobernación no ha cumplido con nada de lo que prometió cuando tomó posesión después de la matanza de Acteal. Tampoco ha dado resultados en su otra gran responsabilidad, que es mejorar la seguridad pública en el país.

Más que una respuesta a mi persona, él les está hablando a los duros del régimen; a quienes, con su declaración, ya empezó de nuevo a movilizar en mi contra. Pero, sobre todo, le habla al Presidente de la República para decirle que él se la va a jugar a fondo con sus determinaciones en Chiapas y en contra de los opositores políticos de su gobierno. El, más que discutir una política, únicamente está buscando una candidatura, y eso es algo muy delicado en términos de una responsabilidad con el Estado.

En el fondo, lo que hay es una diferencia sobre dos políticas distintas para hacer la paz en Chiapas.

La política del gobierno consiste en desgastar al movimiento rebelde, en engañar a la opinión pública y en desconocer --una y otra vez-- sus ofertas y sus compromisos públicos. Es la política de un gobierno que apuesta a la sobrevivencia de un orden político caduco y que no tiene recursos para hacer otra cosa más que mantener un statu quo que, precisamente, es el que ha llevado a que los ciudadanos dejen de creer por completo en las instituciones.

La otra política, la que yo comparto con una parte importante de la opinión pública del país, consiste en crear las condiciones que eviten una dinámica de guerra como la que ha ocurrido en otros países y que la sustituya con una mecánica de diálogo, de reconocimiento de los problemas y de acuerdos políticos que permitan avanzar en la democracia. La democracia es libertad, es forma pacífica de solución de los conflictos y es cumplimiento de los compromisos.

Cuando se tienen dos concepciones tan diferentes de la política, es lógico que él tenga un concepto de lealtad distinto al que yo tengo. Para él, la lealtad es dejar operar a los duros, cerrar los ojos ante las violaciones de derechos humanos, no concluir --a más de un año de distancia-- la investigación sobre el crimen de Acteal y seguir perpetuando una situación de acoso y de miseria que debería avergonzar al gobierno mexicano.

Para muchos otros, con los que yo coincido, la lealtad es pensar en los intereses del Estado y en el futuro de la nación. Es defender el estado de derecho, que significa, primero que nada, respeto a las garantías de los ciudadanos, separación de poderes y rendición de cuentas. Es aprender a escuchar y a dialogar. Es comprometerse verdaderamente con la libertad. Es apostar a que más se gana generando confianza que pensando que se puede engañar indefinidamente.

Por eso no vamos a estar de acuerdo. Pero ellos, el Presidente y su secretario de Gobernación, están en un aprieto. Aunque tienen el dominio interno del país y el control de una parte muy importante de los espacios informativos, no han logrado dar resultados y no han convencido; tampoco tienen de su lado a una parte significativa de la opinión pública internacional.

Como si fuera una especie de trampa del destino, ante las críticas que vienen del exterior, a las cuales el gobierno es más sensible que a los reclamos internos, no tienen otro argumento más que el de demostrar que, desde el principio del conflicto, ha habido una sola política de Estado a favor de la paz, y que en México, a diferencia de otros países del mundo, el conflicto guerrillero se pudo frenar en 12 días y se pudo llegar en unas cuantas semanas a una mesa de diálogo.

En consecuencia, hago un llamado al secretario de Gobernación para levantar el nivel de la política y en este caso, del debate sobre el tema del conflicto en Chiapas.

Señor secretario de Gobernación: si usted cree en la política que instrumenta, Ƒpor qué no acepta participar en un debate, en un programa abierto de televisión, en donde usted y yo presentemos dos visiones distintas sobre cómo construir la paz en Chiapas?

No encuentro razón alguna para que, en nuestro país, no puedan darse diálogos de altura, sin adjetivos ni descalificaciones personales y que, por sí mismos, contribuirían a la distensión política y a generar un ambiente que facilite encontrar las soluciones y a establecer los consensos.

Si usted convence a la opinión pública, demostrará que tiene la estatura que se necesita para ser un posible jefe de gobierno. Pero si usted no está dispuesto a dar la cara y sólo quiere ganar puntos a través del uso de los instrumentos no legales con los que cuenta la Secretaría de Gobernación para combatir a los opositores políticos, usted demostrará que su compromiso verdadero no es con la paz, ni con la ley, ni con las instituciones de la República, sino con la defensa de unos intereses y unas complicidades que impiden que en México pueda haber una verdadera reconciliación nacional.