n Muestra en el Museo del Palacio de Bellas Artes
Cartier no sólo es centelleo, sino elegancia y destreza: Nussbaum
n ''Emocional'', la museografía mexicana, dice el director del acervo
Merry Mac Masters n ƑPuede existir la paz en un mundo sin belleza? A modo de respuesta a su pregunta, Eric Nussbaum, director de la colección Arte de Cartier, afirmó que en la medida que esa casa joyera no cuente con su propio museo ''llevaremos adelante dicho mensaje compartiendo con los demás la alegría de admirar lo que simples artesanos han llevado al nivel del arte, gracias a su amor por la perfección y la belleza... Cartier no sólo significa riqueza, poder y centelleo, sino también elegancia pura y destreza perfecta".
En los últimos diez años selecciones de Arte de Cartier, de mil 500 piezas, se han presentado en recintos como el Petit Palais, de París, hasta el Ermitage de San Petersburgo, el Museo Metropolitano de Arte, de Nueva York, y el Museo Británico, de Londres. En conferencia de prensa Nussbaum se refirió a la museografía mexicana como ''emocional". Las salas Nacional y Diego Rivera han sido transformadas para albergar la serie de vitrinas/estuches que guardan los collares, pulseras, tiaras, relojes misteriosos, cigarreras, portarretratos, sombrillas, bolsas, nécesssaires, prendedores y maletines portables para coche.
''En la luz de su tiempo''
La adquisición que en 1973 hizo el presidente de la empresa, de uno de los relojes misteriosos, fue una de las primeras semillas de la futura de la colección. Una década después se publicó un libro ampliamente ilustrado que situó a Cartier ''en la luz de su tiempo", constituyendo un nuevo incentivo para que el consejo de directores viera la necesidad de que ''gradualmente debiéramos reunir las obras más significativas del pasado a fin de mostrar la evolución de la casa y muchas veces revolución del estilo y la técnica. Aquí Nussbaum recordó que Cartier no sólo es una joyería, aunque a principios de siglo se hizo famoso en las cortes reales e imperiales europeas, mediante sus obras maestras para ornamentar la cabeza sino que siempre ha prestado igual atención a los relojes.
Para Nussbaum la unicidad de la colección consiste en que cada obra tiene su propia historia la cual fue investigada antes de que el objeto regresara a Cartier. ''Es posible ųdijoų rastrear cada pieza en nuestros archivos mediante libretas de apuntes, dibujos originales, libros de peticiones, fotografías, libros de contabilidad, así como correspondencia con los clientes. Cerca de cinco mil documentos acompañan la colección. Con las descripciones y las fotografías también podemos ver una creación si ha sido alterada. Todas las piezas coleccionadas, no obstante, se encuentran en su estado original".
El arte de Cartier. Resplandor del tiempo abre con un aderezo (collar, aretes, broche, peineta), de 1860, en oro amarillo, amatistas y carey, y cierra con el collar de cocodrilos, de 1975, en oro amarillo, esmeraldas, rubíes y diamantes, que fue propiedad de María Félix y apenas adquirido ''el año pasado". El par de reptiles no se exhibe en forma de collar sino como piezas individuales mostrando cómo muchas joyas se desarman para portarse de diferentes maneras. La colección, indicó, no está ''totalmente cerrada". En cuanto a la parte económica, señaló que algunos objetos fueron adquiridos en subastas por un ''costo razonable" y otros se negociaron ''duramente".
(Mañana una muestra de 270 joyas, 97 dibujos y 26 yesos, que abarca 115 años de producción, será abierta a las 20 horas en el Museo del Palacio de Bellas Artes.)